Lado B
Las desapariciones en Puebla: entre la trata sexual y laboral, coinciden especialistas
Las franjas de casos de personas extraviadas coinciden con zonas de alta incidencia delictiva, o con la existencia de megaproyectos energéticos
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
19 de octubre, 2015
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Foto tomada de elmanana.com

Foto tomada de elmanana.com

Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

Trata de personas, explotación de recursos naturales, robo de combustible y una silenciosa presencia del crimen organizado son sólo algunos de los problemas de un estado atribulado por su cercanía con Veracruz, arrasado por la violencia, y la Ciudad de México, foco rojo de explotación sexual.

Desde hace siglos, Puebla ha sido un punto intermedio entre el puerto del Golfo de México y la capital, pero ahora pareciera que la entidad gobernada por Rafael Moreno Valle Rosas está devorando a sus propios habitantes.

A través de solicitudes de información hechas a la Procuraduría General de Justicia (PGJ), el equipo de este portal encontró mediante los reportes de personas no localizadas/ extraviadas/ desaparecidas dos corredores en los que la gente parece desvanecerse. Uno cruza el norte de la entidad, pasando de Veracruz a Hidalgo, justo en la zona donde hay presencia de proyectos mineros e hidroeléctricos. El otro atraviesa cerca del centro del estado y corresponde casi a la misma ruta de las denuncias de robo de combustible visualizadas en un mapa hecho por Gobierno Fácil.

La trata sexual, una hipótesis

Para Martín Juárez Guevara, responsable del Programa de Trata y Tráfico de Personas en la Universidad Iberoamericana Puebla, es muy difícil conocer con exactitud las cifras y lo que está pasando en verdad con las desapariciones y la trata de personas.

En entrevista con este portal explicó que la desaparición de personas en Puebla, sobre todo de mujeres, podría explicarse por la cercanía con municipios tlaxcaltecas con una alta tradición en la explotación sexual de mujeres, como San Pablo del Monte y Tenancingo, y la Ciudad de México, en donde se ubica una de los principales zonas de comercio sexual, La Merced.

trataPero la trata sexual no sólo se registra fuera del territorio poblano, en 2013 la organización Comisión Unidos contra la Trata, que encabeza la activista Rosy Orozco, calculó que alrededor de 800 mujeres podrían estar siendo explotadas sexualmente en el estado, y resaltó que la mayor parte de las desaparecidas de 2011 a 2013 era del grupo adolescente, entre los 12 y los 17 años.

El investigador de la Ibero, quién también forma parte del capítulo México de Observa la Trata, dijo que por Puebla pasan tres rutas de trata: una que va de Chiapas a Tijuana, la otra que sale de Veracruz y pasa por la entidad y Tlaxcala, desembocado en la Ciudad de México, y la tercera que sale directamente de Puebla y pasa por Morelos, acabando en la capital del país.

Por su parte, Alejandro Vélez Salas, editor de Nuestra Aparente Rendición, portal que ha dedicado buena parte de su labor de activismo a visibilizar el fenómeno de las desapariciones en todo México, reafirma la idea de que las desapariciones de mujeres, más que de hombres, tiene sentido, justo por el problema de trata de personas en el corredor Puebla–Tlaxcala.

El corredor centro y el robo de combustible

Los datos de la PGJ que ha obtenido este portal dan cuenta de reportes de personas desaparecidas en la región centro del estado, haciendo un corredor que tiene una de sus orillas en la colindancia con la Ciudad de México, pasa por San Martín Texmelucan, Huejotzingo, las Cholulas, Puebla, Tepeaca, Tecamachalco, Oriental, San José Chiapa y Ciudad Serdán, ya cerca de Río Blanco, Veracruz.

MapaRobodeCombustiblePueblaA la par las cifras oficiales registradas por Petróleos Mexicanos (Pemex) revelan un corredor de tomas clandestinas de robo de combustible que tiene la misma ruta que las desapariciones, aunque en la información que ha dado a conocer la paraestatal se incluyen municipios más pequeños, pero siempre en la misma franja poblacional.

El corredor del robo de hidrocarburos tiene uno de sus extremos en San Salvador el Verde y sigue en San Matías Tlalancaleca, Huejotzingo, Tlaltenango, Xoxtla, Huejotzingo, Coronango, Cuautlancingo, Puebla y Amozoc, pasa por Acajete, Tepeaca, Acatzingo, Los Reyes de Juárez, Tecamachalco y Quecholac, con una brecha hasta Palmar de Bravo y llega, en el otro extremo, a Esperanza.

Si bien el robo de combustible también es un fenómeno rodeado de hermetismo en Puebla, de acuerdo con las cifras oficiales Teapaca es uno de sus epicentros, como reconocen sus propias autoridades, y es también el municipio con el índice más alto de desaparición de personas en todo el país.

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Foto: Marlene Martínez

Asimismo, en Tepeaca hay testimonios de desaparición de menores de edad. Martín Juárez, de Observa La Trata, dijo que han recolectado información en trabajos de campo que da cuenta de 95 menores de edad extraviados en el municipio, situación relacionada probablemente con la trata de personas. La organización también tiene datos de que hay cerca de 900 menores desaparecidos en todo el estado, aunque esta información es siempre oculta, reservada y de difícil acceso.

