Lado B
Raíces y frutos: el debate sobre las tareas escolares
Un tema recurrente en la radio, la televisión y los diarios durante prácticamente toda mi estancia fue el del debate social creciente sobre el tema de las tareas escolares.
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
04 de octubre, 2016
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Martín López Calva

@M_Lopezcalva

 

“Amargas son las raíces del estudio, pero los frutos son dulces”.

Catón el joven.

[dropcap]E[/dropcap]stuve en España unos días de la segunda quincena de septiembre que por el calendario europeo, eran justamente los primeros días del nuevo ciclo escolar 2016-2017. Un tema recurrente en la radio, la televisión y los diarios durante prácticamente toda mi estancia fue el del debate social creciente sobre el tema de las tareas escolares.

Los noticiarios entrevistaban diariamente expertos y actores del proceso educativo para conocer sus puntos de vista sobre el por qué hay un reclamo cada vez más fuerte sobre todo de los padres de familia para que se prohíba a los profesores dejar tareas a los niños para realizar en casa.

El siguiente párrafo plantea en términos generales el contexto de este reclamo social:

“Cuando llegan los niños a casa después del colegio y se disponen a hacer sus deberes, la actitud de los padres es muy diferente según estén a favor o en contra de la realización de estas tareas. No hay duda de que cada familia es un mundo y de que las circunstancias personales y profesionales de los padres condicionan en gran medida la aceptación de que los niños continúen con labores escolares en el hogar”.

Las razones de quienes están a favor de que sigan asignándose tareas a los estudiantes son, según este reportaje del diario ABC, en términos generales:

  • Hacer tareas desarrolla hábitos que hacen al niño capaz de establecer rutinas y desarrollar una responsabilidad personal que le ayudará en la universidad.
  • Las tareas ayudan a entender el valor del esfuerzo personal.
  • Se trata de una actividad que ayuda a adquirir disciplina.
  • Ayuda además a desarrollar las competencias de organización del tiempo personal y auto-avance en el estudio
  • Refuerzan los contenidos trabajados en el aula o añaden contenidos adicionales.

Algunas recomendaciones de quienes están a favor son que el tiempo de dedicación no sea excesivo (entre 30 y 60 minutos en primaria, aumentando progresivamente en los siguientes niveles) y que los distintos profesores de un mismo grado escolar se pongan de acuerdo y se coordinen para no enviar el mismo día una cantidad excesiva de tareas.

Quienes están en contra argumentan por el contrario que las tareas:

  • Son como las horas extra en el trabajo, que a nadie le gustan e impiden disfrutar el tiempo libre.
  • Carecen a menudo de valor pedagógico, no estimulan la creatividad o el emprendimiento.
  • Generan o aumentan las desigualdades sociales porque no todos los padres pueden dedicar tiempo a apoyar la realización de tareas de sus hijos y quienes pueden son los que tienen mayores recursos.
  • Frustran a los niños que en vez de jugar, pasan las tardes haciendo tareas.
  • Provocan tensión familiar porque cuando ambos padres trabajan y tienen más de un hijo, el apoyo a las tareas se vuelve un factor de estrés para todos.
  • Impiden a los niños educarse en otras actividades propias del hogar como ir de compras con los padres, poner o quitar la mesa, ayudar en la cocina, resolver conflictos en el parque, etc.
  • Generan abandono escolar producto del hartazgo de los niños hacia la escuela.
  • No crean buenos hábitos porque los niños no pueden organizar su tiempo porque no lo tienen debido a que solamente se dedican a hacer tareas.
  • Atentan contra el artículo 31 de la Convención de los derechos del niño que dice que los niños tienen derecho al descanso y el esparcimiento y a las actividades propias de su edad.

Si bien en este diario se plantea que existen padres a favor y en contra de las tareas escolares según las circunstancias personales y profesionales de cada familia y describe argumentos de ambos lados, en la mayoría de los programas que pude ver y de las notas periodísticas que leí, la postura dominante era en contra de que se les dejen actividades extraescolares a los niños.

