Lado B
Vivir sin servicios, la realidad en los asentamientos urbanos irregulares
El Ayuntamiento desconoce cuántos hay y no tiene políticas públicas para atender el problema que afecta a alrededor de 150 mil personas
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
20 de octubre, 2016
Comparte
Colonia irregular. Barrio San Juan Foto: Marlene Martínez

Colonia irregular. Barrio San Juan
Foto: Marlene Martínez

Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

El señor deja la plática con su cuñada, la encargada de la tienda y pregunta qué queremos saber. “¿Cuáles son los problemas aquí, de la falta de servicios?”. Entonces voltea a vernos: “aquí los problemas son de servicios y de inseguridad”. La señora detrás del mostrador asiente. “El agua, la luz… la seguridad…”, dice.

Barrio San Juan no existe en el listado de colonias oficiales reconocidas por el municipio de Puebla. Ni esa, ni otras 200. O quizá más, pero el ayuntamiento no tiene un número oficial de todos los asentamientos urbanos irregulares que hay en la capital del estado.

***

De acuerdo con la Ley de Desarrollo Urbano Sustentable del Estado de Puebla, los asentamientos urbanos irregulares son “núcleos de población ubicados en áreas o predios fraccionados o subdivididos sin la autorización correspondiente, o violando las normas de zonificación contenidas en los Programas de Ordenamiento Territorial de los Asentamientos Humanos y Desarrollo Urbano Sustentable, cualesquiera que sea su régimen de tenencia de la tierra”. O sea, lugares que no están reconocidos por las autoridades, con falta o carencia de acceso a servicios como electricidad, agua potable, drenaje, transporte público, seguridad, servicios educativos y de salud.

[pull_quote_right](….) es una problemática brutal porque es una forma de generar pobreza urbana, porque estos lugares no están incorporados al desarrollo, no tienen transporte público, no tienen redes de agua potable, alumbrado público, no tiene nada, no hay licencia no hay control, no saben si está o no en zona de riesgo: es el verdadero caos[/pull_quote_right]

Myriam Arabián, regidora de la Comisión de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Puebla, en entrevista para Lado B, calcula -pues no tienen un número claro- que hay alrededor de 200 asentamientos de este tipo en el municipio. En cada uno viven entre 500 y mil personas, lo que significa que hay cerca de 150 mil personas en esta situación.

Hay dos tipos de asentamientos irregulares: pueden estar integrados por personas (también denominadas «paracaidistas») que invaden terrenos desocupados, muchas veces áreas en zona federal o de riesgo, como barrancas, o bien son desarrollos de viviendas en terrenos adquiridos de manera formal, pero sin un título de propiedad, sin el conocimiento y permiso de la autoridad y, por lo tanto, sin acceso a servicios.

Don Miguel vive en Barrio San Juan, un asentamiento no reconocido como colonia aunque está en pleno corazón del desarrollo urbano de la ciudad de Puebla, entre el Bulevar Valsequillo y la 24 sur, en la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacán.

Lugares como éste, aunque no están a las afueras de la ciudad, tienen carencia de servicios: algunas casas no tienen luz, no hay agua, ni atención de la policía municipal. La policía auxiliar, de la junta de San Francisco Totimehuacán llegaba sólo a cobrar semanal y mensualmente, pero en realidad no atendía la zona.

Cuando los vecinos se han querido regularizar no han podido porque, explica don Miguel, no se alcanza el 70% de ocupación que exige el Ayuntamiento y eso les impide integrarse a la planeación municipal. Y por ejemplo la Comisión Federal de Electricidad (CFE) les pide requisitos que ascienden a 80 mil pesos para regularizar el servicio. Los habitantes del barrio creen que la propia autoridad les impide que se puedan regularizar.

Asentamiento irregular Foto: Marlene Martínez

Asentamiento irregular
Foto: Marlene Martínez

La organización TECHO, que trabaja el tema de pobreza urbana a nivel mundial, lleva ya tres años en Puebla luego de identificarla como un foco importante por el número de asentamientos urbanos irregulares y personas en situación de pobreza dentro de un contexto de ciudad. La directora local de TECHO, Ana Herrera, dice que la población en estos asentamientos se encuentra en situación de vulnerabilidad porque no tienen certidumbre jurídica ni acceso a servicios básicos, y por esto no se les garantizan sus Derechos Sociales.

“El problema con el acceso a la vivienda es que ha sido mercantilizado; aunque existen programas para proporcionar vivienda social, muchas familias no tienen acceso a este tipo de créditos u oportunidades, y se establecen en espacios inadecuados para vivir y no les queda una opción”, explica Herrera.

