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La desigualdad científica que afecta a la salud de las mujeres
Las mujeres no participaban en ensayos clínicos hasta los noventa. Los efectos adversos de los medicamentos son mayores en el sexo femenino
Por Lado B @ladobemx
13 de marzo, 2016
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El Día Internacional de la Mujer conmemora el incendio en la fábrica Cotton Textile Factory de Nueva York que acabó con la vida de más de 130 trabajadoras. La jornada reivindicativa sirve también para recordar que la equidad entre ambos sexos aún no existe. Y la igualdad de género, como sostiene la profesora Concepción Fernández, es también una cuestión de justicia. Por desgracia, la desigualdad existente en los laboratorios sigue afectando a la salud femenina.

[quote_right]Las mujeres no participaban en ensayos clínicos hasta los noventa. Los efectos adversos de los medicamentos son mayores en el sexo femenino[/quote_right]

Hasta la década de los noventa, las mujeres no participaban en los ensayos clínicos necesarios para autorizar un nuevo medicamento. «No siempre se entendió que no era científicamente apropiado estudiar solo a hombres y aplicar estos resultados en mujeres», comenta Janine Austin ClaytonAssociate Director for Research on Women’s Health de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos.

En ese sentido, ocho de cada diez fármacos prescritos en EEUU entre 1997 y 2001 presentaban mayores efectos adversos en mujeres que en hombres. La mitad era porque se administraban más a la población femenina, mientras que en el caso del otro 50% no se conocían los motivos. Pero lo cierto es que medicamentos como Posicor, Raxar o Propulsid ponían en riesgo la salud femenina. ¿Qué estaba ocurriendo?

La ausencia del otro 50%

Según señala Clayton a NPR, el 80% de los estudios científicos realizados en ratones se hace en ejemplares machos. Es decir, los sesgos en esta investigación preclínica y la no inclusión durante décadas de la mujer en ensayos clínicos podrían estar detrás de graves consecuencias para la salud de la mitad de la población. La razón de esta «desigualdad científica» se basaba en que las hembras de roedores eran más variables, una consideración cuestionada por trabajos como este publicado en Neuroscience and Biobehavioral Research.

[pull_quote_left]Los gobiernos pretenden ahora evitar los sesgos de género en la investigación[/pull_quote_left]

Los sesgos introducidos, según un artículo publicado en Annals of the New York Academy of Sciences, afectaban a la investigación sobre el cáncer, las enfermedades cardiovasculares o la depresión. En otras palabras, los problemas en los estudios con modelos animales suponían un grave lastre para los ensayos clínicos y, como consecuencia, para la salud de miles de mujeres.

¿Dónde está la desigualdad?

¿Evitar esta «desigualdad científica» solucionará los problemas sobre la salud femenina? Expertos en farmacología señalan que «el sexo es una variable biológica fundamental» y que, como tal, no puede ser excluida de los análisis realizados.

[quote_box_right]Otros expertos señalan, sin embargo, que el género es algo más que el sexo biológico. La salud femenina también está condicionada por factores socioeconómicos[/quote_box_right]

Otros autores, sin embargo, critican la elección de líneas celulares como «masculinas» y «femeninas». Stacey A. Ritz, por ejemplo, plantea que es imposible trasladar como «equivalentes» los resultados obtenidos en cultivos celulares y en modelos animales a las diferencias entre hombres y mujeres. Una perspectiva similar a la apoyada por el grupo de Sarah S. Richardson en la revista PNAS, en la que plantean que el género es algo más que el sexo biológico. O, en palabras de Fernández, «el individualismo atribuye los logros a la capacidad la psicología de los individuos como si estuviesen libres de barreras sociales».

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¿Es posible realizar una consideración biologicista de este tipo sin caer, de nuevo, en errores? La ausencia de especialistas sobre el feminismo y la perspectiva de género pesa sobre los trabajos que tratan de reducir la «desigualdad científica» en pro de la salud femenina.

Y es que, por desgracia, las relaciones entre sexo y biología no siempre han sido bien documentadas. Como recogía un trabajo publicado en JAMA, solo el 12,7% de los estudios asociaba de forma correcta las variables genéticas con la diferente interacción entre sexos. Además, la mayor parte de investigaciones no aborda con claridad la desigualdad que también existe en la salud entre hombres y mujeres en el mundo. Es decir, estos expertos comentan que la «desigualdad» no estaría solo en los análisis de cultivos celulares y animales de laboratorio, sino especialmente en las condiciones socioeconómicas tan dispares que afronta la mitad de la población. Y es que según la UNESCO, más de mil millones de personas viven en condiciones de extrema pobreza, la mayoría mujeres.

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