Lado B
Turbo Kid, distopismo, gore y el regreso a lo retro
a ciencia ficción, el género responsable de escenarios repletos de futuros alucinantes y universos asombrosos.
Por Héctor Jesús Cristino Lucas @
12 de mayo, 2016
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Héctor Jesús Cristino Lucas

[dropcap]L[/dropcap]a ciencia ficción, el género responsable de escenarios repletos de futuros alucinantes y universos asombrosos. Y lo que diferencia a la Fantasía de este maravilloso género -manejado con maestría por grandes como Welles o Bradbury-, es la manifestación de posibilidades y de ciencia que, al menos para el momento en que fueron concebidas, aún no eran realidades cien por ciento plausibles, pero muchas llegarían a serlo en algún futuro. Y de esa materia que no sólo nos ha dado utopías inimaginables, sino también distopías inquietantes.

Así pues, desde la nada alentadora Metrópolis de Fritz Lang hasta las invasiones alienígenas del tipo They Live de John Carpenter, el cine se ha esforzado por enseñarnos, incluso desde las entrañas de la magia iniciada por los Lumière y perfeccionada por Méliès, las revelaciones de futuros que tal vez la humanidad pueda encontrarse en su paso por la Tierra. Futuros deprimentes que van desde Blade Runner, la obscura y existencial adaptación que realizó Ridley Scott en 1982 del libro de Philip K. Dick, Do Androids Dream of Electric Sheep?, hasta el trágico apocalipsis político y bélico que expuso Alfonso Cuarón en el 2006 con su Children Of Men.

En la literatura, George Orwell nos describió un escenario hoy tan actual con su novela 1984, donde el Big Brother -el sistema o el gobierno- ejerce el control del pueblo tras arrebatarle sus derechos de pensamiento desde las pantallas, mintiendo y maquillando la realidad a través de un sistema de medios masivos de comunicación. Aldous Huxley, en cambio, mostraría la otra cara de la moneda con su famosa novela Brave New World (titulada en el mundo hispanoparlante como Un mundo feliz), un distopismo donde el exceso de la información y el éxtasis que conlleva cumplir hasta el más mínimo de nuestros deseos humanos, nos llevarían a una ruina placentera. Dos distopías, dos horrores de nuestro futuro.

Entendamos también que, en su gran mayoría, los escenarios distópicos tanto en la literatura como en el cine comparten un elemento: son provocados directa o indirectamente por el ser humano. Por ello no son tan distintos los escenarios de aquellas películas de zombies iniciadas por George A. Romero con su Night Of The Living Dead, donde se desconoce a ciencia cierta el origen de la plaga -casi atribuyéndoselo a un castigo divino-, a filmes como Twelve Monkeys de Terry William o el Terminator de James Cameron donde se demuestra con exactitud que el autor del apocalipsis es nada más y nada menos que el propio hombre.

Y así pues, el número de películas donde el hombre es responsable de su tragedia se extiende a un listado interminable. Desde el Battle Royale de Kinji Fukasaku, donde los problemas socioeconómicos y políticos del gobierno desencadenan el caos en ciertos sectores de la población que empujan a instalar catastróficos sistemas de “justicia”; hasta las guerras químicas que contaminan la Tierra hasta el punto donde los recursos no renovables como el petróleo o el agua se vuelven lo único importante por lo cual hay que luchar, al puro estilo de la franquicia de George Miller Mad Max. Y es de este último escenario en el que se desarrolla la película que nos compete el día de hoy.

Turbo Kid, el film canadiense de los debutantes Anouk WhissellFrançois SimardYoann-Karl Whissell es una de esas rarezas ambulantes del 2015 que en medio de tanto barullo actual, donde tenemos grandes ejemplos como Edge of Tomorrow o exageraciones de “obras maestras” como Interstellar, se atreve a voltear atrás; se atreve a regresarnos con creces el estilo único, especial, clásico y retro de aquellas grandes películas de ciencia ficción y distopismo que más amamos. De momentos nos parecerá un experimento explotation de serie B, casi pegando a la parodia absoluta donde el loco Max que interpretó Mel Gibson es el principal referente.

Una especie de pastiche -como juego Tarantinesco- de unir todo lo clásico no sólo de un género como lo es el Sci-fi, sino también de otros tantos como el gore y la comedia negra y/o caricaturesca de los comics. Un festín que está más cercana a volverse de culto de lo que puede aparentar.

turbokidsLos directores de esta fascinante obra rocambolesca parecen haber creado no una película, sino un llamado a los fanáticos. Es el regreso de lo retro, donde nos llevan a todos a un paralelo 1997, donde las interminables guerras químicas trajeron consigo una terrible lluvia ácida que devastó la Tierra, y donde el agua es ahora el bien más preciado para la sociedad, creándose un nuevo sistema totalitario encima de aquel viejo que tontamente llamábamos democracia liberal. Es el encuentro cara a cara con lo más clásico de George Miller y su franquicia, pero también de John Carpenter y su fascinante Escape From New York que protagonizó Kurt Russell en 1981.

