Lado B
Supergirl: la nueva chica del club
Oficialmente creo que he perdido la cuenta de cuántas columnas sobre series basadas en cómics he escrito en el último año, porque cuando digo “¡al fin ya acabé con las que me gustan!” salen más, al grado que de verdad ya me es prácticamente imposible escribir de otro tópico, pero prometo que próximamente lo haré. Pero hoy no será ese día.
Por Lado B @ladobemx
15 de febrero, 2016
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Amira George

[dropcap]O[/dropcap]ficialmente creo que he perdido la cuenta de cuántas columnas sobre series basadas en cómics he escrito en el último año, porque cuando digo “¡al fin ya acabé con las que me gustan!” salen más, al grado que de verdad ya me es prácticamente imposible escribir de otro tópico, pero prometo que próximamente lo haré. Pero hoy no será ese día.

Hace unas semanas me explayé acerca de cómo Jessica Jones más allá de ser una serie de una superheroína era un programa de mujeres fuertes que no necesitaban ser rescatadas. De alguna manera, mucho más light, rosita y cute Supergirl podría ser parecido, claro con las distancias guardadas entre una mujer con un pasado de violencia y una niña que bien podría ser porrista.

La historia de Superman -creo- es más que conocida. A punto de explotar el planeta Kripton sus padres mandan a Kal-El de bebé en una sonda a la Tierra en esperanza de salvarle la vida. El niño llega, es adoptado por los Kent y lo bautizan Clark. El sol amarillo de nuestro planeta le da superpoderes como volar, fuerza sobrehumana y todo lo que ya sabemos. Ahora bien, la parte no tan explotada ha sido la historia de su prima, Kara, quien es envíada minutos después que él a la Tierra para cuidarlo, ya que ella es mayor, pero algo pasa y ella queda atrapada en el espacio y llega tiempo después, ella sigue siendo niña pero su primo ya se volvió Superman.

Esa es parte de la premisa de la serie, cómo Kara al ya no tener que cuidar a su primo comienza una vida normal con su familia adoptiva, pero si la serie fuera solo así creo que con el piloto hubiera sido suficiente. En el primer capítulo vemos cómo Kara decide seguir los pasos de su primo y empieza a hacer sus pininos como heroína, algunos bien otros no tan bien pero ahí la lleva.

Como ella sola peleando con los malos no es tan divertido, la unen con una corporación secreta del gobierno que investiga la presencia de extraterrestres, en algunos casos violentos en la tierra, en la cual trabaja nada menos que su hermana adoptiva Alex.

Bueno, la trama así como la acabo de plantear pareciera enredada o compleja, pero al contrario, de las series de superhéroes creo que es la más light y animosa de todas, y no lo digo como algo malo, sino que es uno de sus grandes plus.

La serie, en contraste con Arrow por poner un ejemplo, es pura luz. Hasta en sus momentos más oscuros Kara no deja de ser optimista, no deja de sonreír y sobretodo, no deja de ser una completa dork o torpe.

Eso sí, no porque sea una cosa superpositiva la hace menos interesante. Es ese optimismo y ánimo que hace que el personaje de Kara, aunque en etapa de formación, sea lo suficientemente fuerte para enfrentar no sólo a los enemigos, sino la vida normal como humana y los chingadazos que esto implica. Una de las mejores escenas es cuando se comunica vía mensajes con su primo y él mismo le dice que ella puede enfrentar las cosas sola. Si Superman confía que eres fuerte, creo que por algo es.

Eso sí, no sólo Kara por sus poderes es fuerte. El personaje de su hermana Alex es fuerza física y moral. Es el pilar que mantiene Supergirl de pie en muchos momentos, y hay veces que hasta uno llega a pensar cómo ella misma aguanta tanta chingadera -tener una hermana adoptada alien, una madre que se la pasa criticando, un padre que murió cuando era joven, un trabajo en el cual la única cita que puede tener es con un empresario-científico loco y un larguísimo etcétera-, pero ahí sigue.

Aquí un parentesis. Uno de los grandes logros de esta serie es haber agarrado a dos actrices que hasta hace un tiempo me eran insufribles y ponerlas en personajes que me hacen apreciarlas ahora. Ejemplo es Melissa Benoist, quien encarna a nuestra superheroína; ella salió originalmente en la cuarta temporada de Glee, y si bien la niña tiene bonita voz su personaje es tan tonto y desesperante que nada más verla me daba hueva. Dato curioso, es la segunda serie en poner a un ex-Glee en la carne de un superhéroe después de que Grant Gustin llegó al papel de Flash.

super

La otra es Chyler Leigh quien hace el papel de Alex. Ella anteriormente salió en Grey’s Anatomy como la medio hermana de Meredith, Lexie. Su papel siempre se me hizo de niña patética, aunque no vi el desarrollo del personaje pues la serie en sí me desesperó, pero dí gracias cuando me enteré que murió. Sí, así de tanto me desesperaba Lexie.

Sin embargo, ni la agente secreto ni la mujer que puede volar se comparan con la verdadera super mujer de la serie: Cat Grant -interpretada por una excelente Calista Flockhart-. Ella es la jefa de Kara, una mujer empresaria dueña de un corporativo de medios de comunicación, periodista y verdadera bitch. En lo personal, su personaje es mi favorito de la serie, no tanto por que sea periodista, sino porque con la rudeza que la caracteriza suele centrar a Kara en muchas ocasiones, con muestras claras de lo que es el amor a punta de chingadazos.

Incluso, en el capítulo piloto tiene una de esas frases que son memorables. Es ella quien, cuando aparece esta mujer que puede volar y detener un avión con sus manos, decide bautizarla Supergirl (Súper chica), lo cual no le sienta bien a Kara quien prefiere que se le conozca como “mujer”, a lo que Cat, con todo su encanto dice: “¿Qué crees que tiene de malo ‘chica’, eh? Yo soy una chica. Y tu jefa, y poderosa, y rica, y sexy e inteligente. Y si tu percibes a “Superchica” como algo menos que excelente el verdadero problema eres tú”. Aplausos.

Para cerrar seré brutalmente honesta. La serie no es de esas cosas que uno diga épicas, que halla llegado a revolucionar el género y que vaya a marcar época. Para nada. Pero es un programa muy bien hecho, es entretenido, tiene personajes agradables, y sirve para desconectarse de la realidad durante una hora, que al final de cuentas es lo que uno quiere cuando ve este tipo de programas. Y claro, por qué no, mientras te entretiene además, de manera un tanto subliminal, envía un cierto mensaje feminista que tampoco le hace mal a nadie.

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