Lado B
El síndrome del Absolutismo en México
Recientemente terminé de ver la serie "Los Tudor (The Tudors)", el relato de la vida y las circunstancia de Enrique VIII, rey de Inglaterra de 1509 a 1547. Historias que se caracterizan por violencia, mentiras, corrupción, egoísmos... la plenitud de un todopoderoso monarca que ensimismado en sus desgracias y con el objetivo de satisfacer sus placeres e intereses mandó a matar a sus más fieles seguidores.
Por Lado B @ladobemx
16 de enero, 2012
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Héctor Rodrigo Ortiz*

@HectorRodrigo

Recientemente terminé de ver la serie «Los Tudor (The Tudors)», el relato de la vida y las circunstancia de Enrique VIII, rey de Inglaterra de 1509 a 1547. Historias que se caracterizan por violencia, mentiras, corrupción, egoísmos… la plenitud de un todopoderoso monarca que ensimismado en sus desgracias y con el objetivo de satisfacer sus placeres e intereses mandó a matar a sus más fieles seguidores. Pero no asustan ni su prepotencia ni su soberbia, no escandalizan sus 6 matrimonios, ni atemoriza la cacería de brujas para matar a cualquier enemigo o sospechoso de serlo (con tremendas torturas de por medio)… Lo realmente oscuro fue la utilización del designio divino para consentir todos sus deseos, y que encima la gente así lo creía.

Imagen: http://lanaveva.files.wordpress.com

Pero no culpemos al pueblo ciego de aquella época sino al de la nuestra, que al atestiguar los actos de corrupción tan grandes como los de la corona, despojos a quienes no tengan recursos para defenderse, injusticias con aquellos que no son cuates, utilización de la fuerza pública para difundir temor entre quienes intenten dar señales de oposición o de simple desacuerdo… Consentimos por temor o por complicidad.

Tenemos 32 monarcas que hacen lo que quieren, gastan (no invierten) alrededor del 80% del dinero público en vanalidades y burocracia (apenas entre el 4 y el 7 por ciento del gasto público es dirigido a infraestructura), piden créditos (nos endeudan a todos), luego nos cobran con impuestos sus deudas, ellos se enriquecen (porque además hacen negocios con todo el gasto del mismo gobierno y piden comisiones a quienes hagan negocios con ellos), mandan a hacerse castillos (sí, sus casas), bautizan con su nombre a las calles y a las escuelas (no se distinguen por la humildad), no piden permiso para nada de lo anterior (porque el dedo de dios los puso donde están), financian a sus amigos para hacer crecer su poder (campañas) y postergar su periodo de influencia en las decisiones… por los siglos de los siglos, amén. Asumen que por destino obtuvieron poder y que por lo mismo todos debemos rendir cuentas ante ellos.

Esperen, pero ¿que no la rendición de cuentas es de quien gobierna a los que lo eligieron? Ok no… Me adelanté de época… Continuamos en el Absolutismo. Ahora entiendo por qué jueces, diputados, dirigentes de partidos de «oposición», prensa, empresarios (en ninguno de los casos todos, pero sí muchos de los que tienen decisiones importantes en sus manos) se asumen como parte del sistema de favores a un elegido o elegida.

Tenemos uno en cada Estado de este país, México… Los mexicanos, por síndrome o por comodidad, no aprendemos del pasado.

* Ciudadano poblano por nacimiento, crecimiento y convicción. Mi profesión es la vinculación.

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