El corredor Sierra Norte y los megaproyectos

Los datos de la PGJ también muestran un corredor de personas desparecidas que atraviesa la Sierra Norte del estado.

Al respecto, Martín Juárez, investigador de la trata de personas, dijo que la zona de la Sierra Norte es un punto importante de captación para la explotación laboral.

Comentó que hay reportes de que en lugares como Cuetzalan llegan personas en camiones a ofrecer trabajo a los hombres. Se los llevan para trabajos en fábricas o en el campo y terminan siendo explotados laboralmente, aunque de esos casos tampoco hay mucha información. En palabras de Juárez, lo que pasa “es como un enigma”.

Salta a la vista que muchos de los municipios con reportes de personas extraviadas son justamente los municipios con presencia de proyectos de explotación minera o hidroeléctricas.

Los datos de la PGJ trazan una ruta que empieza a la izquierda del estado en Huachinango, pasando por Zacatlán, Tetela de Ocampo, Zacapoaxtla, Tlatlauquitepec y Teziutlán.

Foto: Marlene Martínez

Foto: Marlene Martínez

También cruzan un poco más abajo, desde Huehuetla y Cuetzalan hasta Zacapoaxtla: la línea principal sale desde Hidalgo, cerca de Tulancingo, desembocando en la parte que colinda con Altotonga, Veracruz.

El mapa de la industria extractiva de la Sierra Norte de Puebla, hecho por la organización PODER revela una ruta casi idéntica de los proyectos extractivos y las desapariciones. Las mineras e hidroeléctricas empiezan del lado oeste de la entidad en Zacatlán, pasando por Tetela de Ocampo, Xochiapulco, Zapotitlán, Olintla, Zacapoaxtla y Tlatlauquitepec, casi por los mismos municipios.

“Creo que los desaparecidos de la Sierra Norte no le importan a nadie, desgraciadamente. Para lograr una visibilización tendría que ser de núcleos urbanos, y a partir de que se tomaran conciencia las desapariciones en núcleos urbanos fueran abrazando un poco los demás casos”, dijo Alejandro Vélez, mencionando que en Puebla todavía no hay una organización como tal de familiares que busquen conjuntamente a sus desaparecidos.

Y agregó “no es nada nuevo que las desapariciones se hayan convertido en un método fácil amparado en la impunidad para acallar movimientos sociales, de castigo a activistas, a periodistas, a comunidades que están en lucha, sobre todo vinculado a la lucha por recursos naturales, por energéticos, incluso por carreteras.” Y estos ambiciosos proyectos de explotación de recursos naturales abundan en Puebla: a la fecha hay 104 concesiones mineras vigentes en toda la entidad.

Vélez consideró importante ver el fenómeno de las desapariciones en la Sierra Norte relacionado con los recursos naturales.

El desaparecer personas se ha convertido en México y en Puebla en una forma, dijo, “de objetivar a las personas”. “Es la forma fácil. Funciona la desaparición, desaparecer a 4 o 5 y pues ya, es una táctica sumamente fácil, sea cual sea tu finalidad económica o política, haces algunas desapariciones y listo.”

Además, la trata de personas ha sido señalada como otra consecuencia de la explotación minera.

Martín Juárez Guevara explicó a Lado B que en su trabajo con Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) de la Sierra Norte, éstas han señalado una nueva dinámica en las redes de trata, pues la presencia de trabajadores externos y aislados en las minas se ve como un “nuevo mercado” para la explotación sexual. Y ese mercado está por abrirse de manera masiva.

El silencio del Estado

Alejandro Vélez Salas, de NAR, dijo que es importante ver las edades de las personas que desaparecen, y en Puebla son más mujeres en edades jóvenes, de los 13 a los 16 años, y después les siguen las del grupo de edad de los 17 a los 23. Destacó también que la cifra negra de denuncias todavía es muy alta, no baja del 60%, lo que significa que de cada diez delitos al menos seis no se denuncian.

Si de por sí hay un problema para conseguir la información y una insistente opacidad por parte de las autoridades, las cifras de desaparecidos incluso podrían triplicarse tomando en cuenta las casos que no se denuncian.

“Los familiares a veces prefieren entablar las investigaciones por sí solos. Contratan investigadores privados, o están en lugares totalmente incomunicados, tanto, que no vale la pena ir al Ministerio Público porque sabes que el Ministerio Público es parte del problema”, dijo Alejandro.

Las autoridades, no sólo en Puebla sino en muchos estados, no están acostumbradas a vincular los delitos de homicidio o secuestro con los reportes o denuncias de desaparición de personas.

En Puebla no se le da un seguimiento a los casos. Familias como la de Osvaldo Báez Hernández, desaparecido el 8 de noviembre de 2014, han declarado que las autoridades no les hablan, no les dan informes ni avances y que no investigan. Son las familias, siempre, las que tienen que hacerla de detectives, de peritos y de especialistas si quieren encontrar a sus seres queridos.

