Lado B
La sombra de Mario Marín también conspira contra Gali
Con la novedad de que en las llamadas zonas de catarsis de opinión pública de la ciudad capital no acaba de cuajar ninguno de los pronunciamientos que los candidatos a gobernador por los respectivos partidos punteros están haciendo.
Por Ernesto Aroche Aguilar @earoche
23 de febrero, 2016
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Ociel Mora

@ocielmora

[dropcap]C[/dropcap]on la novedad de que en las llamadas zonas de catarsis de opinión pública de la ciudad capital, no acaba de cuajar ninguno de los pronunciamientos que los candidatos a gobernador por los respectivos partidos punteros están haciendo.

Del PRI la gente espera mucho pero mucho más de su actual abanderada; disgustan en general los nombres del primer círculo que rodea a la candidata. Los Giorgana, los Marín, los Zavala, los Morales Flores, los Doger, las Lucero, los Charbel, y un largo etcétera.

La salvedad parece ser Alejandro Armenta, quien anda con el aura en la cabeza de haber derrotado la implacable maquinaria de dinero y coerción del morenovallismo en su distrito.

Alguien refirió el malestar de la gente contra ese grupito compacto del modo más plástico que pueda hacerse: “los que ya comieron, que dejen comer a los que llegan”.

Marín mantiene una alianza soterrada con el actual gobernador a cambio de su libertad y de una legión grande de los suyos. Las escaramuzas montadas contra un par de ellos son eso: escaramuzas para consumo de medios y materia de propaganda.

Melquiades Morales Flores, con menos escrúpulos que Mario Marín, tiene a toda su familia nuclear cobrando en el gobierno panista. El yerno es contralor del estado; el hijo, subsecretario de Gobierno; la hija manda en la comunidad de notarios; el sobrino es alto funcionario en la secretaría de Gobierno, el hermano, etcétera, etcétera.

Don Melquiades, como mentor político de Moreno Valle, ha cobrado caro al erario poblano su apoyo al ahora gobernador. E incluso la entronización de ambos en la gubernatura en periodos diferentes es motivo de zozobra. Digo que no se entiende el triunfalismo del uno sin la presencia del otro.

La gente de a pie, los agraviados, los olvidados, los discriminados, los perseguidos, los demócratas, los liberales, los indios, los católicos, los evangélicos, los políticos de oficio (que los hay pese a los gobernantes), incluso muchos miembros de la misma estructura de gobierno que han sido vilmente ultrajados: la comunidad intelectual y cultural, los homosexuales, los defensores del patrimonio cultural, los que anhelan seguridad para sus hijas y hermanas; los que aborrecen el engaño, todos, pues, quisieran que la oposición a Moreno Valle empezara de cero. Con gente y caras nuevas, ajena a la política y a la corrupción sistemática de los partidos políticos y sus gobernantes, lo que ciertamente es imposible de hacer, porque la organización política para hacer gobierno descansa sobre la base de los partidos.

Las mentadas candidaturas independientes, que en sus inicios fueron la esperanza frente a la usura de los partidos, han demostrado a la vuelta de un año que, en su actual esquema, sólo sirven a Don Dinero. El Bronco ganó porque los empresarios de Monterrey se pusieron de acuerdo para disputar el poder a las televisoras de la ciudad de México que, en la persona de Enrique Peña Nieto, pusieron presidente en la elección pasada.

El nombre de Blanca no es porque sea la octava maravilla y sea poseedora de la varita mágica y que de la noche a la mañana se haya convertido en la gran demócrata del nuevo siglo. De ninguna manera. Y tampoco porque el PRI haya dejado de ser el PRI de toda la vida; que en su nueva etapa a engendrado figuras monstruosas como los Moreira y a los Duarte de Veracruz y Chihuahua, que agravia tanto como el autoritarismo poblano. Pero parece ser la única esperanza que se tiene más a la mano y más próxima para regresar a Puebla a la institucionalidad perdida en este gobierno.

No olvidemos que aún en los peores gobiernos priistas, el Congreso mantuvo su condición plural, en el que todas las fuerzas políticas hacían escuchar su voz, e incluso postularon propuestas contrarias al establishment priista. Con Moreno Valle la división de poderes se suprimió.

Con la alternancia de partidos, Puebla no sólo no avanzó hacia la tan urgida transición democrática, sino que retrocedió a los años setenta. El poder ejecutivo afianzó en su persona a los tres poderes de gobierno. Y ni hablar de otros indicadores.

¿O alguien tiene una explicación mejor acerca del momento por el que cruza la entidad?

¿Y del candidato panista que se dice? En los mentideros a los que hago referencia se parte del principio (nada errado a mi parecer) de que el señor Antonio Gali Fayad (o como se escriba, perdón por no ser libanés) no es candidato del PAN, el partido fundado por Gómez Morín para contrarrestar las acciones sociales del gobierno de Cárdenas, sino del gobernador Rafael Moreno Valle.

El PAN como partido político, con su plataforma ideológica y sus postulados de bien común, y su vieja misión cívico-opositora al PRI y a los partidos de izquierda, no existe más. Fue deliberadamente barrido durante los primeros años del sexenio. Con el único fin de que en el firmamento predominara la figura de un solo hombre.

Así es que el señor Gali Fayad es candidato del señor Moreno Valle, no de un partido político. En este trance, como en el ayuntamiento, se haya absolutamente sujeto a los designios superiores, y sin lugar a dudas que es una ficha importante de negociación que, llegada la hora de las grandes definiciones, será jugada y no precisamente en favor suyo.

El señor Gali sabe que también tiene en su contra la figura de Mario Marín. La sombra de ese personaje no sola conspira contra la candidatura priista sino que también amenaza con hacerlo contra la morenovallista.

El señor Gali sigue siendo priista, y como tal tuvo como padrino promotor a Mario Marín. Fue uno de los más entusiastas promotores de su candidatura hace una década, cuando fue candidato a gobernador, y le organizó varias comidas fastuosas en el restaurante El 1800, y se dice que incluso le metió mucha cantada y hasta dinero.

Pero al fin zorro y al fin conocedor del alma de los priistas, Marín gobernador se hizo el desentendido con su antiguo aliado. Entonces, despechado, se fue con Felipe Calderón. Y dicen los que saben de esos menesteres que gracias a la cantada hicieron clic.

Finalmente, fue levantado por el ahora gobernador y en una jugada maestra se ha reservado para él el control de la capital con uno de su entera confianza.

ocielmora@gmail.com

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Autor Lado B
Ernesto Aroche Aguilar
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