Roberto Alonso*

El reciente fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) con el que revoca el reglamento de radio y televisión aprobado por el Instituto Federal Electoral (IFE) en junio pasado, es una muestra de la sumisión de este organismo al poder fáctico que representa la cúpula mediática, particularmente, las televisoras.

A cuatro años de la aprobación de la reforma electoral, las televisoras no cesan de atacar los efectos que trajo consigo la prohibición de compra de publicidad en los medios electrónicos durante tiempos electorales, así como la correspondiente ocupación gratuita de los tiempos del Estado para la difusión de los mensajes promocionales de los partidos políticos, esto es, el nuevo modelo de comunicación política basado en la equidad y en la garantía de principios como el derecho de réplica.

Esto, y no otra cosa, es lo que molesta a los concesionarios de la radio y la televisión, y lo que los llevó a impugnar el reglamento validado por el IFE toda vez que la incapacidad de cumplimiento argumentada cae por su propio peso.

De acuerdo con el reglamento modificado por el instituto, el plazo para la transmisión de los spots recibidos en período electoral disminuye de diez a cuatro días. Sin embargo, al presentar cientos recursos de inconformidad en contra de esta reducción y argumentar la imposibilidad técnica de concesionarios y permisionarios para acatar dicho reglamento, la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT) olvidó que en 2006, este esquema de operación fue posible. La diferencia, en todo caso, fue que en las pasadas elecciones presidenciales los spots fueron pagados.

Según lo ilustra el especialista en medios Raúl Trejo, el 7 de abril de 2006 el Partido de la Revolución Democrática (PRD) difundió un spot  en el que la escritora Elena Poniatowska  defendía al entonces candidato  Andrés Manuel López Obrador, quien había sido acusado por el Partido Acción Nacional (PAN) de tener nexos con el presidente de Venezuela. Apenas 48 horas después, el PAN podía constatar en la pantalla la producción con la que los logros de López Obrador en voz de Poniatowska eran contrastados con escenas de antiguos colaboradores del ex jefe de gobierno del Distrito Federal en supuestos actos de corrupción.

La inviabilidad técnica, por tanto, es injustificada; y la posibilidad de poner en riesgo la elección presidencial de 2012, como también arguyeron los directivos de la CIRT, resulta abusiva, por decir lo menos.

El reglamento revocado por el TEPJF, por otra parte, define con claridad la naturaleza de las radios comunitarias, les otorga un reconocimiento histórico  y les atribuye un tratamiento específico en función de la restricción que tienen de obtener ingresos por transmisiones de asuntos comerciales y la desventaja en la que se encuentran para cumplir con la normatividad electoral. A decir de la CIRT, no obstante, este tipo de radiodifusión es inexistente legalmente, por lo que reconocerlas en el reglamento en cuestión sería incorrecto.

La “escandalosa muestra de sumisión al poder de la radio y la televisión”, como describe la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (AMEDI) este episodio, debe ser enmendada por  el IFE. Atendiendo la vergonzosa resolución del TEPJF, que carece de argumentos sólidos e invoca ordenamientos ajenos, y escuchando a la CIRT, el instituto cuenta con la autoridad suficiente para emitir las políticas que juzgue convenientes sin que, siquiera de lejos, ponga en riesgo el proceso electoral presidencial. Como es costumbre, miente la CIRT al decir que el IFE pretende pasar por encima del TEPJF y mina abiertamente a las instituciones que dice respetar.

*@rialonso es secretario del Capítulo Puebla de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (AMEDI). Comunicólogo de formación, maestrante en Políticas Públicas y apasionado del derecho de la información y del periodismo. Participa en el Nodo de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Rendición de Cuentas de Actívate por Puebla y es miembro del consejo consultivo del observatorio de transparencia Con los Ojos Abiertos.

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