Este año, la problemática de las desapariciones ha comenzado apenas a hacerse visible en Puebla.

Foto: Marlene Martínez

Foto: Marlene Martínez

El caso de Guadalupe Serna Espejel levantó la polvareda: en junio de este año su rostro comenzó a aparecer en carteles en la ciudad de Puebla tras reportase su desaparición. Su familia organizó una primera marcha silenciosa. El 25 de julio se organizó una segunda movilización. Alrededor de 80 personas vestidas de blanco se reunieron cruzando el Centro Histórico con fotografías de otros desaparecidos.

José Luis (se reserva el apellido a petición), administrador de la red ciudadana de cuentas de Twitter La Alameda, dedicada a la búsqueda de personas desaparecidas, coincidió con Alejandro y Martín en que la estrategia adoptada por las autoridades poblanas es la misma que en el resto del país.

Juárez dijo que ésta es una estrategia a nivel federal que trata de desahogar la presión pública, un intento fallido que finalmente no ayuda a los que buscan a sus seres queridos.

Cambios como el hecho de que ahora no haya un tiempo de espera inicial de 72 horas para poder reportar a una persona como extraviada, dijo Alejandro, responden a las voces de las víctimas en un intento por acallarlas.

El activista dijo que es una manera en la que las autoridades dicen: miren, estamos haciendo lo que nos piden. Pero finalmente los tres estuvieron de acuerdo en que sólo son intentos desde el Estado de disminuir el fenómeno y restarle importancia.

“Lo que se ve es que el hecho de desapariciones en México lejos de aminorar avanza y con las visitas de delegaciones de la CIDH y ONU se pone el dedo en el renglón pero no pasa de que el gobierno y sus funcionarios pongan el grito en el cielo, dicen que no es un espejo de la realidad o que podría ser pero sólo en partes”, dijo José Luis.

Aunque el activista aclaró no ser un experto en el tema y recordó que la red ciudadana de Las Alamedas sólo ayuda con la difusión de casos, y opinó ante el panorama de Puebla que “la realidad es que algo que se le escapó de las manos a este gobierno y a los anteriores y a las administraciones estatales.”

“Lo de los corredores Veracruz–Hidalgo y Veracruz–Tlaxcala–DF sería interesante indagar por ahí, simplemente por el efecto cucaracha de las otras entidades y la búsqueda de nuevos espacios para sus ‘negocios’, además de las dinámicas propias de la entidad que orillen la aparición de este fenómeno”, comentó.

[pull_quote_right]Los familiares a veces prefieren entablar las investigaciones por si solos, contratan investigadores privados, o están en lugares totalmente incomunicados, que no vale la pena ir al Ministerio Público porque sabes que el Ministerio Público es parte del problema[/pull_quote_right]

Por su parte, la PGJ reconoció, mediante su enlace de comunicación social, que no existe una campaña ni ninguna acción atípica.

Los continuos comunicados simplemente son para que la gente informe cuando ya aparecieron sus familiares porque, aseguró, la mayoría de los extraviados regresan. Y argumentó que casi todas las personas que son reportadas como no localizadas tuvieron algún problema familiar, se fueron sin avisar por unos días con sus amigos o se fueron con sus parejas. Y según la PGJ no hay nada más allá de eso. Las autoridades poblanas se obstinan en convencer a la sociedad que el fenómeno que está consumiendo al país no existe.

A la par, la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) del gobierno federal tiene registrados sólo 49 casos de mujeres desaparecidas en Puebla de 1994 a 2013.

Martín Juarez dijo que es necesario demandar más información certera sobre personas desaparecidas. “Es necesario que el Estado vierta información sobre protocolos de investigación y búsqueda. Es un fenómeno muy oscuro, no podemos avanzar en el tema”, comentó.

Añadió que una de las situaciones más alarmantes es el manejo de información, que mediante la opacidad el Estado demuestra su negligencia. Consideró que hay una crisis emergente en el Estado de Derecho, y que el ocultamiento del fenómeno de las desapariciones viene de mucho tiempo atrás.

A Alejandro Vélez le sorprendió la mención de Puebla, pues es un estado que no había figurado al hablar de este fenómeno. Es uno de los lugares que “habían estado ‘tranquilos’ por decirlo  de algún modo. No sé por qué razón había estado así.”

“Las desapariciones las minimizas dando estadísticas truqueadas, además de manera directa, a propósito, pero también porque no los están contando bien, porque no les interesa. Eso es por un lado. Cuando empieza a subir un poquito la presión, o hay un caso paradigmático, o alguna de las desapariciones tenía algún vínculo importante, era de clase media o algo así, y sienten que viene alguna protesta, que el calor se les viene encima. Es muy fácil sacar estos comunicados de ‘encontramos a tantos’, porque es la forma que tienen de decir que están trabajando”, comentó.

En su opinión, no se puede esperar mucho del gobierno de Puebla para investigar las desapariciones. Dijo que si se han dado casos que siguen impunes como el asesinato de José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, en Chalchihuapan, y las agresiones a estudiantes de la BUAP en el zócalo, “¿qué puedes esperar de investigaciones complicadas como son las de desapariciones?”.

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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