Cada año, el 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer.

Esta conmemoración tiene su origen en no olvidar el 25 de noviembre de 1960, en que las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, luchadoras sociales, fueron asesinadas por la dictadura de Leónides Trujillo en República Dominicana.

La violencia descargada por el dictador en contra de las hermanas Mirabal fue brutal. Fueron destrozadas a palos por los matones de la dictadura. Lamentablemente, la violencia no cede. En el mundo, la violencia hacia las mujeres tiene muchas formas.

La violencia del Estado, que ha dejado cientos de miles de mujeres desaparecidas, torturadas y asesinadas en diferentes partes del mundo por su participación política.

La ablación (mutilación de los genitales femeninos), para dejar de sentir placer y ser “valiosa ante la sociedad”, todavía se práctica en países como Egipto, Sudán, Somalia, Senegal, Mali, entre otros.

Las golpizas, asesinatos y la tortura psicológica, a la que diariamente son sometidas millones de mujeres en el mundo.

Las cifras son alarmantes y  no ha sido suficiente la valiosísima intervención de las organizaciones no gubernamentales, defensoras de los derechos humanos. Es necesario también un compromiso sólido, permanente y leyes de parte de los órganos de gobierno que castiguen seriamente a los agresores, para que las mujeres puedan vivir plenamente en un mundo sin maltrato.

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Y pasó lo que preveíamos, la Ley de Ingresos aprobada este jueves por el Congreso del Estado sigue en la misma línea: ahí quedaron los candados que obstaculizan a los ciudadanos acceder a la información del gasto público.

¿Cuándo el Congreso escuchará a los ciudadanos?