En las redes sociales ya han aparecido por aquí algunos ecos de este debate. Hay una nota de una página llamada Badabun que ha circulado desde hace algún tiempo y que bajo un título bastante amarillista –“Aterrador descubrimiento: la ONU pide prohibir las tareas escolares en todo el mundo”- plantea toda una serie de daños que las tareas escolares hacen a los niños y citando al profesor Harris Cooper de Duke University –tergiversando en realidad su postura, como veremos más adelante- afirma que las investigaciones demuestran que salvo raras excepciones, la relación entre la cantidad de tarea que hacen los estudiantes y sus logros en términos de aprendizaje no es estadísticamente significativa.

La cita de esta investigación realizada en Duke por el profesor Cooper había llamado mi atención cuando vi por primera vez este post en Facebook. Resulta que por azares del destino, escuchando este fin de semana el podcast de la escuela de Educación de la Universidad de Harvard que recomiendo ampliamente –su título es Harvard Edcast y puede escucharse en esta liga– el episodio de esta semana estuvo dedicado a este tema y el invitado fue precisamente el Dr. Cooper de la Universidad de Duke para hablar del tema de las tareas escolares.

Contrario a lo que lo hacen decir en la página antes citada, el profesor Cooper, quien lleva más de veinticinco años investigando y escribiendo sobre este tema, afirma categóricamente que “Todos los niños deberían hacer tarea” puesto que los beneficios de la tarea son enormes como para ignorarlos. Es cierto, dice el investigador –y esta es la única parte que toman y manipulan en el post referido- que el exceso de tareas resulta contraproducente, pero una cantidad adecuada de tarea, bien planeada en términos pedagógicos resulta altamente positiva para la formación de los niños.

La realización de tareas no solamente es importante para reforzar las habilidades aprendidas durante el tiempo escolar sino que además enseña al alumno cuestiones relevantes sobre el manejo del tiempo, desarrolla habilidades de estudio y de aprendizaje independiente y mantiene a los padres conectados con el aprendizaje de sus hijos.

[quote_right]Contrario a lo que lo hacen decir en la página antes citada, el profesor Cooper, quien lleva más de veinticinco años investigando y escribiendo sobre este tema, afirma categóricamente que “Todos los niños deberían hacer tarea”[/quote_right]

El profesor Cooper señala como un parámetro “la regla del 10” para calcular el tiempo que los alumnos deben pasar haciendo tarea por las tardes. El factor 10 es el tiempo en minutos que se multiplica por el grado escolar que cursa el niño o el joven, de manera que si un niño cursa el tercer grado, debería en promedio dedicar treinta minutos a hacer tarea y así sucesivamente conforme va avanzando en grados escolares.

Si la tarea está bien planeada en términos del tiempo y de la intención pedagógica que refuerce y complemente lo aprendido durante el día en el aula, resulta una parte fundamental en el desarrollo de los estudiantes que les va a servir para toda la vida. Esto lo demuestran investigaciones en las que incluso se han comparado grupos experimentales y de control, unos que realizan tareas y otros que no, evaluando su desempeño y aprendizaje posteriores.

Apelando a su experiencia personal y a lo vivido con sus hijos cuando tuvieron edad escolar, el Dr. Cooper afirma que la tarea no debe resultar problemática en absoluto para los niños ni para los padres de familia.

Como reflexión final voy a enfocar mi atención en el último punto que señala el investigador de Duke: las tareas permiten a los padres mantenerse conectados con el proceso de formación de sus hijos. Me fijo en este elemento porque la mayoría de los argumentos que escuché en el debate de la sociedad española en la que ha habido incluso algunos casos de grupos de padres de familia que han hecho “huelga de deberes”, poniéndose de acuerdo para que ningún niño realice las tareas que les encargan sus profesores, tenían que ver más que con elementos pedagógicos, con temas relacionados con la “felicidad” de los niños y de las familias y con la comodidad de no tener que estar pendientes del trabajo que llevan sus hijos a casa.

Tal parece que en el caso de las tareas como en muchos otros, la idea es desentenderse de la formación de los hijos y delegarla absolutamente en el profesor y en la escuela sin asumir la corresponsabilidad que le toca a los padres y la necesidad, como indica el profesor Cooper, de hacer equipo con los profesores para contribuir a la formación de los niños.

Es cierto: mucho de este clamor en contra de las tareas se debe a que vivimos tiempos en los que se quiere obtener los frutos dulces sin aceptar las raíces amargas.

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Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
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