Lado B
Los verdaderos colores de Courbet
 
Por Lado B @ladobemx
24 de octubre, 2011
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Samantha Páez

Portrait de l'artiste à Sainte-Pélagie, de Gustave Courbet

Ornans, una villa apacible a las orillas del río Danubio, cobija uno de los más importantes museos de la región francesa de Comté, el museo dedicado al pintor realista Gustave Courbet, quien naciera en ese lugar el 10 de junio de 1819.

El museo comenzó a mostrar la obra del autor desde 1976, cuando la fundación Los Amigos de Courbet reunió parte de su trabajo en el hotel Hébert. Sin embargo en 2003 el Consejo General del Danubio decidió crear un sitio cultural dedicado a Coubert.

El recinto volvió a abrir sus puertas en julio de este año mostrando no sólo la obra de Gustave Courbet sino todo el contexto político e histórico que influyó al artista.

Una de las primeras cosas que se mencionan en el Museo de Courbet es la aberración que tenían los lugañeros de Ornans hacia Gustave Courbet, a quien consideraban un libertino carente de cualquier moral, y que pesa aún en estas fechas.

Otra cuestión importantísima que se destaca durante la visita es que con base a investigaciones recientes, sobre todo del Instituto Coubert, se ha podido determinar que la sombra y los colores que hoy se pueden percibir en las pinturas del autor no son los originales.

La gente del museo afirma que a Coubert le gustaban los colores brillantes y fuertes, pero no sabía que los materiales orgánicos con los que trabaja se oscurecían con el paso del tiempo. Es por eso que de manera digital ellos muestran los tonos reales de algunos cuadros que forman parte de la colección, como el Autoretrato que realizó estando en la prisión de Sainte-Pélagi, cuya versión real estaría llena de tonalidades naranjas, amarillas y rojas.

Asimismo, se exhiben melancólicos trabajos que Gustave Coubert realizó desde Suiza, tras huir de Francia al no poder pagar una multa impuesta por el gobierno al responsabilizarlo de la destrucción de una columna dedicada a Napoleón Bonaparte. Un ejemplo de ello es Atardecer en lago, donde el sol se oculta en Francia mientras se le ve desde Suiza a unos cuantos kilometros de la frontera.

También se expone una carta donde el pintor explica al ministro del Interior de la época sobre lo injusto de su condena, seis meses en la cárcel y la multa de 300 mil francos a pagarse en 30 años, puesto que él no había participado en la demolición de la columna Vendôme.

En conclusión el Museo Coubert abarca la vida y obra del artista de forma integral, desde sus inicios en la Escuela de Artes de Besancon, su introducción a los círculos intelectuales de París gracias a Charles Baudelaire hasta la revaloración de su trabajo años después de su muerte.

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