Lado B
Radikal
 
Por Lado B @ladobemx
20 de octubre, 2011
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Mayeli Sánchez

Tal vez es porque aprendemos a hablar así, sólo porque quien nos cuida nos lo enseña, y nos es tan natural como tomar agua o como comer, que muchas veces olvidamos la fuerza y verdad de la palabra.

Los medios de comunicación, por el contrario, se han vuelto tan fuertes que pueden lograr re significar la imagen-palabra; por ejemplo durante la década de los 60’s ser “rebelde” era una acción política, mientras que hace no mucho para México y Argentina “rebelde” era asociado a una famosa telenovela. Lo cierto es que el lenguaje siempre está cambiando, pero la diferencia entre imaginar como rebelde a un personaje de telenovela o imaginar como rebelde a un joven que marcha en las calles de París o en Tlatelolco seguro nos lleva a acciones distintas.

Así, la palabra radical se usa como ofensa a una persona que consideramos extremista, incluso si buscas en el periódico te darás cuenta que todo el tiempo los gobiernos hablan de los grupos terroristas como grupos “radicales”. Pero si consultas el diccionario de la Real Academia Española (www.rae.es) verás que las primeras definiciones son: perteneciente o relativo a la raíz, fundamental, de raíz.

Los humanos radicales son aquellos que se enfocan en las cosas profundas, en donde nace todo, en aquello que nos da sustento y nos permite crecer. Bajo esta definición ¿quién es radical?, ¿cómo un humano llega a ser radical?

Probablemente hay muchas respuestas a mis preguntas pero, al fin y al cabo científica, pienso en dos hombres cuyo profundo amor al conocimiento, a la honestidad, los llevó a ser radicales.

La historia lo cuenta

¿Podría un hombre de iglesia llegar a ser radical? Giordano Bruno fue un fraile dominicano, filósofo, matemático y astrónomo. Dentro de las teorías que desarrolló se encontraba la infinitud del universo, que el sol era una estrella, e incluso llegó a postular la existencia de otras formas inteligentes de vida. Al igual que otros hombres que se atrevieron a expresar su pensamiento fue condenado a muerte por la Inquisición, al escuchar la condena que lo enviaba a la hoguera dijo: “Tembláis más vosotros al anunciar esta sentencia que yo al recibirla».

Más de 300 años después de su muerte en su nombre se libró una batalla más. En 1909 un movimiento socialista encabezado por Ferdinando Cianciulli propuso que se pusiera una escultura en su honor “ahí en donde el fuego ardía”, considerando la defensa de la libertad de pensamiento. En 1912 el monumento fue inaugurado, la epígrafe que le acompaña dice “…Rivelatore impavido delle verità nuove, ferocemente immolato dal pregiudizio insano di tristi tempi, l’età per lui rinnovellata pone vendicatrice e consacra” (en una traducción libre -porque no sé italiano- podría ser: “Sin miedo de revelar nuevas verdades, brutalmente asesinado por los prejuicios locos en tiempos tristes, la época se renueva para él, lo venga y lo consagra”).

Ser radical en tiempos modernos

Por fortuna no todos los científicos radicales acabaron en el cadalso. Algunos plantearon teorías muy avanzadas para su tiempo y fueron ignorados, como el triste caso de Ludwig Boltzmann, quien posiblemente decidiera suicidarse debido al rechazo de su trabajo.

Pero hay casos como el del biólogo evolucionista Stephen Jay Gould en el que a pesar de las vicisitudes lograron ser escuchados.

A la muerte de Gould, ocurrida el 20 de mayo de 2002, dos de sus colegas que gozan de un profundo reconocimiento en el área, Richard C. Lewontin y Richard Levins escribieron: “…tanto en su vida política como en la intelectual Gould fue extraordinario. En primer lugar fue un biólogo evolucionista e historiador de la ciencia cuyo trabajo intelectual impactó nuestros puntos de vista sobre los procesos evolutivos. Segundo, él fue por mucho un gran expositor de la ciencia que se esforzó por escribir para un público no especializado. En tercer lugar fue consistente en su activismo político, dando soporte al socialismo y oponiéndose a todas las formas de opresión y colonialismo…”1.

Gould, hijo de una época que alejaba al científico de la sociedad, fue capaz de luchar por la socialización del conocimiento. Gould, norteamericano de origen, crecido en la guerra fría, fue capaz de expresar su visión política del mundo y declararse marxista. Gould, como biólogo evolucionista tuvo la fuerza de proponer hipótesis que se salían de lo establecido.

En uno de sus últimos escritos, después de ayudar en las brigadas civiles después del 11 de septiembre, escribió sobre su profunda confianza en que los hombres podríamos vencer en estos tiempos de guerra: “venceremos ahora porque la humanidad ordinaria posee una ventaja triunfante en millones de buenas personas sobre cada psicópata malvado. Pero sólo prevalecerá si podemos movilizar esta bondad latente en una vigilancia y acción permanente”2.

¿Y por qué dos hombres y no dos mujeres?

Hoy pocas historias conocidas de mujeres en la ciencia, comúnmente recurrimos a Marie Skłodowska–Curie, que sin duda fue una mujer radical, pero no es ni por mucho la única científica mujer radical, hay otras historias que son generalmente guardadas en silencio y hace falta descubrirlas, conocerlas y reivindicarlas.

Estudia y lucha siempre a partes por igual,

piensa fríamente cuando tengas que actuar

seremos ingobernables…

Tu inteligencia es el arma más valiosa

tú energía contra el estado de las cosas

seremos ingobernables…

Ingobernables, Sin Dios.

1Lewontin, R. C. y Levins, R. 2002. What does it mean be a radical. Monthlyr Review 54(06)
2Gould, S. J. 2004 Acabo de llegar. Crítica.
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