Lado B
Calle de encuentros y desencuentros: testigo de la Revolución
La 6 ote/pte huele lo mismo a historia, que a recuerdos de ciudad
Por Lado B @ladobemx
17 de noviembre, 2011
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Foto: Joel Merino.

Flor Coca

@florecitacoca

Entre más escudriño en la historia de esta calle, larga y rica en anécdotas y sucedidos, salen más y más.

El exmercado de La Victoria, era un mundo colorido, lleno de encanto. Por ejemplo, junto a las cemitas –que por cierto no eran más de que de aguacate con queso, pápalo, cebolla y pata de res en vinagre, no como las venden ahora- estaban los evangelistas, unos cuatro escribanos que lo mismo te llenaban papeles legales en sus máquinas de escribir, que redactaban cartas de amor para quien se encontraba lejos.

Allí, me cuenta Germán Sánchez Daza, investigador universitario “ya convertida la seis poniente en la zona de frutas del mercado La Victoria, al amanecer llegaban los camiones y una que otra carreta con la fruta fresca proveniente de los alrededores: Veracruz, Tlaxcala, etc.; algunos de los fruteros acostumbraban comprar la cosecha completa a los campesinos, levantándola y transportándola ellos mismos, así, en la madrugada salían los camiones desde lugares lejanos y llegaban con sus cargadores a la seis poniente, día a día. Entre estos figuraba mi padre, en ese entonces niño-cargador”.

Foto: Joel Merino.

Ubicado en la 6 poniente, entre 5 y 7 norte, en la Calle de la Puerta Falsa del Convento y Hospital de Belén, de acuerdo con la antigua nomenclatura, estuvo uno de los cines más populares de la ciudad, El Constantino, fundado en la década de los años 30 y llamado también afectuosamente “El Costalito”, y que tenía fama de que ratas y cucarachas acompañaban al público en las funciones triples de películas mexicanas.

Construido inicialmente como el teatro de la Universidad Católica que se encontraba en la 4 poniente y terminaba en la 6, este teatro fue fundado por el último obispo de Puebla y después primer arzobispo, Ramón Ibarra y González. Su nombre, Constantino, era en honor del emperador que otorgó estatus legal al cristianismo en el Imperio romano.

Al “Costalito”, iba el pueblo y si la película se interrumpía por alguna falla no faltaban los gritos y las mentadas de madre para el cácaro. Las funciones costaban 45, 30 y 15 centavos, de acuerdo al lugar que ocuparan los asistentes. Donde estuvo la Universidad Católica, hoy es un museo del ejército.

En calle de Los Gallos, 3 Norte 300, estuvo el cuarto palenque que hubo en la ciudad. Después cerró el palenque y estuvo ahí un teatro llamado de los gallos.

En esa misma calle, sobre la 6, había un portón en el que desde las seis de la mañana, los crudos se la podían curar con un rico mole de panza y un té de hojas con su chorrito de alcohol, al que le canta con singular alegría Chava Flores.

Foto: Joel Merino.

Y Germán, recuerda: “Pues resulta que unos días antes del 18 de noviembre (según parece un par de días antes) por esa 6 Oriente atravesó una delegación de revolucionarios tlaxcaltecas que pasó por la propaganda y las armas a la mencionada casa del Portillo de Santa Clara. Después de hablar con los hermanos Serdán, se retiraron con el material recogido a las faldas de La Malinche, a esperar el día 20, mismo que, como sabemos, llegó sin pasar por el 19, violando así los números ordinales”.

Calles con historia, como muchas de las antiguas arterias de nuestra colonial ciudad.

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Autor Lado B
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