Lado B
Proyecto Arcángel: drones para salvar vidas
Estudiantes de Ciencias de la Computación de la BUAP desarrollan una iniciativa para esta tecnología en casos de desastres
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
27 de octubre, 2015
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Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

A Luis Ángel siempre le llamaron la atención los drones. En sus vacaciones, cuando regresaba a su natal Jalisco, iba con el grupo de Drone Project para aprender de las máquinas voladoras. Después trajo la iniciativa a Puebla, cuando le propusieron replicarla, y entonces creó la extensión Drone Project Puebla. Pero pensó que los drones podrían servir para algo más: para ayudar a la sociedad.

El estudiante de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (Buap), del último semestre de Ciencias de la Computación, inició junto con otros cinco amigos el Proyecto Arcángel hace alrededor de un año, con la idea de que los drones funcionaran para labores de rescate. La finalidad, explica, es que las máquinas vuelen en áreas abandonadas durante accidentes o desastres naturales y lleguen junto con los primeros grupos de rescate. Mediante una cámara mandan imágenes de la zona con las que se pueda reconstruir en 3D el escenario al que los rescatistas no puedan llegar.

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Luis Ángel Pineda Urakami dice que lo que quieren es que la recreación del lugar funcione mediante una aplicación que pueda ser soportada en cualquier teléfono celular inteligente.

Por el momento tienen dos drones. Ambos fueron armados en su totalidad por ellos, porque les gusta acomodar las piezas y arreglarlos si tienen alguna falla. Con el más grande -que todavía no tiene nombre y es un modelo X8 de 3 kilogramos-, tardaron dos días. Pero para el “Bichito 2”, que está en el laboratorio Softmir, dentro de la facultad de Ciencias de la Computación de la Buap, se tardaron tan sólo cuatro horas. Y se llama “Bichito 2” porque al primer dron que armaron, que se perdió durante una tormenta en Michoacán, la gente le decía, “¿qué es ese bicho?” al verlo volar en el cielo. “Bichito 2” tiene apenas tres meses y funciona con un procesador Intel Galileo con 512 MB de memoria RAM y 1 Giga. Tiene también una pequeña cámara con la que envía las fotos que toma a un servidor en la nube, donde se almacenan y reenvían.

El encargado del proyecto, que ya ha armado alrededor de 25 drones, dice que se hará próximamente una prueba; una suerte de simulacro de siniestro en la Biblioteca Central de la Buap, en Ciudad Universitaria, y las fotos se enviarán a 15 teléfonos diferentes para ver cómo funciona el equipo.

El Proyecto Arcángel tiene tres fases:

1) El equipo es completamente controlado desde una oficina por una persona

2) La máquina ya puede sortear obstáculos pero todavía depende del piloto

3) La finalidad del proyecto: que sea totalmente autónomo

Los jóvenes pretendían probarlo durante el huracán Patricia, pero por fortuna la tormenta no generó los desastres que se preveían, así que no fue necesario el uso de las máquinas voladoras para el rescate.

Luis Ángel fue el fundador del laboratorio Softmir, que después quedará en manos de otros estudiantes. Samuel Vázquez Camacho, ya egresado, y Arturo Balbucean Aguilar, de primer semestre, son parte de la nueva generación que esté a cargo del proyecto. Actualmente trabajan entre computadoras, drones y software de movimiento en realidad virtual.

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Luis Ángel dice que pese a que los drones iniciaron como aparatos de uso militar, poco a poco fueron poniéndose a la disposición de la ciudadanía, tanto que ahora son máquinas que ofrecen protección. No será hasta que una persona atrapada en escombros por un desastre natural o algún siniestro causado por fallas humanas escuche el zumbido del vuelo del dron y llegue la ayuda que la gente, que se va a entender la importancia y utilidad de estos aparatos. Por eso el proyecto se llama Arcángel: porque fue creado para ayudar a la gente.

Hasta ahora hay algunas personas dentro de la comunidad de drones que buscan ayudar y poner a la disposición sus aparatos, pero son muy pocos aún, lamenta Luis Ángel.

El Proyecto Arcángel, primero en su clase en Puebla, cuenta con apoyo y financiamiento de la Buap, pero los estudiantes están buscando también apoyos externos. Luis Ángel considera que necesitan incluso apoyo del Estado para que la fase tres de la propuesta se haga realidad y los drones estén al servicio de las personas. «Lo más importante es concientizar a la sociedad sobre que los drones pueden ayudar y salvar vidas», concluyó.

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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