[pull_quote_right]Por unos cuantos millones de pesos se pierde la oportunidad de tener un ámbito, un hábitat mucho más sustentable que lo que ese poco dinero en términos relativos va a generar en la ciudad. Entonces por un lado es el propio Estado quien está estimulando la creación de estas irregularidades y por otro no hay una oferta de suelo para las dinámicas poblacionales que estamos enfrentando[/pull_quote_right]

La regidora Myriam Arabián reconoce que no hay políticas públicas para atender el problema:

“Dejas una gran cantidad de la población fuera de lo que es el acceso a algún tipo de crédito, de alguna institución, para que puedan adquirir vivienda, y nos vamos nada más con la adquisición porque la renta ni se toca, desde el punto de vista de política pública. Todo esto ha generado los asentamientos irregulares, es que es una problemática brutal porque es una forma de generar pobreza urbana, porque estos lugares no están incorporados al desarrollo, no tienen transporte público, no tienen redes de agua potable, alumbrado público, no tiene nada, no hay licencia no hay control, no saben si está o no en zona de riesgo: es el verdadero caos”.

Arabián explica que el programa de desarrollo urbano del Plan Municipal de Desarrollo es el que determina dónde puede haber asentamientos urbanos y dónde no. Sin embargo, el control del uso de suelo se le ha ido de las manos del ayuntamiento.

Al respecto el Doctor Francisco Valverde, investigador y especialista en Planeación y Ordenamiento Urbano-Territorial de la Universidad Iberoamericana Puebla, coincide en que la falta de planeación en el crecimiento de la ciudad ha resultado en el empobrecimiento y la baja calidad de vida de quienes viven en estos lugares: sin acceso a agua potable, drenaje, transporte, sin procesamiento de residuos y donde prevalece la inseguridad.

¿Quién controla el suelo?

El especialista en urbanismo explica que uno de los elementos fundamentales en la gobernabilidad es el control del suelo, que debería estar a cargo del ayuntamiento, pero ahora está en manos de la especulación inmobiliaria que genera grandes cantidades de dinero, y la prueba es el otorgamiento de cambios de uso de suelo en áreas protegidas o reservas ecológicas para construcciones.

Colonia irregular. Barrio San Juan Foto: Marlene Martínez

Colonia irregular. Barrio San Juan
Foto: Marlene Martínez

“Ahí ya perdió el control el ayuntamiento. Por unos cuantos millones de pesos se pierde la oportunidad de tener un ámbito, un hábitat mucho más sustentable que lo que ese poco dinero en términos relativos va a generar en la ciudad. Entonces por un lado es el propio Estado quien está estimulando la creación de estas irregularidades y por otro no hay una oferta de suelo para las dinámicas poblacionales que estamos enfrentando”.

Regularizar un asentamiento no es algo rápido ni fácil. Arabián dice que muchas personas llevan décadas viviendo sin servicios –sin agua, sin luz, sin transporte público–, pero incorporar un asentamiento y regularlo no significa que haya servicios de la noche a la mañana. Primero se lleva a cabo la incorporación, que es el reconocimiento y nombre oficial, y después se regulariza, es decir se introducen los servicios, un proceso que puede tomar muchísimo tiempo, el problema es que “no tenemos el dinero ni están (los asentamientos irregulares) considerados en el desarrollo”.

Una de las opciones para atender esta problemática, en opinión del Doctor Francisco Valverde, sería aprovechar las superficies ociosas dentro de la ciudad consolidada. Se calcula que existen alrededor de 2 mil hectáreas dentro de Puebla sin ocuparse. “Ahí por ejemplo los municipios podrían intervenir y decir si tú en 5 años no haces, no mueves, no intervienes esa superficie, esa superficie va a pasar a ser propiedad del municipio, porque yo necesito dotar de vivienda en renta para aquellos sujetos que no tienen la posibilidad de comprar una”.

La otra posibilidad sería completar la ciudad con otros municipios dentro de una perspectiva metropolitana, pensando en las funciones que deberían tener estos territorios en función de las necesidades de la gente dentro del lugar donde viven, dándoles los equipamientos necesarios para el desarrollo, es decir escuelas, mercados o centros de recreo.

El panorama es que estos asentamientos van a seguir surgiendo porque la dinámica de migración hacia Puebla va a en aumento. Valverde cree que la ciudad es una alternativa para personas de otros municipios de la entidad y otros estados del país, pues parece atractiva y relativamente segura. Pero Puebla no se está preparando para recibir a toda esta gente, no está generando la oferta, y la dinámica poblacional está rebasando la capacidad, dejando a un gran e incierto número de personas en la irregularidad.

Comparte
Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
Suscripcion