Lado B
Bone Tomahawk y el reavivamiento del subgénero caníbal
En múltiples ocasiones hemos hablado detalle a detalle el subgénero de los caníbales. Mencionamos que los controvertidos filmes Mondo no sólo fueron la antesala de películas que ahora conocemos como Found Footage, sino que también abriría paso a un pequeño pero significativo subgénero del horror que más temprano que tarde se denominaría: De Caníbales.
Por Héctor Jesús Cristino Lucas @
05 de mayo, 2016
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Héctor Jesus Cristino Lucas

[dropcap]E[/dropcap]n múltiples ocasiones hemos hablado detalle a detalle el subgénero de los caníbales. Mencionamos que los controvertidos filmes Mondo -aquellos documentales sensacionalistas cuyo fin radicaba en la exageración morbosa de algún tema, siendo la italiana Mondo Cane de Gualtiero Jacopetti, Paolo Cavara y Franco Prosperi de 1962 la principal exponente- no sólo fueron la antesala de películas que ahora conocemos como Found Footage -del tipo Rec o The Blair Witch Project-, sino que también abriría paso a un pequeño pero significativo subgénero del horror que más temprano que tarde se denominaría: De Caníbales.

Y aunque hubo dignas representantes nacidas en Italia, con expertos en la materia como Umberto Lenzi y sus abominables Cannibal Ferox y Eaten Alive!, o bien, el maestro Ruggero Deodato que traería la que aún ahora es considerada la Citizen Kane de las películas de este subgénero: Cannibal Holocaust de 1979, los metrajes de este tipo fueron relativamente pocos. Ya para los 90s el tema de los caníbales se había mudado a otros géneros, como los dramas basados en hechos reales, destacando el film Alive de Frank Marshall en 1993, o la extrañísima comedia negra de Jean-Pierre Jeunet Delicatessen de 1991.

Ese mismo año Jonathan Demme traería al mundo la impactante adaptación cinematográfica de la novela homónima de Thomas Harris, The Silence of the Lambs, que en una mezcla de thriller policial con tintes de horror iniciaría la famosísima franquicia del infame pero brillante Hannibal Lecter, personaje basado en un asesino en serie y caníbal real: Ed Gein. Ya para el nuevo siglo, los ejemplos se multiplicarían, siendo el terror el mayor exponente. Basta recordar el American Psycho de Mary Harron, o el Hostal II de Eli Roth. De hecho, en México surgiría también nuestra digna representante. El grotesco Somos lo que hay de Jorge Michael Grau.

Sin embargo, el género se fue perdiendo interés lentamente y estas criaturas, los caníbales que Deodato usó en los 70s para generar una poderosa crítica antioccidental, dejaron de ser tema recurrente. No fue sino hasta inicios del 2011 que pareciera este tipo de películas volverían, en una especie de reavivamiento inconsciente, aunque no del todo masivo. El género del caníbal ha estado presente en excelentes películas que no han tenido la distribución adecuada. La más conocida de manera reciente fue The Green Inferno de Eli Roth, que si bien no convenció a todos, fue el homenaje más cercano al empolvado subgénero de los 70s.

En el Festival de Cine de Sudance 2011 -y en esta sección ya hablamos del tema- Lucky Mckee, autor intelectual detrás de la grandiosa May (2003), estrenó su polémica y visceral The Woman, que le valió el rechazo de diversos grupos feministas que no sólo acusaron a la película de misógina, sino también al propio Mckee. Sin embargo se convirtió en una de las mejores películas de horror del siglo XXI, exponiendo el tema del canibalismo dentro de una perspectiva totalmente nueva, una especie de thriller psicológico minimalista que nos pondrá en las entrañas de una familia llena de secretos aún más impactantes que sus escenas gráficas.

