Lado B
Informal, 80% de micronegocios en México
La exigencia gubernamental de registrarse como empresa no es una buena propuesta: no genera suficientes incentivos para volverse formal
Por Lado B @ladobemx
02 de octubre, 2015
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Foto: Tomada de Noticias GGL.

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Representan 94.96 por ciento del total de empresas que hay en el país y  ocupan a 41.83 por ciento de los trabajadores de la nación, pero sólo generan 8.33 por ciento del PIB

Prensa Ibero

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El 83.33 por ciento de los micronegocios en México son informales en el sentido empresarial, es decir, que no emiten ningún tipo de factura o nota de remisión que les permitan comprobar sus ingresos, dijo el doctor Pablo Cotler Ávalos, director del Departamento de Economía de la Universidad Iberoamericana.

Dicha informalidad representa que 20 de cada 24 micronegocios tengan operaciones opacas -aunque paguen impuestos- por no entregar recibos ni demostrar a las instituciones financieras qué tan rentables son, hecho que les impide acceder a créditos empresariales a tasas bajas y plazos largos, necesarios para adquirir equipos nuevos y mejores.

Lo anterior termina por generar una baja productividad, y al ser poco productivos los micronegocios, se reduce la probabilidad de que suban sus salarios reales. “En general, el tamaño del problema de la informalidad es mayor a nivel empresarial que a nivel laboral”.

Frente a este problema Cotler realizó la investigación La informalidad en los micronegocios, con el fin de entender cuáles son los principales motivos por los que un negocio se mantiene haciendo transacciones de bienes y servicios de manera informal.

[pull_quote_right] Un micronegocio informal que quiera ser proveedor de empresas formales, o desee incrementar sus ventas con éstas, no lo va a lograr si no entrega facturas; por eso muchos informales sólo operan con otros informales [/pull_quote_right]

Para la realización de su trabajo el investigador de la Ibero usó datos de la Encuesta Nacional de Micronegocios  -levantada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía-, la cual revela que los micronegocios representan 94.96 por ciento del total de empresas que hay en nuestro país,  ocupan a 41.83 por ciento de los trabajadores de la nación, concentran a 23.25 por ciento de empleados remunerados y únicamente generan 8.33 por ciento del producto interno bruto (PIB).

Al indagar qué mueve a los micronegocios a entregar facturas, o no, el economista de la Ibero encontró que la exigencia gubernamental de registrarse como empresa no es una buena propuesta, pues no genera los suficientes incentivos para volverse formal. Y si bien el especial régimen tributario que existe en la actualidad ha tenido supuestamente efectos positivos, es muy probable que ellos duren en la medida que continúe el subsidio de ciento por ciento.

Por otro lado, fomentar programas para apoyar la actividad que realizan los empresarios informales tampoco es buena idea, pues ello alimenta los incentivos a mantenerse en la informalidad. “Hay que tener cuidado en cómo se busca elevar la inclusión financiera”.

Redes comerciales para combatir la informalidad

Lo que sí ayuda a disminuir la informalidad son las redes comerciales existentes entre las grandes empresas formales y los micronegocios informales, que para entrelazarse en términos transaccionales, o sea, para que las primeras le compren a los segundos, requieren la entrega de facturas, que a posteriori les permitirán deducir impuestos.

“Un micronegocio informal que quiera ser proveedor de empresas formales, o desee incrementar sus ventas con éstas, no lo va a lograr si no entrega facturas; por eso muchos informales sólo operan con otros informales. Pero sí podrán venderle a los formales, o aumentar sus ventas, si expiden facturas; y este es el mayor incentivo a formalizarse”.

[pull_quote_left] Buscar incentivos para que los micronegocios sean menos opacos en sus transacciones puede ayudar a que su acceso al financiamiento sea mayor [/pull_quote_left]

En este sentido, el trabajo de Cotler Ávalos busca señalar que la generación de redes y una educación empresarial adecuada debieran ser componentes y acciones de una política pública que busque elevar los incentivos a la formalidad. Ello implica un cambio en la política de compras del gobierno federal y en la política tributaria.

Una vez formalizado, a un micronegocio -que por lo general cuenta con tecnología obsoleta, procesos productivos poco modernos y falta de capacitación entre su personal- le será posible conseguir recursos financieros para adquirir maquinaria moderna o abastecerse de insumos para atender una súbita demanda de sus productos, lo que aumentaría su capacidad de crecimiento, con la aspiración a futuro de volverse una empresa pequeña o mediana. “Si bien la formalización no es la panacea, ayuda mucho”.

“Buscar incentivos para que los micronegocios sean menos opacos en sus transacciones puede ayudar a que su acceso al financiamiento sea mayor; eso beneficiaría la productividad de los micronegocios, lo que a su vez puede tener impacto positivo en los salarios reales que pagan y generar un círculo virtuoso en términos de consumo. Estamos hablando del famoso problema de cómo dinamizar el mercado interno”.

Mayores ingresos también permitirían a los microempresarios contratar personal y dejar de depender de sus familiares como mano de obra, que junto con los propietarios y otros trabajadores, 91.62 por ciento de ellos no son remunerados en los micronegocios.

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