Hablar de asesinatos de mujeres pareciera ser sinónimo de hablar de feminicidios. Pero no necesariamente lo es. Un feminicidio como concepto es el resultado final de la violencia de género, y no todos los homicidios de féminas tienen ese componente. Pero lo más fácil, por lo visto, es meter todos los casos en una misma bolsa antes de establecer patrones que permitan diferenciar uno de otro y llevar las investigaciones al terreno que correspondan.

Mientras la sociedad y las autoridades terminan de aceptar que existe esa clase de asesinatos, no olvidemos que Puebla es de las entidades que aún no tiene una legislación al respecto; y de entender que no hay tábula rasa, el estado ya registra en lo que va del año 58 asesinatos, cifra récord cuyo conocimiento no aporta  elementos para entender qué está pasando en el estado.

Y como no todos son números decidimos revisar qué ha pasado y en qué estado se encuentran las investigaciones sobre uno de estos casos, sólo para encontrarnos con que el asesinato de Thalía, la chica universitaria que con su muerte capturó los titulares de los diarios hace casi cuatro meses, hoy parece ser asunto olvidado por las autoridades.

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Otro tema que aún dará para rato es la iniciativa de reforma al Código de Defensa Social presentada por el gobernador Rafael Moreno Valle que, pese al maquillaje retórico, mantiene la criminalización de las mujeres que decidan interrumpir su embarazo. Y si bien se reconoce al avance en cuanto a la desaparición de causales misóginas (como el asunto de la «fama» de la mujer acusada), sigue siendo una propuesta que no reconoce los derechos de las mujeres sobre sus cuerpos.

Mención especial merece la crítica de Juan Carlos Lastiri hacia el documento: por favor, recuérdenle al dirigente estatal del PRI qué partido aprobó la «Ley Bailleres» o «Ley de la Familia» en la anterior Legislatura.

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Que tengan una excelente semana.