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Personas de todos los credos se enfrentan al cambio climático con esperanza, acción y urgencia
Dos años después de que el Papa Francisco publicase el Laudato Si, la súplica del Vaticano para salvar la Tierra, Trump rechazó sus postulados y el Acuerdo de París. Pero...
Por Lado B @ladobemx
26 de julio, 2017
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Dos años después de que el Papa Francisco publicase el Laudato Si, la súplica del Vaticano para salvar la Tierra, Trump rechazó sus postulados y el Acuerdo de París. Pero personas de todos los credos están unidas globalmente para batir al cambio climático

Foto: Tomada de Mongabay Latam.

Justin Catanoso | Mongabay Latam

@MongabayLatam

El 24 de mayo, un sombrío Papa Francisco entregó una copia firmada del Laudato Si al Presidente Trump durante su visita a Roma. El presidente estadounidense, que ha llamado al cambio climático “un engaño”, prometió leer la encíclica papal, una súplica espiritual y secular para salvar la Tierra de la destrucción medioambiental.

Una semana después, Trump anunciaba planes de retirar a los Estados Unidos de Acuerdo de París de 2015, cuyo prólogo estaba influenciado por los principios consagrados en el Laudato Si. Con esta acción, Trump repudió los compromisos de 195 naciones para reducir sus huellas de carbono para mitigar los peores efectos del cambio climático; también repudió al Papa Francisco y a su encíclica.

Dos años después de la publicación del Laudato Si —y mucho después de que se haya debilitado su intensa atención mundial— merece la pena preguntar: ¿cumple el inflexible e inaudito documento pedagógico católico con las expectativas del Vaticano de tomar medidas climáticas decisivas “sobre el cuidado de nuestra casa común” con la unión de los líderes de todos los credos, junto con sus congregaciones de miles de millones de personas?

La respuesta es un “sí” con matices si nos basamos en las pruebas provenientes de entrevistas con una variedad de líderes religiosos, recientes conferencias, compromisos firmados y un conjunto de acciones concretas, grandes y pequeñas, en congregaciones y seminarios por todo el mundo.

El cardenal de Ghana Peter Turkson, motor principal de la iglesia detrás de la redacción del Laudato Si, Sobre el Cuidado de nuestra Casa Común. Esta imagen fue tomada el día que se publicó el documento. Fotografía de Justin Catanoso

“Se da por supuesto que si los líderes religiosos dejasen hablar al Papa sobre [la protección medioambiental], marcaría el comienzo de un cambio rápido a gran escala”, dijo Fletcher Harper, el director ejecutivo de GreenFaith, una organización de activismo medioambiental interreligioso con sede en los EE.UU. con un alcance internacional.

Harper ofreció su propia organización como ejemplo del progreso gradual. En mayo, GreenFaith llevó a cabo una sesión formativa en Brasil con 55 “líderes espirituales emergentes” de 17 países. El objetivo: fomentar la conciencia medioambiental e identificar proyectos sostenibles y energías renovables realistas que se pueden lograr en cada país. Pero recoger los frutos de las semillas plantadas durante esa reunión internacional llevará un tiempo y energía considerable.

GreenFaith ha apoyado instalaciones solares de más de 1 megavatio en infraestructuras religiosas. Fotografía del sacerdote Fletcher Harper
Tira y afloja entre los católicos

La iglesia católica en los EE.UU. ha tardado en adoptar la encíclica y su llamamiento a la acción. La popularidad del Papa en los EE.UU. cayó con la publicación de la encíclica el 18 de junio de 2015; muy pocos sacerdotes están predicando la protección medioambiental desde el púlpito, dicen las personas que conocen el catolicismo; y las encuestan revelaron que una mayoría de los católicos estadounidenses votaron a Trump.

El cardenal Peter Turkson, presidente del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz que supervisó la investigación y la redacción del Laudato Si, dijo en una entrevista en 2016: “Somos conscientes de las tensiones que la encíclica ha presentado en algunos lugares”. Al señalar que los donantes católicos acaudalados en los EE.UU. tienden a ser conservadores políticamente, Turkson lamentó que, “No puedes morder la mano que te da de comer, pero esperamos cambiarlo”.

Lentamente, ese cambio está llegando.

