Lado B
Alejandro Saldívar: reflejando una verdad sin protagonismo
Debemos transmitir imágenes éticas que no sólo denuncien, sino que inviten a la reflexión: Rodolfo Pérez
Por Lado B @ladobemx
08 de noviembre, 2011
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  •  Debemos transmitir a los ciudadanos imágenes éticas que no sólo denuncien, sino que inviten a la reflexión: Rodolfo Pérez

Foto: Rodolfo Pérez.

Rodolfo Pérez*

Me basta con leer una noticia difundida en julio de 2010 sobre la agresión de soldados israelíes contra periodistas en territorio palestino, el cual se encontraba ocupado por Cisjordania: “en general, esto no incluye golpear con un palo la cara de un fotógrafo claramente identificado que está trabajando para una empresa de noticias conocida, acreditada, o lanzar una granada de estruendo contra la cabeza de un fotógrafo claramente identificado, o detener a cámaras, fotógrafos y periodistas», ironiza el comunicado de la asociación de prensa extranjera (FPA).

Entonces, el trabajo de un reportero gráfico, de un fotoperiodista no se mide por el estilo que imprime en sus tomas, no se mide por la importancia del tema que retrata, ni por el sentido artístico o emocional que quiere reflejar y transmitir al lector; quizá puede medirse por el grado de dificultad que este tiene sin importar la sencillez o complejidad del tema.

Foto: Rodolfo Pérez.

 Alejandro Saldívar incursiona en los terrenos del conflicto territorial entre palestinos e israelies, donde no basta con acreditarse como periodista y realizar los trámites y permisos correspondientes, no basta con elegir un tema de interés periodístico y trasladarse al sitio donde sucede. Es claro que Alejandro sabe  los riesgos que esta tarea tiene y aunque el conflicto en Cisjordania ya no es noticia, poco conocemos de él, sobre todo de la condición humana diaria de su habitantes; ante ello, Alejandro ha decidido correr el riesgo, mejor dicho, todos lo riesgos que ahí se pueden tener. Uno, el principal, el de su seguridad física, porque sin duda nadie tiene garantizada la vida en un zona donde la muerte es el pan de cada día y puede presentarse ahí, justo donde estás parado. Otro riesgo -éste profesional- es quizá no penetrar en las entrañas del conflicto y ser víctima, como a muchos fotografos les sucede, es el ser utilizados por los mandos en conflicto para reflejar únicamente lo que a ellos les interesa.

Para un reportero gráfico es difícil vencer la tentación del reconocimiento, ya que en la cobertura de nuestra agenda diaria deseamos realizar imágenes pretensiosas que impacten a los lectores así, poco a poco, olvidamos la razón original de nuestro trabajo, pronto sucumbimos a la tentación y pocos logran su objetivo.

Muchos fotógrafos cuando iniciamos en el fotoperiodismo, uno de los sueños que casi todos tenemos es ser «corresponsal de guerra» y ser enviado al campo de batalla para retratar escenas que superen la fantasía que nos muestran en las películas bélicas, y estar en el escenario adecuado para captar una imagen oportuna para lograr el reconocimiento; pero conforme pasa el tiempo nos damos cuenta  que no es así.

Foto: Rodolfo Pérez/ Reproducción.

Más tarde comprendemos que no existen esos audaces fotogràfos que entran por su cuenta en una zona bélica para retratar lo que les venga en gana y que su presencia no incomoda o es desapercibida. Esto no ocurre así, un corresponsal de guerra tiene que acreditarse ante una de las partes en conflicto, tiene que seguir y obedecer el protocolo que los gobiernos y sus fuerzas militares les imponen. Entonces, las fotografías que regularmente nos ofrecen no son producto de un trabajo o de una incursión espontánea y libre, es lógico que ningún país en guerra permitiría a los corresponsales movilizarse con entera libertad, estos son dirigidos con absoluto control, son guiados sólo a sitios donde el escenario de quienes les permiten la entrada está ya construido.

Me es difícil imaginar que un fotógrafo pueda ir mas allá de donde le autorizan para realizar un reportaje que muestre el otro lado de la trinchera, incluso fuera del campo de batalla, donde los ciudadanos son víctimas de la violación de sus derechos humanos.

Foto: Rodolfo Pérez/ Reproducción.

***

Las fotografías en zonas de guerra tienen ya, por si mismas, un papel documental, su valor histórico no es discutible, pero cuando se trata de un trabajo individual en áreas de conflicto, donde el ingenio del fotografo se impone a las circunstancias, tiene -a mi juicio- un valor mas elevado que el de las mayoría de los fotógrafos de guerra, pues estos no exponen su vida, el escenario ya lo tienen puesto y realizan la cobertura bajo las circunstancias impuestas.

Foto: Rodolfo Pérez/ Reproducción.

En cambio, quienes deciden ir más allá tienen la posibilidad de ofrecernos imágenes – asi sean de vida cotidiana- con un rostro menos maquillado, por lo que sin duda nos transmiten un escenario real, cuando en éste se refleja la injusticia y padecmientos de la guerra. Es entonces cuando la sensibilidad del reportero encontrará el duelo de un familia, la carencia de víveres, el despojo de sus pertenencias, el deterioro de su salud,  escenas que merecen que el mundo las  conozca.

El trabajo de Alejandro es respetable porque nos recuerda el contraste de la condicion humana en las zonas de conflicto, donde se ha levantado una enorme muralla, no sólo  de ignominia, sino un muro que divide ideales, la enorme distancia que hay entre pobres y ricos, entre humildes y poderosos, entre gobiernos y sus pueblos, entre propios hermanos.

La obra de Alejandro es también respetable porque en ella podemos recordar uno de los propósitos originales que es informar con apego a la verdad, permanecer comprometidos con ella, que el valor de un trabajo fotográfico se mide por la importancia o sencillez de su contenido, por la humildad con la que las imágenes son tratadas.

Foto: Rodolfo Pérez/ Reproducción.

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Una cámara fotográfica siempre es motivo de preocupacion para quienes trafican con la vida humana, para quienes viven al margen de la ley, para quienes lucran con el poder, y desde el poder mismo ejercen su autoritarismo y optan por callar y controlar a los medios de comunicación.

Pareciera que estos escenarios están muy lejos de nuestro ámbito local, pero no es así, el patrón de conducta es el mismo, quienes ejercen el poder no permiten ya la libre expresión y cobertura. Aquí también se pueden ver situaciones de injusticia y, de alguna manera, pretenden montarnos escenarios a conveniencia… así que es preciso distinguir la diferencia entre realidad y apariencias. Tenemos entonces la tarea de ir más allá, de sensibilizarnos para transmitir a los ciudadanos imágenes éticas que no sólo denuncien, sino que inviten a la reflexión.

Foto: Rodolfo Pérez/ Reproducción.

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Veo en el trabajo fotográfico de Alejandro Saldívar «Palestina: Historias del Asedio», una intención de reflejar la verdad, su verdad, sin ese ánimo que mueve a muchos de sus colegas, que es el del protagonismo. Alejandro no aparece en sus imagenes, es decir, no busca tomas rebuscadas, por el contrario, se separa de ellas, y así nos permite ver de manera directa lo que ocurre en ellas. En lo particular, comentaría… te sugiero no perder la frescura de esa mirada…

Foto: Rodolfo Pérez/ Reproducción.

*Fotógrafo-periodista en la inauguración de la exposición de Alejandro  Saldivar «Palestina: Historias del Asedio» que se presenta en la Universidad Iberoamericana campus Puebla.

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