Lado B
No regresar a la “normalidad”
Por Lado B @ladobemx
28 de septiembre, 2017
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Dr. José Guadalupe Sánchez Aviña

[dropcap]L[/dropcap]a educación es un proceso que se presenta en todas partes en todo momento, 1968 y 1985 son años que se recuerdan por eventos sucedidos en México que han dejado huella profunda en su historia y que de manera importante han contribuido a delinear el rostro que hoy tenemos como País; habrá que agregar a la lista este 2017.

Con ideas agolpadas y emociones a flor de piel, me resulta difícil dar estructura medianamente aceptable a este texto, por breve que sea; sin embargo, la experiencia reciente me deja muchas ideas e inquietudes revoloteando en mi cabeza y corazón: ¿Ya estamos preparados para eventualidades con este último sismo? ¿Por qué la gente ayuda? ¿Por qué se diluye el efecto “ciudadano”? ¿El País lo tomaron los jóvenes? ¿Qué sucede con las personas que reciben la ayuda? Sin pretender respuestas absolutas sino más bien canalizar mis impresiones, abordo una de estos cuestionamientos, aunque de manera de aproximación.

Foto: Mely Arellano

Prácticamente todos, hacen mención de la solidaridad del pueblo mexicano, el orgullo nacional se desborda y se llega a pensar que no se requiere de un gobierno que nos guíe; por lo menos no uno como el actual. Asociado aparece el deseo, petición, esperanza de que no desaparezca esta reacción y se reconstruya nuestro País. ¿Quién se podría oponer a esto?

Sin embargo ¿Qué hace que la gente se vuelque a brindar su ayuda? ¿Por qué se diluye esta energía cuando pasa la tragedia?; son dos preguntas que requieren de un análisis profundo y multidisciplinario, aquí solo expongo algunos de mis pensares y sentires al respecto.

Lo que impulsa a la ayuda solidaria, podría encontrar parte de su explicación, en el momento emocional en el que nos coloca la etapa de tragedia, que una vez que pasa, da lugar a que esa emoción inicial vuelva a sus niveles regulares. No cabe hacer mayor comentario sobre la distinción entre quienes ayudan por “calmar sus consciencias” y aquellos que lo hacen… porque… simplemente no saben explicarlo sino por la necesidad que sienten de hacerlo.

De todo esto, por muy momento emocional que sea, no deja de generar esperanza, misma que a mi entender, radica en dos aspectos centrales: a) Que la sociedad recobra el recuerdo de lo que es capaz de hacer de manera colectiva, esa realidad de empoderamiento en la que se guía por sí misma y es capaz de cuestionar y exigir enérgicamente a las autoridades que ella misma ha colocado en esos puestos; y b) que los jóvenes, tan mencionados, han paladeado el sabor del poder ciudadano en la acción conjunta, esos que en voz de uno de los brigadistas que he conocido en estas circunstancias dice “Ahora entiendo lo que significa el tequio”, esto es fundamental en la educación de toda una generación; así que al 68 y al 85 habrá que sumar este 2017 como momentos críticos que dejan huella en la población.

[quote_box_right]El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com
Sus comentarios son bienvenidos[/quote_box_right]

Tantas cosas que decir… pero ya me ocuparé de compartir poco a poco mi pensamiento y sentimiento, quedan cosas tales como: el confundir las necesidades derivadas del evento natural y las condiciones estructurales de pobreza en las que vive la población; el riesgo de ser cómplice en la degradación de la dignidad de las personas cuando les damos una despensa con un sentido asistencialista; y el colocarnos entre los sorprendidos por la reacción de los jóvenes calificados “sin futuro”; en fin ya lo haré poco a poco.

Me resisto a «regresar a la normalidad» no podemos regresar a lo mismo.

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