Lado B
Para que el diccionario detenga las balas*
Me resulta difícil imaginar un escenario futuro pero estoy seguro de que la violencia cancela toda posibilidad de futuro, escribí en mi muro al reaccionar el pasado lunes a las noticias de los hechos de violencia ocurridos en Nochixtlán y en Juchitán,
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
22 de junio, 2016
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Martín López Calva

@M_lopezcalva

1.-Condenar toda violencia.

[dropcap]M[/dropcap]e resulta difícil imaginar un escenario futuro pero estoy seguro de que la violencia cancela toda posibilidad de futuro, escribí en mi muro al reaccionar el pasado lunes a las noticias de los hechos de violencia ocurridos en Nochixtlán y en Juchitán, Oaxaca en el marco de las protestas de la CNTE y sus simpatizantes contra la reforma educativa que produjeron la muy lamentable muerte de diez personas y un gran número de heridos.

En esta posición he estado siempre al afirmar que si creemos en las posibilidades de construir otro mundo posible, un mundo más propicio para la humanización de todos, en el que quepamos todos y podamos convivir los diferentes, resulta indispensable volvernos militantes de la inteligencia más allá de cualquier otra militancia particular y desde esa posición condenar toda violencia, venga de donde venga.

Es por ello que señalo no solamente a Nochixtlán sino también a Juchitán y hablo no solamente de ocho muertos sino de diez. Porque el domingo pasado ocurrieron enfrentamientos en los que murieron por disparos de arma de fuego presuntamente disparadas por la policía -al menos hay fotografías que muestran policías haciendo disparos- siete personas y una más por manipular un artefacto explosivo –paradójicamente ninguno de ellos profesor ni miembro de la CNTE- pero también ocurrió en Juchitán el asesinato del foto periodista Elidio Ramos Zárate y una persona que lo acompañaba –otra persona acompañante resultó herida- quien murió acribillado después de haber sido amenazado por encapuchados miembros o supuestos simpatizantes de la CNTE por haber filmado y fotografiado actos de vandalismo realizados por ellos.

En la opinión pública y en las redes sociales encontramos manifestaciones de condena a la violencia del gobierno, discursos incendiarios contra la represión, expresiones de insulto a la policía federal y llamados a la ciudadanía para protestar contra este abuso de la fuerza o bien, manifestaciones de condena a las acciones violentas de la Coordinadora –o en otras ocasiones de la CETEG, los normalistas o cualquier grupo opositor al gobierno- que incluso llegan a celebrar o al menos a justificar las muertes y los heridos producidos por estos excesos.

He leído en esta y en otras ocasiones expresiones de júbilo, celebración o justificación de la violencia en contra de los que se manifiestan en contra de las reformas o acciones del gobierno, pero he leído también expresiones igualmente jubilosas y celebratorias o justificaciones igualmente firmes de los policías o granaderos heridos o de los autos y establecimientos incendiados por los que protestan. Si bien coincido con lo que afirma Enrique Krauze respecto a que “…De cara a la sociedad, el gobierno debe intentar una y otra vez el diálogo. Y cuando se canse de intentarlo, intentarlo de nuevo…”, esto no justifica el uso de la violencia por parte de los grupos opositores. Desde mi punto de vista, ambas son expresiones igualmente deshumanizantes y condenables desde una postura que busque ser auténticamente humanista.

Condenar toda violencia. Este es el principio para construir una sociedad en la que el diccionario detenga las balas, una sociedad sustentada en una educación personalizante.

2.-Intereses sobre ideales.

En el transcurso del domingo, cuando apenas iniciaban las hostilidades en Xochixtlán, me conmovió leer el testimonio de una exalumna mía de la universidad que expresaba su orgullo de pertenecer a la sección XXII y afirmaba que con toda su convicción bloqueaba carreteras y no le daba miedo enfrentarse a los policías ni al gobierno. Decía ella que estaba defendiendo sus ideales y que defendía a la educación del país.

Me conmovió leerla porque sé que lo que escribía nacía de su corazón y que realmente creía en este movimiento y respondía a sus ideales –a los de ella, que imagino cree afines a los de la CNTE- y estaba dispuesta a arriesgarse –ahora sabemos hasta qué punto era el riesgo- para defender esos ideales.

[quote_box_right]Señalo no solamente a Nochixtlán sino también a Juchitán y hablo no solamente de ocho muertos sino de diez. Porque el domingo pasado ocurrieron enfrentamientos en los que murieron por disparos de arma de fuego presuntamente disparadas por la policía siete personas y una más por manipular un artefacto explosivo pero también ocurrió en Juchitán el asesinato del foto periodista Elidio Ramos Zárate y una persona que lo acompañaba quien murió acribillado después de haber sido amenazado por encapuchados miembros o supuestos simpatizantes de la CNTE por haber filmado y fotografiado actos de vandalismo realizados por ellos[/quote_box_right]

Este testimonio me llevó a pensar en todos los profesores que realmente tienen una vocación educativa y unas convicciones respecto a la transformación que necesita nuestro sistema educativo para aportar realmente elementos de formación relevantes a cada niño y niña de este país y brindar esperanza de cambio a esta sociedad desesperanzada, desmoralizada, hundida en la más profunda crisis de ánimo colectivo tal vez de toda su historia.