El 10 de mayo, nueve grandes organizaciones católicas —una global, cinco de Italia, dos de los EE.UU. y una del Reino Unido— anunciaron su desinversión bursátil del carbón, petróleo y gas en lo que el Movimiento Climático Católico Global llamó “la mayor desinversión católica de los combustibles fósiles hasta la fecha”.

“Esta declaración pretende ser el primer compromiso concreto en la lógica de la ecología integral y el cuidado de nuestra casa común, que el Papa Francisco nos pidió”, dijo el arzobispo Tomasso Valentinetti de Pescara-Penne, Italia.

El reverendo Fletcher Harper, sacerdote episcopal y director ejecutivo de GreenFaith, Socios Interreligiosos para la Acción por la Tierra: “Los grupos religiosos van a empezar a hablar [sobre el cambio climático]. Fotografía de Justin Catanoso
La hermana Sheila Kinsey, afincada en Roma y que está en el comité directivo del Movimiento Católico Climático Global, añadió, “El Laudato Si y su espíritu todavía están vivos y son cada vez más relevantes si se tiene en cuenta que la acción climática es un asunto crucial en la agenda política internacional”.
Añadió que el 27 de enero, más de 125 organizaciones internacionales —incluidas una multitud de congregaciones católicas, universidades, junto con grupos ecologistas como Greenpeace y 350.org— se reunieron en Roma para una conferencia titulada “Laudato Si y la inversión católica”.
Mientras tanto, en Benín, en el este de África, donde cada diócesis católica mantiene su propia granja, hay cada vez más centros de formación sobre la agricultura sostenible inspirados por la encíclica. Y por toda Australia, varias escuelas católicas están escuchando el llamamiento del Vaticano a invertir en paneles solares para reducir las emisiones de carbono y ahorrar en los gastos energéticos.
La mezquita Kutubía en Marrakech, Marruecos, muestra su panel de producción de energía solar —situado prominentemente a la entrada de la mezquita para que los fieles puedan verlo cuando entran y se sientan orgullosos de su logro—. Fotografía tomada después de las oraciones del viernes en noviembre 2016 durante la COP22 por Nana Firman cortesía de la Red Climática Musulmana Global
Llamamiento interreligioso

“El Papa no espera que este movimiento sea solo católico”, dijo el veterano observador del Vaticano Robert Mickens, editor inglés de La Croix International en Roma. “Lo que es extraordinario sobre la encíclica es que es un proyecto con el que se puede comprometer toda la raza humana. ¿Qué une a toda la humanidad? El medioambiente. Es nuestro hogar común; nuestro interés común”.Como para destacar este punto, 33 grupos religiosos de todo el mundo firmaron la Declaración Interreligiosa a los Líderes Mundiales en la 22ª Cumbre Climática de las Naciones Unidas en Marrakech, Marruecos (COP22), el pasado noviembre. Prometieron su compromiso con los objetivos del Acuerdo de París —y por extensión con el Laudato Si—.Gopal Patel es el director del Proyecto Bhumi con sede en Londres e India, lanzado en 2009. Entre sus objetivos, el proyecto promueve maneras para que las comunidades hindúes abandonen el carbón en favor de las energías renovables y para mejorar la gestión de residuos y reducir la contaminación alrededor de los templos. Gopal firmó la declaración interreligiosa en la COP22.“Todas las religiones llevan mucho tiempo realizando trabajos medioambientales”, dijo Patel.

“Lo que el Laudato Si hizo, y sigue haciendo, es asegurar que las voces religiosas sean oídas en el amplio espacio climático. Fue el mayor tipo de apoyo que el movimiento religioso podía recibir para mostrar que tenemos algo que decir sobre el cuidado del planeta”. Patel no podía evitar mencionar el regalo del Papa Francisco a Trump: “El papa podía haberle dado muchas cosas. ¿Un puñetazo en la cara? Cualquier cosa. Pero le dio el Laudato Si. Esa es otra oportunidad para que la comunidad religiosa diga, ‘Todavía somos relevantes y también lo es nuestro mensaje’”.

Patel también cree que el documento escrito por líderes de pensamiento católico armoniza bien con las creencias centrales hindúes: “El hinduismo cree que hay un ecosistema universal, no solo en este planeta sino en toda la creación. Hay una estructura y orden universal en el mundo. Las personas somos una parte de eso. Así como los árboles y las montañas y los pájaros y los peces”.Hizo eco de un tema persistente en el Laudato Si, añadió, “Una de las responsabilidades principales de los seres humanos es asegurar el mantenimiento de esa armonía y balance universal que es la creación”.

