Lado B
Apenas 20% de las violaciones sexuales son castigadas en Puebla
En los últimos 6 años ha ocurrido en promedio 1.5 violaciones sexuales al día; aunque si consideramos la cifra negra serían 25 diarias en Puebla
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
16 de diciembre, 2016
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Ilustración: Shutterstock.com | Archivo

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Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

A Maya la violaron en Puebla y su violador sigue libre. No sabe qué fue del taxista que abusó de ella y no tiene idea si la justicia lo busca: las autoridades nunca le mostraron fotos ni listados de compañías de taxis, sólo la revictimizaron y la juzgaron en el proceso. Un día tomó un avión de regreso a Inglaterra y su caso se quedó en la impunidad, como el 80% de casos de violación sexual que no llegan a una sentencia condenatoria.

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De 2011 al 8 de noviembre de 2016 el promedio de averiguaciones previas por el delito de violación sexual fue de 561 al año, o 1.5 violaciones al día, según los datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP). Aunque esta cifra pueda parecer baja comparándola con la población del estado, el promedio anual real de denuncias por violación sexual sería de 9350, 25 violaciones al día, tomando en cuenta la cifra negra de delitos que no se denuncian. Galilea Cariño, directora del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría (Idhie) dijo en entrevista con Cimac que sólo 6% de los delitos sexuales son denunciados.

Los datos públicos del SNSP dan cuenta de una disminución en las Averiguaciones Previas  (AP) abiertas por el delito de violación sexual de 2011 a 2014; sin embargo, a partir de 2015 los casos se incrementaron.

En 2011 hubo 740 AP y al año siguiente 730, mientras que en 2013 bajaron notablemente a 449 y para 2014 sólo fueron 340. Sin embargo, desde el año pasado las cifras volvieron a subir: 548 averiguaciones previas en 2015 y al 8 de noviembre de 2016 ya eran 560.

Lado B pidió vía transparencia al Tribunal Superior de Justicia el número de sentencias condenatorias y absolutorias por el delito de violación, cometido contra hombres y contra mujeres, en la solicitud de información folio 990/2016. Sin embargo, el Tribunal dijo que no tenía el desglose de información y sólo dio las sentencias condenatorias y absolutorias generales por año.

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Maya inició su denuncia entre septiembre y octubre de 2015, pero nunca obtuvo un listado de las compañías de taxis ni fotos de los taxistas registrados. Tampoco sabe si el violador sigue libre, ni si le ha pasado lo mismo a otras mujeres. En entrevista para LADO B, relató:

“Entonces, cuando fui al centro para mujeres en Puebla, me hicieron repetir mi historia varias veces con varias personas. Eran mujeres, pero me hablaron mal, me sentí muy juzgada.
Cada vez, me pidieron repetir qué tanto alcohol había bebido, y si había tomado drogas- como si el evento fuera mi culpa.
Era muy mal organizado y cada vez necesitaba esperar mucho tiempo para hablar con esas mujeres. Cada vez olvidaron de decirme de llevar ciertos papeles conmigo, y necesitaba regresar allá varias veces. Una vez que tuve todo arreglado para hacer la denuncia, me hicieron ir a la policía; tenía que hablar a un dibujante del violador, para ver si sería posible dibujar una imagen de este hombre.
El hombre con quien estaba platicando también me juzgaba mucho, porque yo obviamente no sabía cómo se puede exactamente describir la cara de un hombre con palabras, especialmente como yo estaba borracha esa noche, era obscuro y yo no quería mirarlo a los ojos”.

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¿Y por qué no hay tantas denuncias? Rocío Bauza, directora del Centro de Atención Externa y Refugio A. O. R. A. que trabaja desde hace diez años en Puebla para atender situaciones de violencia contra la mujer, dijo en entrevista que muchas veces las mujeres no saben que están dentro de una situación de violencia. Es decir, dentro de una relación normalizan el abuso sexual, muchas veces como consecuencia de una violencia económica y/o psicológica, lo que las detiene para iniciar un proceso legal.

Y en el caso de quienes deciden denunciar, los procesos desde las autoridades son atropellados, alargados por extrema burocracia y con preguntas incómodas, revictimizando y culpando.

La historia de Maya es la historia de más del 80% de las víctimas de violación que deciden denunciar e iniciar un proceso legal en el que se inicia una investigación.

De esos procesos, un promedio de 20% de 2011 a noviembre de 2016 ha terminado en una sentencia condenatoria. El año en que hubo más sentencias condenatorias en promedio, de acuerdo con el número de AP fue 2014, paradójicamente el año en el que menos procesos fueron iniciados –sólo 340.

Aunque casi todas las sentencias que se emiten por violación sexual son condenatorias –las absolutorias no rebasan el 2% del total–, es una parte muy baja proporcionalmente, tomando en cuenta las averiguaciones previas iniciadas. En 2011 sólo 14% de los casos terminaron en una sentencia condenatoria y en 2012 sólo 11%, el año más bajo. Para 2013 volvió a subir el porcentaje, con 21%, y en 2014 fue 33%.

Sin embargo, desde 2015 las sentencias condenatorias han disminuido: hubo 118 en 2015, lo que equivale al 20% del total, y para noviembre de 2016 fueron sólo 19% los casos donde los acusados se encontraron culpables.

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El oficial de policía también se puso a preguntarme cuánto alcohol había bebido, y me sentí juzgada porque no describía bien la cara del violador. Luego, él firmó un papel, y de nuevo tenía que regresar al centro para mujeres. Esperaba una hora más. Y luego me dijeron que había olvidado un papel también que la policía necesitaba firmar. En este momento me frustré mucho y regrese a casa.
Nunca entendí por qué no hubiera sido posible simplemente conseguir unas listas de compañías de taxi, con fotografías de conductores de taxis para que yo vea.
Nunca lo encontraron. Hasta ahora no sé quién fue, y ellos tampoco. Tal vez este hombre todavía está haciendo la misma cosa con otras niñas borrachas.

Regresando a Inglaterra, publiqué el artículo (sobre la experiencia de la violación en el taxi), y desde entonces recibí más de 10 mensajes de amigas diciéndome que los ocurrió cosas similares. Violaciones viajando, regresando de fiesta, despertándose con un amigo encima.
Ahora sufro más que antes, porque mi dolor no sólo es el mío es un dolor colectivo- que discutirlo es más fácil porque no te sientes sola, pero también es impactante saber que muchas más mujeres han sufrido el abuso sexual que lo que estimamos.

*Maya decidió dejar su nombre y compartir su testimonio porque a la fecha su caso no está resuelto ni ha tenido justicia.

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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