Lado B
El peligro y lo que salva: educar para la convivencia política
Una educación comprometida con la construcción de una mejor convivencia política tiene que fortalecer las actitudes y las aptitudes para enfrentar y vencer los obstáculos que se han apropiado de la dinámica social
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
27 de febrero, 2018
Comparte

Tomada de suprahumanos.co/

Martín López Calva

@M_Lopezcalva

I

“…Una de las preocupaciones fundamentales de toda educación que se precie, es la preocupación por el mejor modo de convivencia política en la polis”.

Edgar Morin, Educar en la era planetaria, p. 63.

Si asumimos como cierta la frase de Hölderlin: “Donde crece el peligro, crece también lo que salva” podríamos tener la convicción de que en el México de hoy está creciendo de manera exponencial y acelerada lo que salva. Porque sin duda el peligro entendido desde todos los ángulos de la vida ha crecido en nuestro país y sigue reproduciéndose a un ritmo que nos tiene a todos entre asustados y paralizados o tal vez, paralizados por el susto.

Centremos nuestro análisis hoy en el panorama de las pre, inter y futuras inminentes campañas políticas que renovarán puestos clave en el gobierno y el congreso en todos los niveles, empezando por la presidencia de la república.

En las últimas semanas hemos sido testigos del crecimiento del peligro en varios aspectos de la vida política. En primer lugar, el peligro del autoritarismo expresado tanto en la triste realidad de un período de pre-campañas en las que las tres principales coaliciones tuvieron candidatos únicos, ungidos o auto-ungidos por mecanismos de poder, imposición y negociación política nada ejemplares en términos democráticos y la lucha por las candidaturas llamadas independientes estuvieron protagonizadas por personajes que cuentan con un aparato de poder detrás mientras los verdaderos ciudadanos tuvieron todas las condiciones en contra para lograr aparecer en las boletas del primero de julio.

En segundo término, el peligro de la continuidad de la corrupción que empañó todo este período y llenó prácticamente todos los espacios de opinión pública y de los medios de comunicación en la cobertura de los “pre” candidatos y los aspirantes a candidaturas “independientes”. Porque los discursos de los tres “pre” candidatos se basaron en la descalificación de los demás por acusaciones de corrupción directa o de complicidad o inacción frente a la corrupción y en el proceso de los “independientes” se atravesó la mancha de la acusación de compra de firmas.

En tercer lugar, el peligro de la permanencia de la impunidad evidente en la trayectoria cuestionable de miembros de los equipos de los tres principales “pre” candidatos y de los “independientes” y en la oferta de candidaturas plurinominales como espacios de protección mediante el fuero para varios personajes con acusaciones serias de corrupción que aparecerán en las listas de las tres principales coaliciones.

El crecimiento del peligro o los peligros en nuestra realidad política actual en el escenario electoral de este año es realmente alarmante. Pero si confiamos en lo que Morin llama el “principio del salvataje” basado en la frase de Hölderlin, deberíamos sustentar nuestra esperanza en que de igual manera están creciendo, aunque tal vez no los percibamos o no estén tan presentes en los medios de comunicación masiva, los elementos para salvarnos de estos peligros.

Desde esta Educación personalizante sostengo que uno de estos elementos privilegiados para salvar al país de la catástrofe en este contexto es o podría ser la educación si se ocupa seriamente de la preocupación por el mejor modo de convivencia política en la polis, tal como lo afirma Edgar Morin.

¿Cómo apuntar en esa dirección?

II

“…la educación tendrá que facilitar la percepción y la crítica de la falsa racionalidad de la política, es decir, la racionalidad abstracta y unidimensional inscrita en la seudo funcionalidad planificadora que no tiene en cuenta las necesidades no cuantificables y no identificables por las encuestas”

Edgar Morin, Educar en la era planetaria, p. 134.

En primer lugar se trata de facilitar la percepción y la crítica de esta falsa racionalidad de la política que es básicamente simplificadora, abstracta y unidimensional porque se basa mayoritariamente en lo que dicen las encuestas e ignora las necesidades humanas y sociales no cuantificables ni necesariamente observables por la vía de instrumentos de opinión o percepción.

Una educación preocupada realmente por mejorar las condiciones de convivencia política tendría que ocuparse del desarrollo de un verdadero pensamiento crítico, capaz de cuestionar esta racionalidad dominante y las ofertas políticas basadas en descalificaciones y acusaciones y totalmente carentes de propuestas y proyectos viables de país.

III

La incorporación del pensamiento complejo en la educación facilitará la generación de una política compleja….(que) no se limita al pensamiento global, acción local, se expresa por la doble pareja pensar global/actuar local, pensar local/actuar global”

Edgar Morin, Educar en la era planetaria, p. 135.

Una educación realmente preocupada por mejorar la convivencia política tendrá también que ocuparse del desarrollo de un pensamiento que sea capaz de asumir la tensión compleja entre lo local, lo nacional y lo global.

De esta manera, como dice Morin, la formación política de los ciudadanos tiene que ocuparse de la ciudadanía local, nacional y planetaria, desarrollando un pensamiento global y nacional que actúe en lo local y un pensamiento local que actúe en lo nacional y lo global. Preparar no para la globalización sino para una planetarización, entendida como la construcción de una comunidad amplia, diversa e intercultural formada por toda la humanidad a partir de comunidades locales y nacionales también plurales, sólidas e incluyentes.

IV

“La educación tendrá que fortalecer las actitudes y aptitudes que permitan superar los obstáculos enquistados en la dinámica social producidos por las estructuras burocráticas y las institucionalizaciones de las políticas unidimensionales”.

Edgar Morin, Educar en la era planetaria, p. 137.

Una educación comprometida con la construcción de una mejor convivencia política tiene que fortalecer las actitudes y las aptitudes para enfrentar y vencer los obstáculos que se han apropiado de la dinámica social desde las enormes y pesadas estructuras burocráticas y por la prevalencia de políticas con mirada simplificadora, unidimensional y basada en la disyunción.

Este reto implica la creación de espacios formativos en los que se desarrolle el pensamiento y el compromiso ético de los futuros profesionistas y ciudadanos para trabajar creativamente y de manera colaborativa para ir encontrando los espacios desde los cuales se puedan ir proponiendo e instrumentando los cambios normativos y estructurales para construir el bien de orden que las nuevas circunstancias exigen.

La educación para la convivencia política puede constituir un elemento fundamental para la salvación del país en estos tiempos de enormes peligros. Esta es una apuesta más que un proyecto basado en certezas porque como afirma Morin:

“Estos principios no portan ninguna seguridad, pero no podemos sustraernos ni a la desesperanza ni a la esperanza. La odisea de la humanidad sigue siendo desconocida, pero la misión de la educación planetaria no es parte de la lucha final, sino de la lucha inicial por la defensa y el devenir de nuestras finalidades terrestres: la salvaguarda de la  humanidad y la prosecución de la hominización”

Edgar Morin, Educar en la era planetaria, pp. 139-140.

Comparte
Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
Suscripcion