Sin embargo, no es la primera vez que un experimento como este, en pleno siglo XXI, intentó traernos lo más clásico de la ciencia ficción y el distopismo. En el 2009, Neil Marshall -director de la claustrofóbica The Descent– realizó un par de guiños a Miller y Carpenter con su poco conocida Doomsday del 2008, pero la cinta no fue bien aceptada por la crítica. En el 2012, Pete Travis lo lograría con mayor éxito gracias al reboot de Dredd y cómo olvidar la rusa Frankenstein’s Army de la que ya hemos hablado aquí. De hecho, la Mad Max: Fury Road que nos trajo el mismísimo Miller pudiera ser considerada también como un pedazo del Sci-fi más retro traído a nuestra actualidad.

Esta pequeña pero significativa pieza de culto cumple con innumerables elementos. No sólo su argumento es fresco -pese a los guiños o parodias- y tremendamente liberal, sino también sus efectos especiales, exagerados e inverosímiles, están muy bien logrados. El gore usado a la vieja escuela nos recordará, así como pasó con el Feast de John Gulager, a grandes clásicos como Braindead de Peter Jackson o Evil Dead de Sam Raimi, pero con grandes referencias también al gore del cine asiático como el Tokyo Gore Police de Yoshihiro Nishimura. De hecho, la agilidad argumental es un guiño más de Turbo Kid a todas estas películas Splatter de serie B.

En la crítica que realicé para Deadpool aclaré que gran parte de su éxito se derivó al fanatismo de Tim Miller no sólo al mundo de los cómics sino también del cine en general, puesto que su debut en el universo marvel estaba plagado de homenajes. Así pues, los responsables de Turbo Kid plagan su metraje demostrando el amor que le tienen al género.

Algo que pocos saben, es que Anouk WhissellFrançois SimardYoann-Karl Whissell debutaron en pantalla grande con un cortometraje para la película del 2012 The ABC Of Death 2 -una película antológica en donde se les otorgó una letra del abecedario a diversos exponentes del género de horror como Nacho Vigalondo, las The Sister Soska o Alexandre Bustillo para que creasen un cortometraje con esa inicial- de nombre T is for Turbo, que básicamente fue el prototipo a escala tanto en argumento como en estilo de lo que ahora conocemos como uno de los mejores manjares retro de ciencia ficción y estética caricaturesca a lo cómic: Turbo Kid:

Aunque el argumento es simple y muchos de sus personajes carecen de profundidad, ya que estamos frente a una película cuyo guión debe ajustarse al presupuesto de sus autores, muchos de estos logran una simpatía tal como para volverse entrañables. Destaco por supuesto al pequeño Turbo Kid interpretado por el canadiense Munro Chambers del que, para ser su primer rol principal, no lo ha hecho nada mal aún frente a escenas que implican violencia explícita. También, y esto hay que enfatizarlo, a Laurence Leboeuf, quien interpreta uno de los papeles más excéntricos pero simpáticos de toda la película: Apple. Este dúo nos hará pasar la mejor hora y media de nuestras vidas.

Turbo Kid es una película -y recuerden estas palabras- en peligro de extinción. Una película que no se ve todos los días, y definitivamente es de lo poco bueno en distopías dentro de la ciencia ficción actual. Para los que aman los filmes del tipo Kinji Fukasaku con su Battle Royale, John Carpenter y su contestataria Escape From New York y, por supuesto, la franquicia que definió la carrera de George Miller a inicios de los 80s, Mad Max, esta película es imperdible. Distopismo, gore y el regreso a lo retro.

[quote_box_center]Sinopsis:

Aunque se ambienta en el año 1997, Turbo Kid cuenta la historia de un futuro post-apocalíptico en el que la Tierra ha sido devastada por la lluvia de ácido, y el agua es un bien escaso. El protagonista es un adolescente amante de los cómics de superhéroes que un día conoce a una misteriosa chica llamada Apple. Ambos jóvenes se embarcan en una misión en la que correrán un grave peligro. Cuando el malvado Zeus entre en escena y amenace al dúo, deberán demostrar que son más fuertes de lo que pensaban. Apple es secuestrada por el villano y el chico tendrá que rescatar a la chica de sus sueños y librar a la Tierra del desierto del mal sembrado por Zeus.[/quote_box_center]

 

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Héctor Jesús Cristino Lucas
Héctor Jesús Cristino Lucas resulta un individuo poco sofisticado que atreve a llamarse “escritor” de cuentos torcidos y poemas absurdos. Amante de la literatura fantástica y de horror, cuyos maestros imprescindibles siempre han sido para él: Stephen King, Allan Poe, Clive Barker y Lovecraft. Desequilibrado en sus haberes existenciales quien no puede dejar (tras constantes rehabilitaciones) el amor casi parafílico que le tiene al séptimo arte. Alabando principalmente el rocambolesco género del terror en toda su enferma diversidad: gore, zombies, caníbales, vampiros, snuff, slashers y todo lo que falte. A su corta edad ha ido acumulando logros insignificantes como: Primer lugar en el noveno concurso de expresión literaria El joven y la mar, auspiciado por la Secretaría De Marina en el 2009, con su cuento: “Ojos ahogados, las estrellas brillan sobre el mar”. Y autor de los libros: Antología de un loco, tomo I y II publicados el 1° de Julio del 2011 en Acapulco Guerrero. Aún en venta en dicho Estado. Todas sus insanias pueden ser vistas en su sitio web oficial. http://www.lecturaoscura.jimdo.com
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