[pull_quote_center]El arte feminista es reivindicativo, está metiendo el dedo en la llaga, molesta al patriarcado y entonces se ha visto como una amenaza[/pull_quote_center]

Ámbar Barrera

@Dra_Caos

La historia de las mujeres en el arte ha sido reconocida, estudiada y evidenciada en las últimas décadas de manera casi paralela a los estudios formales de historia del arte en las escuelas. Y apenas desde los años 70 puede hablarse de arte feminista, arte donde las mujeres artistas no sólo hablan de los temas en boga del arte sino desde una problemática de género.

Sin embargo, eso tampoco significa que la situación de las mujeres haya cambiado drásticamente en los últimos años. Un ejemplo de ello es un conteo estadístico realizado por el colectivo de artistas feministas Guerrilla Girls en el MOMA de Nueva York: En 1989 el 5% de los artistas expuestos eran mujeres, en 2005, el número se redujo a 3% y en 2012, año del último conteo, la cifra quedó en 4%

Elvira Rilova, historiadora del arte y curadora española, estuvo la semana pasada en Puebla para dar un curso «Mujeres en la historia del arte» en la librería del Complejo Cultural Universitario.

Durante su curso, que abarcó desde el arte prehistórico hasta el arte contemporáneo, Elvira Rilova presentó una serie de mujeres artistas que a través del tiempo, sobre todo antes del siglo XIX, tenían una casi nula oportunidad de estudiar arte (sobre todo anatomía) y aunque fueran contratadas por la realeza, no eran retribuidas o no firmaban sus obras, lo que hace más difícil reconocer su huella en el presente.

Además, casi todas las artistas mujeres anteriores al siglo XIX pertenecieron a la clase alta y se les conoció tiempo después por haber sido esposas o amantes de algún artista varón o por las menciones de su trabajo por importantes historiadores varones de sus respectivas épocas, dejando en el aire la existencia de otras artistas que pudieron existir pero no fueron reconocidas y sus nombres y/u obras se perdieron.

En entrevista para Lado B, Elvira Rilova platicó sobre arte, mujeres y feminismo.

Lado B (LB): El arte feminista puede ser más fácilmente desvalorizado que otro tipo de arte o incluso causar temor o rechazo para los espacios expositivos o para el público, ¿estarías de acuerdo con esa afirmación?

Elvira Rilova (ER): Estoy totalmente de acuerdo. El arte hecho por mujeres con temática feminista suele verse de una manera específica, se habla de lo delicado o que es femenino… pero el arte feminista es reivindicativo, está metiendo el dedo en la llaga, molesta al patriarcado y entonces se ha visto como una amenaza, incluso actualmente. Eso lo entendería como una percepción de principios del siglo XIX, pero no puedo creer que hasta hoy se use el término feminista asociado a una mujer histérica.

LB: Hay mujeres que actualmente son artistas pero su trabajo no está relacionado directamente con la problemática del género. Sin embargo, en el contexto actual en el que no mucho ha cambiado realmente para las mujeres, ¿qué tan importante es que las artistas contemporáneas exploren en su arte esos temas o que no lo hagan?

ER: Yo creo que como artista también tiene que ser extenuante tener que estar luchando siempre. El arte feminista tiene poco mercado y no nos podemos engañar, lo que quieren los artistas es vender y vivir de su trabajo y hacer lo que te gusta, entonces, si como artista no te nace hacer ese tipo de reivindicación me parece súper licito, porque ya de por sí estás compitiendo por la igualdad de condiciones con los hombres. En el fondo, al hacer arte y al estar compitiendo con hombres ya estás poniendo tu granito de arena.

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En el mundo del arte, las mujeres no sólo se encuentran en una situación desigual como artistas, sino también existe un llamado “techo de cristal” para gestoras y otras mujeres que aspiran a ascender en su carrera como directoras de museos, por ejemplo. Esos puestos los obtienen los hombres, quienes posteriormente dictan la agenda de los museos y, ya sea conscientemente o no, dejando de nuevo en números rojos a las mujeres.

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LB: ¿Qué hace falta para que números como los que arroja el sondeo de las Guerrilla Girls cambien en favor de las mujeres artistas, no sólo en Estados Unidos sino en todos lados?

ER: Yo creo que debe haber un cambio pero a todos los niveles. Es una conquista que se va a dar poco a poco, que tal vez ni tú ni yo lleguemos a ver, y no solamente en el mundo del arte, sino en la ingeniería, medicina… todos los niveles. Esto se va a conseguir con educación.

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Elvira Rilova considera de suma importancia la educación con enfoque de género en todos los niveles y todas las áreas, incluida la historia del arte, donde podría no sólo hablarse de las mujeres artistas en la historia, sino del contexto patriarcal y machista que ha causado su invisibilidad. Además, la curadora también señala como una necesidad, la asesoría a directores de museos y programadores de exposiciones por parte de un experto que les haga ver la falta de la muestra de mujeres artistas.

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Elvira Rilova sigue de cerca el trabajo de la artista Yolanda Domínguez, quien hace fotografía, performance y otras acciones colectivas que documenta y expone con un alto impacto en medios de comunicación y redes sociales. Su trabajo se enfoca principalmente en la crítica a los papeles de las modelos en campañas publicitarias de la industria de la moda.

ER: En pleno debate sobre una ley de aborto en España, ella propuso que las mujeres fueran a registrar su cuerpo al Registro Mercantil de Bienes Muebles. Curiosamente, muchos registros lo dieron por válido, así que muchas mujeres lograron registrar su cuerpo como suyo.

Yolanda Domínguez se dio a conocer en México el año pasado por su acción colectiva contra la campaña publicitaria machista de una cadena española de ópticas. En su anuncio, las mujeres (representadas en su anuncio por modelos en poca ropa) eran consideradas como accesorios a disposición de los hombres. La artista hizo una invitación abierta a las mujeres en redes sociales para asistir a distintos locales de esa cadena de ópticas, vestidas igual que las modelos para evidenciar el machismo de su publicidad.

Al final del revuelo que causó esta acción, la compañía retiró la publicidad por mandato de la Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial de España.

ER: El arte feminista no vende y es una lucha complicada, no es un arte realmente apreciado.