Profesores que como esta exalumna están en el bando radical contra la reforma creyendo de buena fe que están defendiendo la educación pública en riesgo –según la falacia en la que han montado todo el movimiento anti reforma los líderes de la CNTE-, profesores como otros muchos egresados de universidades y normales de todo el país que no participan en las movilizaciones pero tienen posiciones críticas sobre lo que consideran negativo de esta reforma y siguen trabajando día a día desde la trinchera del aula aún en condiciones realmente adversas, profesores como muchos otros que tal vez creen de buena fe que esta reforma es positiva y confían en que por fin se verán algún día los cambios urgentes que hagan de este sistema educativo más equitativo, más justo, más pertinente y significativo para contribuir al desarrollo del país que tanto lo necesita.

Conmovedor pero a la vez indignante, leer este testimonio y recordar muchos otros que he leído o escuchado de viva voz por parte de estos actores honestos y comprometidos de nuestra educación que sin duda son la mayoría, pero que también desafortunadamente son los que no se escuchan desde arriba, donde siguen predominando las voces de los aduladores de siempre y los escándalos y los gritos de los opositores de siempre.

Indignante porque en la base siguen estando los ideales pero en las cúpulas que hoy se enfrentan en una lucha sorda que ha llegado a extremos de violencia irracional como los del domingo predominan los intereses. En efecto, no se trata de una lucha por mejorar la educación de los mexicanos, se trata de un conflicto de poder entre un gobierno emanado de un partido –que es por cierto el gran responsable de la creación y fortalecimiento del monstruo corporativo que hoy quiere combatir- que busca imponer su proyecto sexenal y una serie de grupos políticos opositores –más allá de la CNTE- que buscan a toda costa que ese proyecto de gobierno fracase para acceder al poder e imponer sus propios intereses.

Se trata de los intereses de uno o dos Secretarios de Estado que están construyendo su proyecto político personal hacia el 2018 frente a intereses de grupos y organizaciones que se niegan a perder los privilegios que históricamente les ha concedido la misma clase política que hoy se enfrenta con ellos. Todo esto, en el caldo de cultivo del hartazgo social y la desesperación de los más desfavorecidos.

Y así, en un conflicto en el que imperan los intereses y se olvidan totalmente los ideales –como siempre, tal vez como nunca- llegamos al escenario de violencia del domingo pasado que no se sabe hacia dónde va a evolucionar.

Solamente si volvemos a poner los ideales como guía y filtro de todos los posibles e inevitables intereses lograremos una educación que contribuya a que el diccionario detenga las balas, una verdadera educación personalizante.

 3.-¿País de reprobados o posibilidad de futuro?

La forma tendenciosa en que la CNTE ha promovido el miedo a la reforma educativa entre los profesores y los padres de familia a través de ideas que nada tienen que ver con la legislación aprobada y la manera torpe en que el Secretario Nuño ha pretendido imponerla mediante el uso de la fuerza en lugar del convencimiento sobre sus puntos positivos están llevando a muchos a hablar del fracaso de esta transformación constitucional y legal del sistema educativo.

Desde mi punto de vista esto resulta muy riesgoso porque la solución a los graves problemas del país se encuentra en el futuro y no en el pasado y echar abajo la reforma educativa en marcha implicaría un serio retroceso en lo poco que hasta hoy se ha avanzado en la construcción de un Sistema Profesional Docente y de un organismo autónomo (INEE) responsable de la evaluación de todo el sistema educativo y de la emisión de lineamientos para mejorarlo que tendrían que ser acatados por la autoridad educativa.

Es cierto que como lo he comentado en este y otros espacios, esta reforma es una condición necesaria pero no suficiente para transformar el estado de cosas en nuestras escuelas, es verdad que hay que ir mejorando los procesos e instrumentos de evaluación, generando el modelo educativo y las reformas curriculares necesarias, construyendo un sólido proceso de formación inicial y permanente de los docentes y mejorando la infraestructura y equipamiento de las escuelas entre otros muchos procesos pendientes o en marcha. Pero esto requiere de una fuerza social que presione al gobierno hacia delante y no hacia al retorno al estado anterior en el que México seguiría siendo un “país de reprobados”.

Por eso, condenemos la violencia de ambos bandos y generemos un proceso de diálogo abierto para mejorar la reforma, no para echarla atrás. Este es el dinamismo urgente para poder lograr que el diccionario detenga las balas.


Joaquín Sabina. Noches de boda.

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Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
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