Inspiración para Musulmanes 

Nana Firman, cofundadora de la Red Musulmana Global de Clima, recordó que a principios de 2015 -antes de que el Papa Francisco diera a conocer su intención de escribir Laudato Si- los líderes medioambientales musulmanes estaban redactando una declaración en apoyo de las negociaciones climáticas de la ONU sostenidas en París al final del año.

Nana Firman, co-fundadora del Red Global musulmana del Clima. Photo courtesy of the Global Muslim Climate Network

“Estábamos discutiendo cómo mover nuestra posición a la vanguardia. Entonces el Papa lanzó Laudato Si [en junio de 2015] y fue perfecto para nosotros! Nos estimuló e inspiró “, dijo Firman. “Dos meses después, publicamos la Declaración Islámica sobre el Cambio Climático”.Desde entonces,  enfatiza ella, “mucho ha estado pasando, aunque no haya recibido mucha atención de los medios”.“Estamos lanzando una campaña de mezquitas que usen energía limpia en el Medio Oriente y África del Norte”, dijo. “El gobierno de Marruecos se comprometió a transformar sus 15.000 mezquitas alrededor del país con energías renovables para 2019. Jordan tiene el mismo compromiso de transformación a la energía solar”.Firman describió el hardware (proyectos) y software (líderes musulmanes) que se están movilizando para ayudar a los pobres y a los más vulnerables al cambio climático. Habló de unirse a la batalla para combatir la deforestación desenfrenada en Indonesia, y de la necesidad de tomar medidas en Bangladesh, que está amenazado por el aumento del nivel del mar. Ella reconoció que se esperan más desafíos en el África subsahariana propensa a la sequía.“Estamos entrenando imanes como académicos ambientales para hablar desde el púlpito a la comunidad y al público”, dijo. “Cuando la gente viene a la mezquita, ven paneles solares y aprenden por qué son importantes. Todo esto está relacionado con nuestra fe. Somos mayordomos en esta tierra”.

La fe y el ritmo del cambio

 

A pesar de las pruebas anecdóticas del progreso, un trasfondo de impaciencia resuena en la comunidad de base religiosa, igual que lo hace entre los líderes medioambientales. Las emisiones de carbono todavía siguen aumentando; la Tierra experimenta temperaturas récord año tras año; el aumento del nivel del mar y el clima extremo son lo normal.

Casi en todas partes, la escala de la inversión y el ritmo del cambio social van a la zaga de la acelerada marcha del cambio climático.

En los Estados Unidos, docenas de seminarios —principalmente protestantes— están integrando la educación medioambiental en su formación teológica. Una generación más joven y más grande de clérigos está siendo instada a fomentar la urgencia en sus parroquias por una acción climática local y gubernamental.

Pero la esperanza y promesa del Laudato Si podría permanecer fuera del alcance humano sin unos líderes religiosos incluso más agresivos y comprometidos con la movilización de los miles de millones que representan en todas las esquinas del planeta para que presionen a sus líderes gubernamentales y actúen por cuenta propia.

“Mis estudiantes están entusiasmados y quieren encargarse de esto, pero los desafíos son grandes”, dijo Tim Van Meter, un profesor asociado de ecología y justicia de la Escuela Teológica Metodista en Ohio. “Simplemente, la gente está cansada. Parece inevitable que nos llevemos a nosotros mismos al colapso”.

Entonces, en un instante, Van Meter se deshizo de esa perspectiva sombría: “Uno de los núcleos de entendimiento de lo que significa ser una persona de fe es que no puedes ceder a la desesperación. Tienes que hacer realidad la esperanza. Tan agotados como podemos llegar a estar, sé que estamos trabajando por algo mejor. Y con este trabajo continuaremos”.

* Justin Catanoso es profesor de periodismo en la Universidad Wake Forest en Carolina del Norte. Es colaborador habitual de Mongabay. Lo pueden encontrar en Twitter: @jcatanoso.

[quote_box_left]Publicación original: Mongabay Latam[/quote_box_left]

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Autor Lado B
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