Lado B
Un acercamiento al ensayo como género literario: la inquietud de explorar las ideas
Entrevista con Diego Casas, joven ensayista poblano, autor de Punto Ciego
Por Ámbar Barrera @astrobruja_
02 de marzo, 2017
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Ámbar Barrera

@Dra_Caos

(…) la imagen que más me gusta para representar el ensayo es la serpiente. Como una serpiente fue que Chesterton sintió que se deslizaba el ensayo: sinuoso y suave, errabundo y a veces viperino. El ensayo, al igual que la serpiente, tienta y es tentativo; no se anda por las ramas sino que avanza por tanteos. Chesterton veía también en él la semilla de algo maligno, de algo capaz de ufanarse de su irresponsabilidad, de no querer llegar a nada sino de solo recorrer el camino, ¡y para colmo de manera ondulante!

Luigi Amara. El ensayo ensayo

El ensayo como género literario nace de “la inquietud de paladear las cosas por uno mismo. Su verbo característico es ‘probar’, no en el sentido de demostración, sino de ver a qué sabe”. Así lo describe Luigi Amara, poeta y ensayista en el texto El ensayo ensayo, publicado en Letras Libres.

“Con el ensayo se avanza -dice Amara- por el terreno solitario de la subjetividad, de espaldas a las doctrinas establecidas, con el fin de sopesar un asunto, cualquiera que este sea, en la báscula interna, someterlo al escrutinio de la experiencia personal, a su ensayo”.

En el mundo académico sin embargo, se define al ensayo como un texto que busca demostrar y sustentar una idea en particular. En algunos casos, incluso, con el ensayo se introduce a los universitarios a la investigación y a la redacción de la tesis. Esa es la idea del ensayo que está más propagada.

Como género literario, el ensayo tiene sus antecedentes en el género epidíctico de la época grecorromana, que se distinguía por ser de tema libre, ser subjetivo, mezclar elementos como proverbios, anécdotas o recuerdos personales, tener libertad de contrucción y ser asistemático.Hasta el siglo XVI con el escritor francés Michel de Montaigne y el inglés Francis Bacon, es que se desarrolla la idea del ensayo moderno.

La  investigadora y ensayista española María Elena Arenas Cruz en su libro Hacia una teoría general del ensayo, explica que Montaigne usaba la palabra essai (ensayo) para designar una “determinada actitud del autor ante la materia que iba a desarrollar, una disposición peculiar de ‘esfuerzo’ reflexivo sin resultado inmediato, de ‘prueba’ o ‘tanteo o ‘degustación’”.

Escritores como Ernest Hemingway y Virginia Woolf fueron ensayistas también, lo mismo que contemporáneos como Noam Chomsky y Haruki Murakami. En México, fueron ensayistas Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, Octavio Paz, José Revueltas, entre muchos otros. Y en la actualidad pueden mencionarse a Guillermo Sheridan, Geney Beltrán Félix y Gabriel Wolfson.

El ensayo es un género de muchas formas y no se ciñe a características rígidas. Muchos jóvenes mexicanos continúan (ya sea a la par de otros géneros o no) explorando el territorio del ensayo.

Un ejemplo de ello es el escritor poblano Diego Casas, quien presentó su libro de ensayos Punto Ciego en el marco de la Feria del Libro en el Palacio de Minería en la Ciudad de México el pasado 26 de febrero.

Diego Casas (24 años) fue becario en 2014 del programa de estímulo a la creación y el desarrollo artístico de puebla bajo la tutoría de Iván Ruiz, ensayista poblano. Y en 2015 ganó el primer lugar en la categoría de Ensayo de la convocatoria literaria lanzada por Punto de Partida, revista y editorial de difusión de arte y cultura de la UNAM, misma institución que meses después le ofrecería a Diego la publicación de su primer libro titulado Punto Ciego.         

Punto Ciego es una serie de ensayos literarios que aborda tres temas principales a partir de anécdotas: la ceguera, la memoria y la muerte. Así como las definiciones al inicio de este texto, los ensayos de Diego son tanteos y exploraciones, incluso algunos peligrosamente no profundizan o se concluyen vagamente. Las anécdotas de Casas van desde la experiencia del cibersexo a través de chats y cámaras web, hasta la reflexión sobre la muerte de su abuela y cómo él no logra recuperar su recuerdo sobre ella.

Para quien desee acercarse más al género del ensayo, Diego Casas lee y recomienda a ensayistas mexicanos contemporáneos como Luigi Amara, Heriberto Yépez, Rafael Lemus, Vivian Abenshushan, Verónica Gerber y Aura Penélope Córdova, una ensayista también muy joven.

LADO B (LB): ¿Para ti qué es el ensayo?

Diego Casas (DC): El ensayo es dar otra vuelta de tuerca al pensamiento, a lo que vemos diariamente. Creo que es más interesante abordar la literatura como historias de vida, como relatos, para que tú puedas vincular o conectar con el personaje, con la historia y no tanto como un libro más. El ensayo permite eso, es la libertad que te da: penetrar los libros y no tanto abordarlos desde un esquema. Además complemento mis lecturas de ensayo con muchas novelas y crónicas. Supongo que de ahí viene el gusto por mezclar todo y sacar sólo ideas, emociones, nuevas vueltas de tuerca.

LB: ¿Por qué acercarte al ensayo y no a otros géneros? ¿Por qué no ficción, poesía, u otros?

DC: Comencé escribiendo poemas. Pero era malo, lo único que había en mis versos era ritmo. Ahora ya no me interesa hacer versos ni pensar como poeta. Lo que me encanta del ensayo es que sus formas están tan desdibujadas, per se, que no hay necesidad de recurrir a manuales para escribir un ensayo, como sí lo hay y en su momento lo hubo con la poesía y la novela. Nunca me han gustado los manuales, siento que si fallas y no sigues las instrucciones al pie de la letra, todo va a ser un desastre. Y este miedo proviene de un perfeccionamiento que desde hace mucho me atormenta, empaña todo lo que hago.

LB: La definición de ensayo literario es algo complicado precisamente porque no tiene una estructura definida y se puede confundir con el llamado ensayo académico, entre otras cosas. Para quien no está familiarizado con este tipo de ensayo, podría pensar en tus textos más como una especie de crónica, por ejemplo. ¿Cómo crees que puedas acercarte con Punto Ciego a quien no tiene clara la idea del ensayo?

DC: Respecto a la condición de crónica de mis textos, hace poco, en la presentación de Punto Ciego en la Feria del Palacio de Minería, Gustavo Ogarrio, uno de los presentadores, mencionó lo mismo: que mis textos lucían como crónicas, incluso algunos los reconoció como cuentos. Me preguntas después cómo acercar lo que escribo a públicos variados. Pues yo te diría que así, quitándonos ataduras y etiquetas que provienen más del marketing y no tanto de nuestro pulso o naturaleza creadora. Además, este debate entorno a lo que es o no es ensayo ya es viejo. No soy el primero en tratarlo. No me interesa entrar al debate. Considero que ensayar va más allá de toda forma, y eso es lo que creo cuando escribo.

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Autor Lado B
Ámbar Barrera
Periodista, comunicóloga, fotógrafa, feminista y amante del arte.

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