Cuando se pudra el cielo, cuando silben las balas,
sabrás que dejo todo si tú me dices ven,
porque sigues contando conmigo por las malas,
por más que descarrile mi penúltimo tren.
JS.
Para mi hermano, Arturo.
¿Les ha pasado que van a un concierto y saben que tiene que ser muy bueno, y tienen miedo de que no lo sea? A mí me pasó ayer.
Fui a ver a Joaquín Sabina, su penúltimo tren.
Pensar a Sabina es enfrentarse con la posibilidad del fracaso. Lo sabemos. Por eso nos gusta. Él no vende la idea del artista cool, es un tipo que también la ha hecho de idiota y, además, nunca le ha importado -ni le ha temido a- que lo sepamos.
Sabina lo mismo es galán que patético, mil veces abandonado y mil veces bendito. Lo único cierto, la única constante, es que ama a las mujeres, a todas.
Sin embargo falló en fallarme. Gracias. Fue un concierto que recorrió todas las facetas del “genio de Úbeda”: el melancólico, el cabrón, el agradecido, el pirata cojo, el enamorado, al que se le ha roto el corazón.
Era incluso conmovedor aprovechar los destellos de luz y mirar a los lados: a la izquierda dos señoras en sus sesentas, una no dejaba de aplaudir, a veces lo hacía incluso sin ritmo; a la derecha una pareja de cuarentones que no cantaban; abajo un señor con su hija de veintialgo que se sabían todas, arriba otra pareja quizás pegándole a los 30 (el chico con sombrero que nunca se quitó). Ahí estábamos todos: sonriendo por lo que sentimos y recordamos al cantar a Sabina, teniendo eso en común.
El Joaco consiguió hacernos sentir especiales, se reía y nos recitaba, bailaba tango y flamenco, nos hizo bromas, cantó a José Alfredo, recordó a Chabela Vargas, se ganó sus «te amo» y los clásicos «hazme un hijo».
Fue una noche que detuvo nuestras ocupaciones un par de horas para dejar de ser quienes somos, convertirnos sólo en espectadores y aceptar la invitación que Sabina nos hizo desde los primeros acordes:
Que no arranquen los coches,
que se detengan todas las factorías,
que la ciudad se llene de largas noches
y calles frías…
Las que cantó
Virgen de la Amargura
Ganas de
Esta noche contigo
Medias Negras
Aves de Paso
Peor para el sol
Boulevar de los Sueños Rotos
La noche de mi mal, de José Alfredo
Llueve sobre mojado
Conductores suicidas
Yo quiero ser una chica Almodóvar
Y sin embargo te quiero
Peces de ciudad
La Magdalena
Todavía una canción de amor
19 y 500 noches
Tan joven y tan viejo
El pirata cojo
La rubia platino
Nos dieron las 10
Princesa
Contigo
Pastillas para no soñar