Lado B
Violencia escolar y violencia en la escuela.
 
Por Lado B @ladobemx
16 de noviembre, 2011
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Martín López Calva

@M_Lopezcalva

Para Max, por su valor

La violencia no es sólo un determinado tipo de acto, sino también una determinada potencialidad. No se refiere sólo a una forma de hacer, sino también de no hacer” Isabel Valadez

 

“Toda educación produce la sociedad que la produce” afirmo en mi libro “Educación Humanista” y resulta indudable en los tiempos que corren que la sociedad violenta en que nos ha tocado vivir está produciendo una educación en la que la violencia está llegando también a las aulas y al patio de recreo.

En efecto, escuchamos cada vez más en las conversaciones, cursos, reuniones y foros educativos hablar de bullying o acoso escolar y de violencia en las escuelas. Encontramos también un creciente número de investigaciones –como la que formula la idea que sirve de epígrafe a este texto- , estudios teóricos e iniciativas de organización que buscan sumar esfuerzos para entender este fenómeno. Un ejemplo de estos esfuerzos para hacer sinergia en torno al tema es la “Red latinoamericana de convivencia escolar”.

El Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE) incorporó recientemente un área temática titulada “Disciplina, violencia y convivencia escolar” para dar cuenta de las investigaciones que se realizan en este campo que se ha convertido casi en una moda.

Si bien el abuso entre pares en la escuela y la agresión verbal y física siempre han existido en el entorno escolar, estos elementos tenían ciertos límites y estaban de alguna manera bajo control en el pasado, además de que entonces no existía una conciencia explícita ni estudios en Psicología o Sociología sobre el impacto de la violencia escolar sobre la vida futura de los educandos y la organización social en general.

Sin embargo, además de la violencia escolar, resulta hoy urgente hablar también de lo que aquí llamaré la “violencia en la escuela”, que es el impacto para el desarrollo de los educandos de la violencia que se vive en nuestro país a nivel macro social que está llegando cada vez más cerca de los contextos cotidianos de niños y adolescentes en edad escolar.

¿Cuántos niños de preescolar, primaria, secundaria o bachillerato han perdido en estos últimos años a algún familiar o amigo cercano en esta ola de violencia que se vive en México? ¿Cuál es el impacto que esta experiencia vivida a veces de manera muy cercana y directa está teniendo en el desarrollo de estas futuras generaciones de ciudadanos? ¿Será posible revertir el proceso de degradación social imperante si no se atiende adecuada y profesionalmente a estos niños y adolescentes que están educándose en un contexto de miedo, muerte y crueldad?

Dicen algunos autores que uno se vuelve adulto cuando adquiere la conciencia de ser mortal, cuando comprende la realidad de la muerte. Si esto es cierto, existen en nuestro país miles, tal vez millones de niños que están teniendo un crecimiento prematuro, que están adquiriendo esta conciencia de la muerte, este carácter de adultos en edades muy tempranas sin vivir su niñez adecuadamente.

El principal error que podemos cometer los educadores es tratar de hacer como si no pasara nada. Es cierto que exponer a los niños a conversaciones o imágenes explícitas de violencia puede generarles marcas emocionales que obstaculicen su adecuado crecimiento, pero también es cierto que los niños están ya expuestos por la televisión y por experiencias directas de compañeros, familiares o amigos a estas realidades violentas y que no trabajar con ellos estas experiencias puede traerles mayores problemas para su desarrollo.

¿Cómo hacer entender a los niños que existen estas realidades deshumanizantes tratando de facilitarles la comprensión y el manejo adecuado de estos eventos no solamente a nivel racional sino sobre todo, afectivo? ¿Cómo generar el desarrollo de una inteligencia emocional sana desde esta realidad de violencia y miedo?

El diálogo abierto y adecuado a su nivel, la generación de un clima de confianza y seguridad en el aula, la invitación y apertura de espacios para la expresión de sus emociones, la promoción de actividades que les ayuden a canalizar la agresividad y el temor de forma creativa y constructiva, la instrumentación de actividades que promuevan el respeto, la tolerancia, la comprensión humana y desarrollen una adecuada conciencia moral, capaz de aprobar lo humanizante y condenar desde la convicción profunda lo deshumanizante son elementos indispensables en una sociedad que está enferma de violencia y está produciendo una educación también enferma.

Solamente atendiendo con inteligencia pedagógica la violencia escolar y la violencia en la escuela, podremos regenerar desde la educación, la sociedad violenta que hoy está generando a nuestra educación.

Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala y académico numerario en la Universidad Iberoamericana Puebla. Ha hecho dos estancias postdoctorales por invitación del Lonergan Institute de Boston College (1997-1998 y 2006-2007) y publicado diecisiete libros, cuarenta artículos y seis capítulos de libros. Actualmente es coordinador del doctorado interinstitucional en Educación en la UIA Puebla. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (nivel 1), de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores (REDUVAL), de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación (ALFE) y de la International Network of Philosophers of Education (INPE). Trabaja en las líneas de Filosofía humanista y Educación, Ética profesional y Pensamiento complejo y Educación. Ha trabajado como formador de docentes en diversos programas y universidades desde 1993.

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