Lado B
Reflexionan sobre la ética en el ejercicio periodístico
Reportear con honestidad y saber escuchar, así como ser conscientes de la responsabilidad al hacer una foto, incluso de nota roja
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
14 de junio, 2016
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Foto: Marlene Martínez

Foto: Marlene Martínez

Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

Cuando un fotoperiodista le da click a su cámara para inmortalizar un momento, es más que un movimiento mecánico. Tomar fotografías conlleva una responsabilidad ética, pero la realidad que se vive en México es una donde pocos, dice Lucía Vergara, reflexionan sobre su función.

La reportera gráfica e integrante de la organización Artículo XIX capítulo México y Centroamérica estuvo presente en el foro “Ética y la labor periodística”, organizado por la Red Puebla de Periodistas y llevado a cabo este martes en la Universidad Iberoamericana Puebla.

Durante su participación en la mesa de diálogo, Vergara dijo que muchos medios tienden al amarillismo sin pensar en lo que están reproduciendo, porque finalmente la fotografía es un documento histórico y lo que se hace hoy es lo que verá la gente sobre México en 20 años.

Pese a que mucha gente está en contra de la nota roja, Lucía la defiende porque cree que puede tener un beneficio social.

Puso de ejemplo un diario de Guerrero, en una zona con muchas desapariciones, que cuando hay algún asesinato pone la foto del cuerpo en primera plana si éste no ha sido reconocido, de modo que sea posible su identificación; luego publican una foto de la misma persona cuando estaba viva.

En su tesis sobre ética fotoperiodística y en concreto en la nota roja ha planteado que aunque la imagen por sí misma informa y transforma, en el fotógrafo recae la responsabilidad y toma de decisiones de las sensaciones e información que transmite, y estar consciente de ello es lo que permite construir una ética propia.

[pull_quote_right]“Y hay que ser muy cuidadoso con la manera de preguntar, porque en temas delicados como el de tortura, por ejemplo, las preguntas que hacemos los reporteros se parecen mucho a las que hacen quienes torturan”[/pull_quote_right]

“No hay que dejar que la cámara nos domine”, dijo.

En su opinión, en un país que vive un contexto de impunidad, se hace mal periodismo si sólo se publican muertos, sin reparar en que no son números ni estadísticas sino personas, ya que ese tipo de prácticas contribuyen a normalizar la omisión y la indiferencia.

Al foro asistieron también la periodista canadiense Dawn Paley; el periodista estadounidense John Gibler y Rafael Hernández García Cano, coordinador de la Licenciatura en Comunicación de la Ibero Puebla, junto con Ernesto Aroche, director de Lado B, quien moderó la mesa.

Gibler, autor de “Una historia oral de la infamia. Los ataques contra los normalistas de Ayotzinapa”, habló sobre su visión de la ética periodística y su experiencia personal durante la investigación para escribir el libro sobre la desaparición de los 43 estudiantes normalistas en Iguala, Guerrero, en 2014.

Desde lo personal, el periodista radicado en México dijo que siempre que hace un trabajo intenta ubicarse casi como mantra en dos cosas: la honestidad y la política de la escucha. La primera es no engañar a la gente, decirles la verdad de lo que se va a hacer. “Hay que ser honesto -dijo- con quienes se entrevista y con quienes después leen los trabajos”.

La otra cosa que Gibler siempre hace es escuchar, él no cree que haya que “darle voz” a alguien porque cada quien tiene su voz, “sólo tenemos que escuchar”, lo cual implica decidir a quién se decide escuchar, considerar lo que dice, reflexionarlo y tomarlo en serio.

“Y hay que ser muy cuidadoso con la manera de preguntar, porque en temas delicados como el de tortura, por ejemplo, las preguntas que hacemos los reporteros se parecen mucho a las que hacen quienes torturan”.

Recomendó también verificar los rumores y las filtraciones y no sólo reproducirlos, como parte de un ejercicio periodístico ético. “Hay que explicar de dónde vienen, decir qué son y si no reportearlas, tratar de confirmarlas para no convertirse en voceros que reproducen el discurso oficial”.

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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