Curiosamente y ese mismo año se estrenaría en Canadá Eddie: The Sleepwalking Cannibal de Boris Rodríguez. Una comedia de horror del tipo Shaun of the Dead o Tucker and Dale vs Evil que tocaría el tema del canibalismo, el arte y la pintura de una manera morbosamente divertida. Mientras que, en el 2013, se estrenaría en España la poco conocida Omnívoros de Óscar Rojo. Una especie de thriller cuyo argumento se centra en las polémicas organizaciones secretas, muy parecida a la trama de Hostal II, donde multimillonarios y magnates se reúnen en un restaurant clandestino con el único fin de saciar un apetito extravagante y peculiar.

Todas estas películas se han transformado en pequeñas pero significativas producciones que se unen al reciente trabajo de Eli Roth para incentivar el revival del subgénero Caníbal.

El año pasado también tuvimos una película de caníbales que recibió la ovación no sólo de la crítica -como en Rotten Tomatoes con una excelente calificación del 89%- sino también de innumerables fanáticos del horror. Desafortunadamente esta película se ha movido por parajes tan inhóspitos que podría pasar desapercibida para muchos de nosotros. Bone Tomahawk es la opera prima del escritor y ahora director S. Craig Zahler, estrenada con éxito en el pasado Festival Sitges del 2015 donde triunfó en la categoría de Mejor Director. El más reciente hallazgo que intenta reavivar el género de caníbales de una manera fresca e interesante.

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Si el Cannibal Holocaust de Deodato nos remontó a la jungla amazónica de aquellos 70s, el Bone Tomahawk de Zahler nos llevará directo al salvaje oeste de 1890. Así es, hablamos de un clásico Western -que curiosamente es otro de esos géneros olvidados que se ha intentado reavivar, siendo Tarantino uno de los pocos que lo ha logrado- que nos recordará a los emblemáticos trabajos del italiano Sergio Leone junto al entrañable Clint Eastwood, muy al estilo del The Good, The Bad And The Ugly y Per Un Pugno Di Dollari que marcaron a los 60s, pero con una pequeña y particular diferencia… estará entremezclada con altas dosis de gore y horror.

Craig Zahler es un escritor que en nuestros país quizás muy pocos conozcan, pero cuya trayectoria le ha valido el reconocimiento de diversos círculos especializados en literatura fantástica. Tal es el caso de su novela A Congregation of Jackals (Una congregación de Chacales) que le valió la nominación a los Premios Spur otorgado por los Western Writers of America andThe Peacekeeperby the Western Fictioneers (Los escritores occidentales de América y la fuerza de paz de los Ficcioneros occidentales) dedicados al reconocimiento de nuevos escritores de occidente. Así pues, diversas de sus novelas fueron calificadas como excelentes por dicha Academia.

Sin embargo y pese a tener un gran número de seguidores, gracias a su literatura extravagante ubicada en los géneros Western, Policial y de Ciencia Ficción -eso sin contar con el éxito que cosechó gracias a su banda de Heavy Metal Realmbuilder-, muchos de los guiones que lanzó para Hollywood fueron rechazados rotundamente, retrasando su sueño de ser director.

No fue hasta el 2011 que Alexandre Courtes usó uno de sus tantos guiones para la película de horror Asylum Blackout, aunque lamentablemente pasó sin pena ni gloria. Esto cambiaría el año pasado 2015, cuando Zahler volvió a intentarlo esta vez con una intensa historia que tenía varada en el tintero. El Western que sorprendió al mundo. Y es que nada causa más temor que unir dos grandes géneros y salir ileso. Escuchar una premisa como la de Bone Tomahawk fácilmente nos remontará a los terrenos rocambolescos de la Serie B o el Cine Explotation. Zahler, en cambio hace un excelente balance que no cae en el sin sentido absoluto, ofreciéndonos escenas desgarradoras, hiperrealistas e impactantes.

