Lado B

¿Por qué no atender las denuncias de la sociedad? ¿Por qué atender el caso sólo cuando se vuelve tragedia mayor? ¿Vamos a esperar que resulte la misma historia que los medios nos traen y que quedan sólo en un número: 72 muertos enterrados en una llamada narco-fosa?.

¿Somos aún capaces de sentir, compadecernos y exigir justicia ante hombres y mujeres, sean mexicanos o centroamericanos, de quienes no conoceremos sus nombres y yacen en lugares aún sin encontrar por parte de nuestras autoridades?, ¿vamos a pasar la página porque el tema “ya no es noticia”?

Nosotros decimos: no.

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En México protestamos las leyes que en Estados Unidos intentan aprobar en detrimento de nuestros connacionales. Personajes públicos dan declaraciones en las que expresan su indignación por el trato que reciben los mexicanos en el país del norte, levantan la voz en contra de la ley antimigrante SB1070, y al parecer sólo buscan alguna bandera para alzar y salir del anonimato en su carrera política.

Y mientras nuestras autoridades observan  al norte con mirada inquisidora, en “casa” demuestran su incapacidad para reconocer los vacíos que se generan para atender a grupos vulnerables, a los inmigrantes centroamericanos que transitan en las vías de los trenes para alcanzar el “sueño americano”.

La incoherencia de lo que exigimos como país, la falta que existe para reconocer la inoperatividad de nuestras leyes y normas, se ve rebasada por  historias de vida de cientos y miles de inmigrantes centroamericanos.

Las historias llenan índices en diferentes análisis y tablas, tanto de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, como de los boletines mensuales del Instituto Nacional de Migración, y comienzan a representar cantidades alarmantes en las que el calificativo “desconocido”, utilizado para la identificación de cadáveres, va sustituyendo el de “en tránsito”, reconocido por organismos internacionales como Amnistía Internacional.

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El paso de los inmigrantes centroamericanos por México no es tema reciente, pero los nuevos nichos de mercado del crimen organizado y la participación de autoridades en la extorsión de estos grupos, al parecer, han generado solamente números que no reflejan nombres, sentimientos, familias, historias que deben ser entendidas y contadas. Esperamos no tener que contar una más…