Lado B
Las comunidades indígenas durante la pandemia (2): el coronavirus en Tlaxcalancingo
¿Qué hacer y cómo responder en comunidades y pueblos originarios ante el COVID?
Por Erik Coyotl @FMcholollan
26 de mayo, 2020
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Si bien los pueblos originarios tenemos una visión unificada de la vida y el territorio en relación a la naturaleza y la especie humana, cada pueblo o comunidad indígena vive su propia pandemia.

San Bernardino Tlaxcalancingo es una comunidad que pertenece al municipio de San Andrés Cholula, tiene raíces indígenas nahuas con una población mayor a los 35 mil habitantes, y se ubicada a 10 minutos de la zona con mayor plusvalía de la capital de Puebla. 

Tres décadas atrás la supervivencia de la comunidad dependió de lo que se cosechaba en el campo; maíz, frijol, chile, calabaza, entre otros alimentos.

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Hoy son muchas personas que tienen sus propios negocios. Los hombres se emplean en oficios que les obligan a salir de la región e incluso del estado, y las mujeres principalmente se emplean como trabajadoras del hogar en La Vista o en Lomas de Angelópolis; vida que para algunos habitantes es aparentemente más fácil.

Pero el coronavirus ha demostrado todo lo contrario. Sin suficiente campo que sembrar y cosechar, es imposible sostener un aislamiento comunitario en acato al “Quédate en Casa”, debido a que la seguridad alimentaria de aproximadamente un 50% de las familias de la comunidad depende de los ingresos del trabajo fuera del pueblo.

Por tanto, salir es una necesidad para las y los habitantes de Tlaxcalancingo, sin importar que esto signifique un mayor riesgo de contagios y muertes en la población.

Acciones contra la desinformación, el escepticismo y la necesidad

Con la intención de reducir la curva de contagios y defunciones por la pandemia SARS-CoV-19 (COVID-19), en la comunidad las autoridades locales han promovido todas las medidas sanitarias colgando lonas en los lugares públicos y perifoneos que transitan por todas las calles, además de difundir la misma información por redes sociales y grupos de whatsapp vecinales, que últimamente también han servido para tejer redes de apoyo a la economía local. También realizaron un video con el fin de reforzar las medidas sanitarias y concientizar sobre la existencia del virus.

Por otro lado, desde la radio comunitaria que se escucha en el 107.1 FM dentro de la localidad, hemos realizado campañas que promueven las recomendaciones de salud, así como tips para fortalecer el sistema inmunológico. 

Además, en el noticiero local todos los miércoles se entrevista con el vocero de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus, creada por la UNAM; Dr. Mauricio Rodríguez, quien se dedica a despejar las dudas o preguntas que previamente nos envían los radioescuchas.


Por otro lado, al identificar que las estadísticas en torno al coronavirus emitidas por las autoridades federales y estatales tienen un marco diferencial en relación a la realidad que vive la comunidad, solicitamos a la presidencia local nos actualice de manera semanal el número de personas que han fallecido por COVID-19 confirmado, así como el número de personas que han fallecido por enfermedades relacionadas a la pandemia del coronavirus, de acuerdo a las actas de defunción existentes en el registro civil. 

Lo anterior como una obligación de transparencia comunitaria, reconociendo que los datos son importantes para la toma de decisiones.

A pesar de hallar en una parte de la población mejores condiciones económicas, para Diana Moreno Tapia, estudiante de Antropología en la BUAP, los habitantes de Tlaxcalancingo siguen siendo parte de la sociedad menos privilegiada con muy poca oportunidad de acceso a una salud integral, en comparación al sector social que habita en la zona de alta plusvalía. Para ella, la lógica de las distintas religiones propicia que muchos pobladores no prioricen el riesgo de infección y las medidas preventivas.

