Lado B
Me desnudo, sí, pero esto no lo autorizo: historia de un delito sin castigo
El ex novio de Gabriela difundió fotos de ella desnuda sin su autorización, cuando quiso denunciar supo que no hay un tipo penal para castigar esta conducta
Por Karen De la Torre @
21 de junio, 2017
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El ex novio de Gabriela difundió fotos de ella desnuda sin su autorización, cuando quiso denunciarlo se encontró con que no hay un tipo penal para castigar esta conducta

Foto: Luis Colchado.

Karen de la Torre

@karelampia

Es sábado 17 de junio, los ciclistas de Puebla se suman a la protesta nudista denominada World Naked Bike Ride; Gabriela está ahí, desnuda de cintura para arriba, es la chica del bodypaint en tonos azules.

Hace unos minutos, mientras le pintaban un pavo real en la espalda, a manera de protesta colocó a su costado un cartel con dos fotos: en la de arriba, ella semidesnuda con el cuerpo pintado en una rodada nudista anterior, con la leyenda “esto sí lo autorizo”; en la de abajo, ella acostada en una cama con las piernas abiertas, con la leyenda “esto no lo autorizo”.

—Claro que tengo miedo. Al inicio no quería ni demandar, me explicaron que esta fregadera ni siquiera es delito en Puebla —dice Gabriela Carpio, quien busca sentar precedente en las denuncias por delitos sexuales cibernéticos en Puebla.

Algunos le llaman ciberchantaje, aunque la conducta no tiene un nombre específico porque no ha sido tipificada como delito, sin embargo organizaciones no gubernamentales como el Frente Nacional para la Sororidad —que agrupa colectivos y asociaciones de distintos estados de la república—, han apostado por llamar a la diversidad de conductas de este tipo como violencia sexual cibernética.

Este frente actualmente está impulsando la Ley Integral y ha publicado un violentómetro cibernético.

[pull_quote_right]¿Cómo una persona en la que tú confiaste, se siente con la libertad de hacer esto con unas fotos que fueron tomadas dentro de nuestra intimidad como pareja, y además no responsabilizarse?[/pull_quote_right]

A los 12 años Gabriela Carpio tuvo su primera bicicleta, era color azul. Ese medio de transporte fue una constante en su vida pero como universitaria le dio un mayor uso: una Mercurio rodada 24 era su compañera.

El año pasado fue de acontecimientos importantes, se hizo de una Alubike rodada 26 e ingresó al colectivo ciclista “Puebicla”. Gabriela se enamoró de uno de los organizadores de las rodadas y ahí comenzó esta historia de una larga lucha por el respeto a la voluntad, a la confianza y al amor… y en contra de la misoginia.

El 11 de marzo pasado, a las 3:44 de la madrugada, quien había sido pareja sentimental de Gabriela envió una foto de ella desnuda al grupo en Whatsapp de la organización del colectivo, un grupo de seis hombres. Minutos antes el mismo sujeto había mandado una foto del mismo tipo de otra de sus exparejas. Dos de los seis organizadores abandonaran el grupo, después de esto.

Lecciones básicas de la voluntad

El principio de la autonomía de la voluntad nos enseña que cada quien puede hacer uso, goce y disfrute de sus derechos, con total libertad para decidir lo que mejor le convenga, pero no hay forma de hacerse de la vista gorda en cuanto a las responsabilidades que cada quien tiene en relación con los demás, y justo ahí entra el reconocimiento de la voluntad del otro.

—Si él me tomó esa foto es porque yo confiaba en él y era mi pareja y era nuestra intimidad y eso no tiene por qué compartirlo con nadie. Decaí, sentí una ansiedad muy grande, despertaba en la madrugada; falté al trabajo… ¿cómo una persona en la que tú confiaste, se siente con la libertad de hacer esto con unas fotos que fueron tomadas dentro de nuestra intimidad como pareja, y además no responsabilizarse?

Gabriela decidió denunciar a su ex pareja penalmente: sus sentimientos se transformaron en enojo.

En búsqueda de una abogada escribió a la página de Facebook de la organización Ciberchantaje S.O.S., que busca orientar jurídica y psicológicamente a mujeres víctimas de delitos sexuales cibernéticos.

La organización canalizó a Gabriela con Fabiola Esquivel, con quien interpuso su denuncia por el delito de ultrajes a la moral pública, la única opción que encontró Fabiola al no existir el tipo penal específico para esta conducta que califica de “nociva, que daña y vulnera la integridad y los derechos de las mujeres”.

Foto: Luis Colchado.

Fabiola Esquivel explica que Gabriela ejerció su derecho de libertad sexual al permitir que el sujeto le tomara la fotografía, “ahí hay un consentimiento”, dice, y agrega que la violación a ese consentimiento, a su voluntad, viene cuando la fotografía es compartida: la expareja de Gabriela no le consultó si quería que su imagen fuera vista por alguien más.

Gabriela dio por hecho que iba a ser una imagen que se quedaría en ese ámbito de intimidad en que fue tomada. “Esa conducta debería ser sancionada como delito” apunta Fabiola Esquivel.

Gabriela no pudo denunciar de inmediato porque antes tenía que agotar las nuevas reglas del procedimiento penal: acudir al centro de mediación y citar tres veces a su ex pareja para intentar resolver este asunto. Él nunca se presentó e incluso desconoció el caso y a Gabriela.

Interponer la denuncia le llevó cerca de 12 horas por fallas en el sistema, resultado de los cambios a la infraestructura de la Fiscalía. “Parece que el sistema está dado para inhibir la denuncia”, dice la abogada.

Han pasado tres meses desde la exhibición de la imagen de Gabriela contra su voluntad; y hasta ahora la agente del Ministerio Público asignada a su caso no ha presentado su informe de investigación, requisito para presentar el asunto ante un juez. “Mañana, yo le llamo”, “El próximo lunes ya queda”, “esta tarde ya está listo el informe”, han sido las respuestas de la agente siempre que Gabriela le pregunta ¿para cuándo?.

Gabriela ha tenido episodios de ansiedad por no ver avance en el asunto. Desde hace años Gabriela ha sido modelo de artes plásticas por lo que ha posado desnuda, ha participado en las manifestaciones nudistas de ciclistas, por las que se ha mostrado desnuda y ha hecho desnudos para fotografías. En las tres situaciones anteriores se ha mostrado desnuda a voluntad.

—Me da pena la foto, que la hayan visto y que ahora me vean en la calle. Me da pena, pero no es eso lo que me duele, porque mi cuerpo me gusta, no me avergüenza para nada, a mi edad me siento orgullosa de lo bonito que está. Lo que me duele y me da tristeza es que él no haya valorado la confianza que yo le tuve al permitirle tomar esa foto.

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Autor Lado B
Karen De la Torre
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