Lado B
Beso de Chola: nuevas identidades en Bolivia
Una primera exploración para lo que podría ser un “Cholo queer”, la hibridación de algo mestizo con lo occidental y queer
Por Ámbar Barrera @astrobruja_
02 de agosto, 2016
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Foto: Alejandra Sánchez

Foto: Alejandra Sánchez

Ámbar Barrera

@Dra_Caos

Un lugar famoso y reconocido por su arquitectura, policías y civiles circulando, un par de mujeres indígenas besándose, una foto. ¿Sería ésta una escena posible en las calles del centro histórico de Puebla? ¿O en cualquier ciudad del país?

Adriana Bravo, artista plástica con doble nacionalidad (mexicana y boliviana) egresada de la Academia de San Carlos de la UNAM, junto a Ivanna Terrazas (actriz boliviana) y Alejandra Sánchez (fotógrafa mexicana) hicieron visible una imagen como la antes descrita en las calles de La Paz, Bolivia.

En esta imagen (que se ha vuelto viral en Facebook) se observa el beso en los labios de dos mujeres vestidas de cholas paceñas, la vestimenta que desde hace más de 500 años usan las indígenas bolivianas, que combina el folklor con la moda española de finales de Siglo XVIII y que se ha convertido en símbolo de opulencia para la naciente burguesía mestiza en la actualidad.

La fotografía titulada «Beso de Chola» forma parte de la propuesta curatorial de María Teresa Rojas y Marisabel Villagomez sobre la nueva identidad boliviana y se exhibe en el Centro Cultural Español de La Paz, en Bolivia. Esta exposición colectiva titulada “Lo normal” busca explorar los temas del mestizaje, la clase social y la identidad sexual.

Adriana cuenta en entrevista para Lado B que, después de las elecciones de 2005 donde Evo Morales resultó presidente de Bolivia, comenzó un gran cambio y ascenso para la economía del país. A manera de resumen, Adriana Bravo explica que antes de ese momento la clase alta se conformaba básicamente por familias de origen caucásico y a raíz de ese cambio político y económico, está emergiendo una nueva burguesía mestiza.

Foto: Alejandra Sánchez

Foto: Alejandra Sánchez

Actualmente, para las mujeres en Bolivia, vestir de chola es signo de opulencia y la vestimenta se mueve en círculos de moda y diseño, con costos que ascienden a los 2 mil pesos bolivianos, equivalentes a 5 mil pesos mexicanos.

Adriana también cuenta que se realizan grandes fiestas donde las mujeres deben vestir de cholas y son el escenario para cerrar negocios y hablar de inversiones. Dentro de ese contexto de identidad cultural, social y económica, Adriana analizó también la situación de la libertad sexual en Bolivia, sobre todo movida por observar en ese mismo campo a la Ciudad de México, donde pareciera que las libertades son más.

Desde el tema de la sexualidad, en la identidad de una chola la sensualidad debe estar oculta: no muestra las piernas, tampoco se desnuda con facilidad. Adriana explica que hay muchos tabús al respecto.

“La construcción de la identidad es una situación líquida, cambiante depende de las decisiones que conforman el aliento de nuestro presente. Esta es la implantación de una imagen inexistente en el imaginario boliviano, dos mujeres de pollera besándose. Es la inoculación de un ósculo que hackee y se viralice en la configuración binaria de la sexualidad”, escribe Adriana al pie de la foto.

La artista define a Bolivia como una sociedad aún muy conservadora y observa que no hay una libertad sexual tan grande como en la Ciudad de México ni un movimiento LGBTTTI asumido o numeroso. Y aunque la comunidad existente es fuerte, considera que está apenas dando sus primeros pasos.

Por otro lado, cree que tampoco existe la visibilización (y por lo tanto normalización) de la relación entre mujeres, mucho menos besándose, o no al menos fuera de la pornografía, una farsa pensada exclusivamente para la excitación de un público masculino.

Adriana e Ivanna, vestidas de cholas, realizaron entonces el performance del beso en varios puntos de La Paz y todo fue documentado por el lente de Alejandra. Su intención inicial fue hacer una acción ruda, ser contestatarias.

Foto: Alejandra Sánchez

Foto: Alejandra Sánchez

Se metieron a fiestas de pueblo, fiestas urbanas y también se besaron en la calle. En las fiestas, la gente quedó encantada. “Terminamos erotizando a la gente”, recuerda Adriana, pues la sexualidad está tan escondida que un simple beso levanta revuelo.

También recibieron insultos y algunos les recomendaron ir a misa o ver películas cristianas para “salvar su alma”. Otros fueron espectadores durante mucho tiempo, pasmados.

En la exposición de sala, además de la fotografía se presenta un video y el bordado de dos deidades sirenas besándose, otra imagen nada común pero parte de la cultura boliviana, que recuerda la creencia en las sirenas del lago Titicaca.

–No importa qué tan bien está hecha la imagen, no importa el material, lo importante es que sea una imagen antes no vista –dice Adriana.

«Beso de Chola» también es una primera exploración para lo que podría ser, como la artista dice, un “Cholo queer”, la hibridación de algo mestizo con lo occidental y queer, una estética nunca antes vista en Bolivia. Algo similar a lo que, menciona, está sucediendo en Tijuana con lo que pueden ser Chicanos Queer.

Adriana define el proyecto también como una mirada acrítica desde el arte contemporáneo sobre la sexualidad indígena, pues, como lo observa, pareciera que el indígena no tiene exactamente una sexualidad o ésta se encuentra idealizada.

–Seguro sí hay cholas lesbianas pero en sus comunidades pueden ser apedreadas, por eso no es algo que se sepa o salga.

En definitiva, el tránsito de identidades en Bolivia apenas comienza. Justo tres semanas antes del performance, Adriana cuenta que en La Paz hubo una marcha de acarreados provenientes de colegios católicos para protestar contra la propuesta en puerta de lo que llaman “Ley de género”, que entre otras cosas abriría la puerta para establecer matrimonios igualitarios y cambio de identidad sexogenérica.

Foto: Alejandra Sánchez

Foto: Alejandra Sánchez

Bajo ese impulso surge este proyecto. Ahora, además de la exposición (que se seguirá moviendo por el resto de Bolivia y tal vez también en Ecuador), esperan seguir “abriendo cabeza” para la gente en redes sociales, donde subirán más fotos y gifs.

A Adriana le gustaría “exportar la idea” al contexto mexicano, aunque señala que aunque hay coincidencias sobre lo índigena y el folklor, también hay marcadas diferencias entre ambos países, sobre todo sociales.

–En México el folklor no se vive en lo cotidiano –agrega la artista–. Y aquí para ser boliviano tienes que saber 20 bailes típicos. Además el 80 o 90 por ciento son mestizos, los criollos son minoría. También por eso ha bajado el asunto de racismo y clasismo. Creo que en México sería un cambio radical si un indígena gobernara, sería un volver a las raíces muy fuerte. Y no he visto la imagen de dos huicholes besándose, también podría suceder aunque sea algo que no se vea.

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Autor Lado B
Ámbar Barrera
Periodista, comunicóloga, fotógrafa, feminista y amante del arte.
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