Sobre la brecha de desigualdad, y como estrategia para hacer frente al COVID-19, Teodulo Cuaya Teutle (originario de Tlaxcalancingo) cree que es importante recurrir al cierre de sus fronteras sin permitir la entrada de personas ajenas a la población, evitando salir de ellas al menos que sean por causas urgentes, y que en las comunidades que no hablen español, la información respecto al coronavirus se distribuya en su lengua materna, asegurando que en los hospitales hayan traductores en apoyo al personal de salud.

Por su parte, la arquitecta Fabiola Osorio Ocelotl cree que es importante dar apoyo económico a las personas que viven en situación de pobreza, evitando de esta manera que este sector de la población se desplace hacia los espacios donde puede verse comprometida su salud.

Además, comenta que la información sobre COVID-19 debe ser clara y permanente, difundiendo cómo se propaga el virus; pues existen hábitos como escupir en las calles y meterse el dedo a la nariz, siendo acciones que pueden provocar focos de infección, así como implementar una supervisión constante por parte de las autoridades para verificar el cumplimiento de medidas sanitarias dentro de la comunidad.

La pandemia que inició hace 27 años en Tlaxcalancingo: el progreso y su relación con el COVID-19

Debido al acelerado crecimiento de la Ciudad de Puebla, en mayo de 1992 el ex gobernador Mariano Piña Olaya, a través de la “Secretaría de la Reforma Agraria” publicó el “decreto por el que se expropia por causa de utilidad pública una superficie de terrenos de temporal de uso común del poblado San Bernardino Tlaxcalancingo”, que más tarde aplicaría su homólogo Manuel Bartlett Díaz, para destinar dicha superficie como área de reserva ecológica. Así desaparecieron 224 hectáreas pertenecientes al ejido de Tlaxcalancingo.

Con el tiempo, dicho territorio ha sido ocupado para la instalación y desarrollo de empresas de capital nacional y transnacional como agencias de autos, centros comerciales y zonas residenciales, instaurando otra educación, otros pensamientos y hasta otra alimentación. Los pobladores fueron dejando de trabajar sus tierras, convirtiéndose en obreros y consumidores de lo nuevo.

Al paso de los años la salud se vio vulnerable, y hoy las personas de 50 años y también jóvenes, padecen enfermedades crónicas degenerativas como diabetes, cáncer, asma, artritis y otras, provocadas por el cambio de alimentación, principalmente.

A la fecha, en la comunidad existen al menos 500 productores de nopal que comercializan su producto en los mercados de la ciudad, además de exportarlo a otros países. Otro gran sector de la población ha tenido la oportunidad de hoy contar con negocios propios y pequeñas empresas dedicadas a oficios como la carpintería, la obra pública, las cercas ciclónicas, herrerías, entre otros giros, la mayoría con actividad económica fuera del estado.

Sin derechos laborales, un gran número de mujeres de la comunidad dignamente se emplean como trabajadoras del hogar en las zonas residenciales.

Por ello, los pueblos originarios que a través de su historia han presentado grandes cambios económicos, culturales y sociales, frente al COVID-19 deben volcar la mirada hacía el modelo ancestral de vida comunitaria, con un plan de vida que abra la posibilidad de coexistir en armonía con su territorio a través de la ayuda mutua o “tlapalehuil”, que generen la posibilidad de un mejor futuro con capacidades de dar vuelta a futuras adversidades y de mucho estrés, como el que vivimos actualmente al sentir la frialdad de coronavirus al detener el curso de la vida comunitaria y vivir el duelo de nuestros muertos en soledad sin poder despedirlos conforme a nuestros usos y costumbres. 

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*Foto de portada: Archivo Radio Cholollan

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Autor Lado B
Erik Coyotl
Comunicador, arrítmico y comelón. Amante del rock y la trova cubana. Empedernido por una justa reforma agraria del aire en México. Desde 2014 me he dedicado seriamente a la búsqueda de una concesión para instalar una radio comunitaria en mi comunidad (Tlaxcalancingo, Cholula), con la expectativa en que su señal cubra por lo menos una parte de la capital poblana. Tallerista, formador e impulsor de medios comunitarios e indígenas en cualquier rincón del país, donde se quiera hacer frente al silencio, el miedo y la división.
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