Fabiola Mancilla

En días pasados, el Secretario de Marina, Francisco Saynez, hizo fuertes declaraciones sobre el papel de las y los defensores y/o activistas de los Derechos Humanos. Las palabras textuales del Sr. Saynez fueron: «Los grupos delictivos tratan de manchar el prestigio y el buen nombre de las instituciones utilizando grupos ciudadanos que, mediante engaños, pretenden que caigan en el juego perverso de los criminales, ya que al utilizar la bandera de los derechos humanos, intenta dañar la imagen de las instituciones” . Con lo anterior, y teniendo un mes y medio de haber dado inicio la campaña “Yo Me Declaro” por parte de las Naciones Unidas, varias Organizaciones No Gubernamentales (ONG) se pronunciaron en contra e incluso anunciaron su retirada de las mesas de negociaciones con los representantes de la Subsecretaría de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación. Esto hace pensar sobre una situación clara y real en Puebla, si se permea la percepción nacional con la estatal en cuestión de las y los DDH.

Amnistía Internacional considera que las declaraciones públicas de autoridades de alto nivel tendientes a desacreditar las labores de quienes defienden los derechos humanos, dañan estos esfuerzos e incrementan el riesgo y la situación de vulnerabilidad de los DDHH. Las autoridades federales deben formular un amplio reconocimiento al valor y la legitimidad de quienes defienden los derechos humanos en México con la intención de restablecer la confianza necesaria para que el diálogo entre la Secretaría de Gobernación y las organizaciones civiles de derechos humanos pueda continuar con el objeto de concretar un mecanismo permanente de protección de defensores y defensoras de los derechos humanos.

Cabe resaltar que a lo largo de los años se han documentado agresiones contra los defensoras y defensores de Derechos Humanos en México. Tal es el caso de Lydia Cacho, P. Alejandro Solalinde, Raúl Hernández, entre otros. Los cuales han luchado arduamente por salvaguardar los derechos de los individuos en situación de vulnerabilidad, incluso sobre su propia integridad física. Además de resultar ofensivo a su trabajo, el desprestigio constante, que ahora se hace más explicito con las palabras emitidas por el Sr. Saynez.

Es por esto que resulta indignante que más allá de apoyar una causa e incluso trabajar en conjunto, intentan a toda costa desincentivar el trabajo de los defensores y defensoras de Derechos Humanos.