Con un argumento relativamente simple -basado en la típica búsqueda por el desierto- pero con grandes diálogos que dotan de profundidad a cada uno de los personajes, Bone Tomahawk logra lo impensable con su tensión a tope, su misterio intrigante y su dosis de violencia explícita: el excelente ensamblaje de dos grandes géneros que se consideraban empolvados por el tiempo. El Western de horror posiblemente se transforma en un nuevo subgénero, pionero y listo para su desarrollo. La opera prima de Zahler ha triunfado en una era donde las películas independientes son devoradas sin chistar dentro la industria de Hollywood, sobre todo si tiene que ver con el terror.

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Pero si hay algo que aplaudir de esta producción, eso sería sin duda su reparto. Encabezado por el ya reconocido Kurt Rusell –que curiosamente apareció en mismo año en otro Western firmado Tarantino The Hateful Eight– Patrick Wilson, -reconocido por sus trabajos dentro del género de horror como Insidious o The Conjuring– y la propia Lili Simons -de la serie de Cinemax Banshee– hacen un estupendo trabajo en conjunto. De hecho, existen dos grandiosos cameos que los más fanáticos reconocerán inmediatamente. Uno de ellos es Sid Haig, más reconocido por su papel como el Capitán Spaulding en las películas House Of 1000 Corpses y The Devils Reject de Rob Zombie.

El otro es el mismísimo David Arquette. Seguro lo identificarán por hacer del incompetente policía Dewey en la franquicia del fallecido Wes Craven: Scream. De hecho Arquette también es director de cine, cuya película de horror, Tripper del 2007, es una de esas rarezas muy poco conocidas.

Craig Zahler nos otorgó a todos un debut único y prometedor, no sólo para el género de horror sino también para su carrera. De hecho, a finales del mes de abril se informó que debido al éxito de su opera prima, Zahler puso en marcha su siguiente trabajo: el reboot de Puppet Master. Aquella mítica película de muñecos diabólicos de 1989 dirigida por Charles Band y David Schmoeller que desencadenó en toda una franquicia del horror. Así pues, seamos claros, se decía que Eli Roth reavivaría el género de caníbales con The Green Inferno, pero a más de uno nos quedó a deber. Bone Tomahawk en su más álgida naturaleza es quien se queda con el título.

[quote_box_center]Sinopsis:

“A la localidad de Bright Hope llega un forastero que rápidamente despierta las sospechas del sheriff (Kurt Russell), que termina por arrestarlo tras una disputa. Una mujer (Lili Simmons) decide cuidar del preso, pero una noche ambos desaparecen. Siguiendo la única pista que tiene, una flecha de una tribu caníbal, el sheriff buscará a la joven con la ayuda de algunos hombres, entre ellos un vaquero (Patrick Wilson) y un anciano (Richard Jenkins).”[/quote_box_center]

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Héctor Jesús Cristino Lucas
Héctor Jesús Cristino Lucas resulta un individuo poco sofisticado que atreve a llamarse “escritor” de cuentos torcidos y poemas absurdos. Amante de la literatura fantástica y de horror, cuyos maestros imprescindibles siempre han sido para él: Stephen King, Allan Poe, Clive Barker y Lovecraft. Desequilibrado en sus haberes existenciales quien no puede dejar (tras constantes rehabilitaciones) el amor casi parafílico que le tiene al séptimo arte. Alabando principalmente el rocambolesco género del terror en toda su enferma diversidad: gore, zombies, caníbales, vampiros, snuff, slashers y todo lo que falte. A su corta edad ha ido acumulando logros insignificantes como: Primer lugar en el noveno concurso de expresión literaria El joven y la mar, auspiciado por la Secretaría De Marina en el 2009, con su cuento: “Ojos ahogados, las estrellas brillan sobre el mar”. Y autor de los libros: Antología de un loco, tomo I y II publicados el 1° de Julio del 2011 en Acapulco Guerrero. Aún en venta en dicho Estado. Todas sus insanias pueden ser vistas en su sitio web oficial. http://www.lecturaoscura.jimdo.com
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