Héctor Rodrigo

@HectorRodrigo

Hace unos días un amigo se me acercó para pedir mi opinión (qué halago que mi palabra pueda ser importante para que otro pueda tomar o no una decisión)… No revelaré nombres ni mucho menos, para no violar su confianza pero les comparto parte de la conversación:

Anónimo – Tú sabes que no tengo partido, y que tengo amigos en muchos lados. Y al parecer eso es importante ahora para los partidos polìticos. Me invitan a ser candidato a diputado federal.

Yo – ¿Tú quieres ser diputado?

Anónimo – Pues se necesita que haya gente capaz, con talento y honestidad para que las cosas se hagan bien.

Yo – Reconozco tu gran capacidad, sin duda aportarías mucho en cualquier gobierno. Y tienes una carrera intachable, claro que México merece que los mejores estén ahí representando al pueblo y tomando las decisiones.

Anónimo – Tú, ¿cómo verías si acepto?

Yo – ¿Para qué quieres ser Diputado?

Anónimo – Para que las cosas se hagan mejor, tú sabes que hay cada personaje en los congresos que dan pena.

Yo -Totalmente de acuerdo, hay muchos que hacen vernos como un país de ridículos. Pero yo creo que con o sin talento el problema de los legisladores es que en lugar de representar a quienes lo votaron, solo levantan la mano por lo que les dice su partido. ¿Estás dispuesto a hacer la diferencia?, ¿consultarías tu voto en las decisiones más importantes para el país con gente experta de tu distrito y de tu Estado?

Anónimo – Eso es muy difícil. Ya sabes que ahí las cosas son muy complicadas.

Yo – Entonces ¿no tendrías clara tu postura frente a las grandes decisiones que urgen al país, como la reforma laboral, energética, etc.?

Anónimo – Pues creo que puedo aportar mucha experiencia y conocimientos para hacer buenas leyes.

Yo – Pero si tu partido quiere que votes en contra de tu conocimiento, experiencia y de la voluntad de los que te votaron, ¿cómo votarías?, ¿votarías libre o como te indique tu partido? Quizás aunque sea anularlo antes que pasar sobre tus principios, ¿o no?

Anónimo – ¿Si está difícil verdad?

Yo – Si no estás dispuesto a hacer la diferencia entonces, ¿estás dispuesto a perder tu buena reputación frente a tus amigos, conocidos y votantes? Porque pasarías de ser el buen profesionista y buena persona a ser un diputado más de una cámara dividida en grupitos, que votan según los intereses de unos cuantos.

Anónimo – ¿Entonces no te late que le entre?

Yo – Confío en que serías un buen diputado, pero creo que tienes que pensar en qué prefieres. Creo que si no se tiene libertad de pensamiento, si lo que quieren es ganar una elección con perfiles ciudadanos para después converirlos en alfiles levantamanos entonces no vale la pena.

Anónimo – Gracias por decirme lo que piensas.

Yo – Gracias por tomarme en cuenta y confiar en mí para contarme. Cuéntame luego qué decide tu conciencia.