Expertos de la Ibero aseguran que varios países han quedado en crisis tras realizar algún megatorneo; en un futuro, los certámenes deberán realizarse en varias sedes, para evitar el endeudamiento y las crisis económicas

Foto: diariolibre.com

Prensa Ibero

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Al menos cinco mil personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares y desplazarse hacia otras zonas para que el gobierno de Brasil pudiera construir las instalaciones deportivas necesarias para la realización del Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, aseguró Miguel Ángel Lara Hidalgo, académico de la Ibero y experto en materia deportiva desde una visión política y social.

«El lado b de los megatorneos son los desplazados. En el Mundial 2014 fueron tres mil 500 los desplazados de sus hogares para construir instalaciones deportivas. Para Río de Janeiro habrá otros mil 500, es decir, hay por lo menos cinco mil desplazados en Brasil por los sucesos deportivos», dijo en el marco de la Conferencia «Juegos Olímpicos, Río de Janeiro 2016».

Lara Hidalgo detalló que Río de Janeiro no sólo enfrenta el problema de los desplazados sino también una deuda de más de 19 millones de dólares, inversión que no alcanza para satisfacer las necesidades de los Juegos Olímpicos, pese a que faltan menos de 40 días para que estos comiencen.

El experto aseguró que en un futuro las megacompetencias deportivas deberán realizarse en varias sedes para evitar el endeudamiento y las crisis económicas que países como Brasil, Grecia y Canadá han sufrido.

«Los países que son elegidos como sede de algún megatorneo deportivo son crucificados; las cargas deben ser compartidas y los requisitos para organizar un Mundial o unos Juegos Olímpicos deben bajarse porque ya nadie puede cumplir con ellos».

[pull_quote_right]El tráfico de órganos, actividad ilícita, ayuda a los deportistas a conseguir sangre que después se inyectan para aumentar los glóbulos rojos, acelerar la sinapsis y mejorar su desempeño[/pull_quote_right]

Acusó que el deporte se va visto manchado por sus nexos con el crimen, relación que ha sido negada por el Comité Olímpico Internacional pese a existir pruebas.

«El tráfico de órganos, actividad ilícita, ayuda a los deportistas a conseguir sangre que después se inyectan para aumentar los glóbulos rojos, acelerar la sinapsis y mejorar su desempeño». Cabe destacar que este tipo de actividad es imposible descubrir mediante los análisis utilizados actualmente para detectar el dopaje.

Por su parte, el doctor Erasmo Zarazúa, internacionalista de la Ibero y experto en Juegos Olímpicos, destacó que uno de los legados que dejará la edición 31 de la justa veraniega es que por primera vez un equipo de refugiados participará en competencias como atletismo, judo y natación.

Aseguró que pese a que los Juegos Olímpicos se han querido mantener al margen de cuestiones políticas, esto no ha sido posible, ya que en los podios se han visto protestas por cuestiones ideológicas, religiosas y de género.

Explicó que uno de los retos para Río 2016 será la seguridad, tarea que debe recaer en los servicios de espionaje y no en las policías.

La Conferencia «Juegos Olímpicos, Río de Janeiro 2016» fue organizada por el área de Deportes y Promoción de la Salud de la Ibero.