Lado B
Restaurando la sanidad y/o el miedo en la sociedad
En medio del ambiente caótico de la elección presidencial escribo esto como un ejercicio de sanidad mental. Intentando darle sentido de la realidad política en un lugar que, de diversas maneras, siempre está en el centro de la discusión mundial.
Por Arturo Moh @arturo_moh
28 de julio, 2016
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Arturo ‘Moh’ Mendez

@Arturo_Moh

[dropcap]E[/dropcap]n medio del ambiente caótico de la elección presidencial escribo esto como un ejercicio de sanidad mental. Intentando darle sentido de la realidad política en un lugar que, de diversas maneras, siempre está en el centro de la discusión mundial.

Debo confesar que, para esta columna, intenté escribir acerca diversos temas antes de encontrar la voz que buscaba. Es inútil tratar de seguir esta narrativa que, cada día me convence más, está diseñada para enajenar y alienar a la sociedad para que dejemos a los políticos «hacer política» y nos preocupemos por ser productivos para el sistema económico al que representan.

Nos encontramos a la mitad de un concurso de gritos y reclamos por parte de todos para todos, similar a las peleas que muchos de nosotros escuchamos cuando niños entre papá y mamá, y se siente tanto así que llegamos a tener la percepción que el mundo está a punto de colapsar, que la siguiente persona en la silla presidencial puede resolverlo todo o arruinarlo todo y no es así. Estados Unidos y el mundo no va a cambiar de un día a otro, una persona no puede hacer la diferencia a menos que esa persona seas tú.

Ayer tuve la oportunidad de pasar por el lugar en el que conocí a Bernie Sanders, se veía desnudo sin las multitudes coreando su nombre, compartiendo pequeñas conversaciones, animándose a soñar. Más tarde tuve que obligarme a verlo dar su discurso en la Convención Nacional Demócrata respaldando a Hillary Clinton y cortando de tajo su postura contra la política establecida y me hizo llorar, porque esa última porción de esperanza, ese ideal que aún daba sentido a este circo político se había terminado. Algo que he aprendido en mi corto tiempo analizando la política electoral estadounidense -y la de otros países- es que la derecha se alimenta del miedo y la izquierda de la esperanza, la derecha es conservadora, no le gusta el cambio; y a la izquierda le gusta soñar con un mundo distinto.

Otra característica que me atrevo a señalar es que la derecha se organiza mucho más fácil que la izquierda, pues su objetivo es más claro y sencillo de definir: la rentabilidad, las ganancias. Qué importa si talamos un bosque, si destruimos un arrecife, si invadimos un país o los que se necesiten, mientras las ganancias del próximo periodo se mantengan estables y los inversionistas estén contentos podemos mantenernos unidos.

Para la izquierda esto se antoja imposible, queremos salud, educación, trabajo, independencia alimentaria, respeto a los marginados pero ¿qué hacemos primero? Bueno cada quien haga lo que quiera y nos encontramos al final del camino cuando todos hayamos conquistado nuestras demandas.

Sin embargo en esta ocasión la narrativa es distinta, por un lado existe una persona, Hillary Clinton, en la que la mayoría de la gente no confía, la clase media y baja que dice representar no cree que tenga la integridad para hacerlo y francamente es difícil defender el punto después de que Wikileaks evidenció que, incluso su elección como candidata del partido Demócrata estuvo arreglada desde el inicio. -Cómo paréntesis: en México esa fue la razón por la que inició el movimiento #YoSoy132, por unas elecciones que estaban pactadas desde años atrás.- El impacto fue tal que obligó a la presidenta del partido, Debbie Wasserman Shultz a renunciar dos días antes de su convención nacional, quitándole a Clinton la poca autoridad moral que podía tener para unificar y liderar el partido antes de la elección.

Por otro lado, no sólo Donald Trump si no todo el Partido Republicano a quien pudimos ver en todo su esplendor durante su convención nacional y que me dejó -además de asqueado- convencido de que van a intentar llevarse esta elección a punta de gritos y sombrerazos vaqueros, de slogans nacionalistas y una división profunda entre los «verdaderos americanos» y el resto del país. Para ellos los Estados Unidos es cómo una casa cundida de ratas –el que escribe es una de ellas- y la única solución es quemar esa casa para que las ratas huyan y puedan conservar felizmente las cenizas. No cabe duda que cuando tu única herramienta es un martillo todos tus problemas comienzan a parecer clavos.

Entonces, quemamos la casa o le damos las llaves a una persona que igual nos va a robar los muebles, ¿qué decidirían ustedes?

Lo que me causó un enorme shock, fue ver que al conocer la información de los miles de correos hackeados al partido Demócrata, muchos de los seguidores de Bernie Sanders comenzaron a atacar a Hillary Clinton con los adjetivos que los republicanos han usado en su campaña de difamación y odio, transformando toda esa esperanza que sentían por Bernie en rencor e insultos francamente ridículos. ¿Será que la sociedad está tan desesperada que nos han quitado hasta la dignidad de no sonar cómo el bully de secundaria que es Trump?

Un análisis por parte de Michael Moore, apunta a que mucha gente va a votar por Trump, no por simpatía si no por desesperanza, por la necesidad de enviar un mensaje rotundo y tajante a él sistema político Norteamericano: “Fuck you!”

Necesitamos desarrollar habilidades para poder entender al mundo y tener una conciencia crítica, aunque en este tiempo de caos parece difícil.

Este es un momento político en el que debemos conservar la calma, no dejarse aterrorizar por la narrativa de los medios y darnos cuenta de que si queremos que algo suceda, necesitamos reencontrarnos socialmente con humildad e intentar construir desde la base. La política electoral de cualquier país sólo funciona si los ciudadanos se los permiten y es por eso que la revolución política solamente está iniciando.

Nota al pie: En el 2010 dos de mis comentaristas políticos favoritos Jon Tewart y Stephen Colbert hicieron el  “Mitin para restaurar la sanidad y/o el miedo” (“Rally to restore sanity and/or fear”) y el concepto era exactamente contrastar las realidades políticas de una forma divertida e irónica, algo que necesitamos profundamente en nuestros tiempos.

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Autor Lado B
Arturo Moh
Graduado de Mercadotecnia por la Universidad Madero Puebla. Emprendedor Social y muralista. Ha participado en diversos proyectos y movimientos en pro de la democratización de medios de comunicación. Actualmente vive en San Francisco desde donde escribe "De fronteras y otros espejismos", columna política de Estados Unidos y su impacto y relación con los problemas de México.
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