Lado B
Huérfanos del Narco: nombrando a las víctimas
El libro de Javier Valdez está compuesto por historias de Sinaloa, Nuevo León, Chihuahua, Guerrero, Estado de México y el DF
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
22 de octubre, 2015
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El periodista sinaloense Javier Valdez estuvo en Puebla para presentar su libro Huérfanos del Narco, una investigación sobre aquellos de quienes nadie habla, las víctimas de un conflicto que parece arreciar y que toma formas insospechadas: orfandad sin muerte, desaparición, burla, infierno

Foto: Marlene Martínez

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Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

Huérfanos del Narco es un libro que le da rostro y voz a los familiares de las personas que se esfuman en México, a esas familias que se convierten en fantasmas deambulantes que existen en el calvario de no saber si sus seres queridos están vivos o muertos.

El periodista sinaloense Javier Valdez, fundador del semanario Río Doce, tuvo que vender su automóvil para financiar la investigación que dio origen a este libro, que retrata la vida de quienes perdieron a sus padres a causa de la guerra contra el narcotráfico, declarada en 2006 por el ex presidente Felipe Calderón. Las secuelas de ésta no sólo siguen sino que, al decir de muchos, parecen haber arreciado en todo el país con el gobierno de Enrique Peña Nieto.

En la presentación del libro organizada por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) este miércoles 21 de octubre, el periodista Alejandro Almazán, uno de los encargados de presentar el trabajo de Valdez, contó que a Javier le surgió la idea durante una conferencia en la que una señora con ocho hijos, cuatro de ellos desaparecidos, les reclamó que habían dejado de lado a las víctimas, que estaban entretenidos sólo en los victimarios y en los shows que monta el gobierno en torno al narco. “A Javier le dolió y dijo, tengo que hacer esta historia”. Así vendió su coche. Ese periodismo, dijo Almazán, es el verdadero, “el que sale de uno, el que no espera que den viáticos o que el jefe diga”.

[pull_quote_left]Aquí -en Puebla- sería muy inocente decir que no hay nada. Es una mentira, aquí sí hay narco[/pull_quote_left]

En el fondo lo que los periodistas están buscando, dijo Almazán, es la dignificación de las víctimas porque, lamentablemente, hoy terminan siendo «victimarias» o termina culpándoseles de lo que les pasa, y citó el asesinato del fotoperiodista Rubén Espinosa, cuya muerte llegó a justificarse posteriormente diciendo que había una prostituta en el lugar y que estaban fumando marihuana.

Para Almazán, México se ha convertido en una fosa común, y el vivir con el peso de un desaparecido es una cosa terrible, el saber que el familiar no va a llegar, el no saber dónde está. Los familiares de los desaparecidos retratados en el libro de Valdez, aclaró el presentador, no buscan venganza «y eso es bueno, porque si no, esta sociedad no va a avanzar”. Destacó, asimismo, que al Estado no le interesa reconstruir el tejido social, que esa es una labor de las personas y también de los periodistas.

Foto: Marlene Martínez

Foto: Marlene Martínez

Martín Hernández, periodista de La Jornada de Oriente, comentó que de muchas maneras el trabajo diario con la noticia, la vorágine informativa, termina a veces sepultando la esperanza de los periodistas: “muchos de quienes nos hemos metido en este oficio desde jóvenes lo hacemos con la esperanza de poder contribuir al cambio de este país”.

Diego Enrique Osorno, quien también participó comentando el libro, dijo que a ellos como periodistas les interesa la realidad que tiene que ver con esa violencia desbordada en México, el retratar el colapso social y económico que deja el narcotráfico. Agregó que hace diez años las víctimas eran el número, la cifra, pero el libro de Javier da nombre a cada una.

Por su parte, Valdez agradeció el esfuerzo de la BUAP al organizar el evento, y mencionó que muy pocas instituciones educativas tienen esa iniciativa, pues es muy difícil que las universidades sean un espacio de debate en México.

El libro, compuesto por historias de Sinaloa, Nuevo León, Chihuahua, Guerrero, Estado de México y el Distrito Federal contiene relatos de periodistas, de policías, de empresarios, de hijos de transportistas: de gente común, dijo Valdez, como todos los asistentes a la presentación. Huérfanos del Narco no es el lado del espectáculo del narcotráfico, del show montado por las autoridades, del circo que organizan los gobiernos para distraer a la gente: esa farándula, dijo el periodista, a la que incluso los medios se prestan, tomando parte del discurso del poder.

El libro -continuó Valdez- habla de lo que es invisible: con la captura y persecución de Joaquín “El Chapo” Guzmán todos hablan de él, pero nadie sabe que hay alrededor de mil desplazados de Tamazula, Durango, a Cosala, Sinaloa, y que en medio de las casas baleadas por los proyectiles disparados desde helicópteros una mujer con su hijo tuvo que caminar cuatro días en el monte huyendo del operativo de la marina. Hay otro lado de esa guerra, dijo el escritor, donde se habla “desde el otro lado de las paredes … Hay un dolor callado, un llanto sin lágrimas bajo las cobijas de la recámara. Ese llanto no se comparte con los otros familiares, es un dolor enclaustrado.”

Foto: Marlene Martínez

Foto: Marlene Martínez

“Mi tarea como periodista es traerlos de regreso, regresarles esa vida, esa identidad, ese nombre y apellido. No reproducir el discurso del gobierno de que son invisibles. Porque si los desaparecidos son invisibles para el gobierno y gran parte de la sociedad mexicana, ¿qué son sus familiares? Son familias en el viacrucis de la terapia psicológica, que no son entendidos en sus escuelas, los compañeros se burlan de ellos, tienen el estigma de que son huérfanos. Y es una orfandad sin muerte. Y encima de la desaparición, la burla de los compañeros: son cadenas de espanto, de crueldad, de infierno. Son las historias de la muerte sin cadáver detrás de esas paredes, dentro de esas viviendas.”

Al ser cuestionado respecto a la situación de Puebla, el sinaloense opinó que la capital del estado es una ciudad paraíso, como en su tiempo lo fueron Culiacán y Guadalajara, sirviendo como una suerte de santuario para los narcos. “Aquí sería muy inocente decir que no hay nada. Es una mentira, aquí sí hay narco”, dijo. Lo diferente es el cómo se expresa el crimen organizado que, desde su perspectiva, en Puebla se mueve mediante el lavado de dinero, visible mediante el insistente desarrollo inmobiliario. “Por supuesto que está aquí el narco pero en otra expresión, ojalá que así se mantenga porque el narco se siente, experimenta, sufre. Pero si te salpica de sangre, que es lo que pasa en muchos lugares del país, nos mantiene postrados, en espera de la muerte.”

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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