Armando Pliego Ishikawa

@dobbyloca

[dropcap]E[/dropcap]n estos tiempos el rigor periodístico es un lujo. Ante el claro rechazo de la sociedad a ser multados cuando no cumplen el reglamento, muchos medios de comunicación se abalanzan por el click fácil y el sensacionalismo, así que vale la pena salir a señalar lo siguiente para dejar de propagar mentiras: la fotomulta no es inconstitucional.

¿Por qué se ha dicho entonces en estos últimos días que sí lo es?

El juez Octavo De Distrito en Materia Administrativa de la Ciudad de México emitió un fallo a favor de un quejoso debido a que este intentó verificar su automóvil, y no pudo hacerlo debido a que tenía multas acumuladas por no respetar el límite de velocidad. En este caso el quejoso quedó indefenso, y su queja procedió porque no se le garantizó su derecho de audiencia.

En este sentido, la sentencia del amparo exige el cumplimiento del derecho de defensa previa a la imposición de sanciones pecunarias, es decir, que el ciudadano pueda inconformarse en caso de recibir una multa.

Por otra parte, las facultades de la autoridad para imponer sanciones cuando existe incumplimiento del reglamento, incluso mediante el uso de instrumentos tecnológicos, siguen intactas, es decir, la autoridad puede seguir cumpliendo con sus funciones. Este amparo de ninguna manera pone en peligro la operación del programa en la Ciudad de México o el de Monitor Vial en Puebla.

De lo que no se ha hablado es justamente del hecho de que las fotomultas sí están salvando vidas y están disminuyendo los siniestros viales en donde se han implementado. Yo recuerdo que en la Recta, el periférico y la Atlixcáyotl sucedían choques y volcaduras mortales cada semana. Como vecino de Las Torres, a la altura de la Atlixcáyotl me tocó ver decenas de siniestros mortales en pocos años. Desde que se implementó la fotomulta el número disminuyó casi a cero.

Tampoco se habla de que el programa está siendo exitoso en fines educativos prácticos: cada vez hay menos fotomultas. Esto significa que la gente cada vez excede menos los límites de velocidad establecidos, por ende podríamos decir que está coadyuvando a mejorar la cultura vial y de prevención de siniestros. De acuerdo con la Secretaría de Finanzas el programa de Monitor Vial en Puebla tuvo una disminución en sus ingresos de 71.17 por ciento, equivalente a 9 millones 695 mil 059 pesos, en el pasado enero, en comparación con este mismo mes el año anterior. Si cada vez hay menos ingresos, no podemos hablar de un programa recaudatorio.

[pull_quote_right]Si la preocupación que tenemos es la del destino de los recursos recaudados, como sociedad nos toca exigir un destino claro y un ejercicio transparente de todos esos recursos. Si el gobierno recibe ingresos por el cobro de multas, este dinero debería estar etiquetado claramente para ser invertido exclusivamente en proyectos de seguridad vial y movilidad sustentable.[/pull_quote_right]

Es irresponsable el comportamiento de muchas personas que utilizan este caso particular del fallo de este amparo, para salir hablar de un programa que si bien por su naturaleza punitiva es polémico, sin duda ha mostrado resultados positivos. En mi opinión es una ofensa para todas las personas que han perdido a algún ser querido en siniestros viales relacionados con el exceso de velocidad abordar el asunto con tal frivolidad y falta de rigor.

Si el problema está en el derecho de audiencia, garanticemos que cualquier persona multada pueda inconformarse si así lo desea. Así lo establece la constitución.

Si la preocupación que tenemos es la del destino de los recursos recaudados, como sociedad nos toca exigir un destino claro y un ejercicio transparente de todos esos recursos. Si el gobierno recibe ingresos por el cobro de multas, este dinero debería estar etiquetado claramente para ser invertido exclusivamente en proyectos de seguridad vial y movilidad sustentable.

No queremos que nuestras calles más peligrosas vuelvan a ser una carnicería donde alguien muere cada semana. Los programas de fotomultas han demostrado que pueden salvar vidas, y a nosotros nos toca exigir transparencia en todo el proceso, pero también debemos ser consecuentes y respetar los límites de velocidad, reconociendo que hacerlo es una decisión conveniente para nosotros mismos y para los demás.