Tomada del perfil Fb de Subterráneos

Ámbar Barrera

@Dra_Caos

Era la década de los 60 y un alumno del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec, tenía la inquietud de formar una banda de rock para demostrar que los estereotipos sobre rockeros desadaptados o rebeldes era falso. Su nombre es Juan Guerra, un alumno destacado que había ganado varias competencias nacionales y estatales como parte del equipo de atletismo.

Sus maestros le dijeron: “No va a pasar nada, va a ser como el chachachá o el mambo, en dos o 3 años se va a acabar tu banda”. 50 años después, Juan Guerra se muestra orgulloso del largo recorrido que ha tenido como músico de rock.

Juan Guerra perteneció en aquellos años 60 a uno de los primeros grupos de rock y posiblemente uno de los primeros grupos que grabó un disco en Puebla. Johnny Laboriel fue el que, como compadre de Juan, lo llevó a grabar ese primer disco.

El pasado miércoles 26 de agosto en el Teatro de la Ciudad se dieron cita más de 170 bandas de rock para rememorar la historia del rock en Puebla. En una sesión a manera de entrevista con diferentes músicos poblanos de la escena del rock, el periodista Ricardo Bravo reconstruyó, cronológicamente, la historia del rock en el estado.

Juan Guerra fue el primer músico en compartir sus memorias sobre el escenario y platicar cómo se vivía el rock durante los años 60 y 70.

Juan Guerra, el primero a la derecha, en sus años como músico. Foto: Cortesía

En esa época, recuerda Juan Guerra, se hacían las famosas tardeadas, y ahí el grupo de Juan (llamado Los demonios del rock y posteriormente Juan Guerra y su Rock Music) comenzó a compartir escenario con otro grupo llamado El Problema. Después entró oficialmente a la compañía Orfeón, fundada tan solo un par de años atrás como la primera industria musical en México, donde grabaron su primer disco en 1961.

–Tuvimos un disco que se llamó Explosivo del rock, con los locos del Ritmo, los Roña y otros grupos que sonaban en la época.

En esa década lo más común era escuchar covers, aunque ya algunas bandas empezaban a escribir sus propias canciones. Fue hasta la década de los 70 cuando comienza a hablarse de un rock mexicano como tal por un estilo mucho más definido, aunque, a la par, la represión contra el rock se hizo fuerte. No se le daba ninguna oportunidad ni organizando conciertos, ni dando difusión, entonces muchos músicos que estaban en el rock tuvieron dos opciones: dejar la música o cambiar de género.

–El dueño de Orfeón era el señor Rogelio Azcárraga y nos dijo: “Oye, cantas muy bien las baladas, el rock and roll pero no vas a poder competir con Enrique Guzman, con Alberto Vázquez, con tantos talentosos hombres que había en ese tiempo… tocaste una canción con estilo de cumbia ¿Qué te pareces si tomamos ese estilo?”

El éxito con el ritmo de cumbia fue mayor del que se pensó y ganaron fama internacional, tocando en Estados Unidos y Centroamérica. Juan dice que la presión para cambiar su estilo se debió a la represión del entonces presidente Díaz Ordaz, quien prohibió se tocara rock en las estaciones de radio. Sin embargo, Juan Guerra nunca dejó el rock. A la par de su etapa cumbiera hizo un disco con covers de canciones de rock en español y en inglés, aunque a todas les cambiaban la letra. En el caso de la música en español, adaptaban la letra por el simple ejercicio creativo de reinterpretar y en el caso de la música en inglés, la reescribían porque ninguno en la banda hablaba o sabía el idioma.

–Yo sigo en el rock. Para mí es un éxito personal el hecho de que el rock ya sea cultura.

En el evento, organizado por el colectivo Subterráneos, comandado por Hugo Cabrera y Wendy Pardo, en colaboración con la Fonoteca nacional, que hizo streaming durante el evento, tuvo por objetivo documentar la historia del rock en Puebla a través del testimonio de los músicos que jugaron (y juegan) un papel importante en el devenir del rock en el estado y la capital.

Además del archivo que se generó tanto en audio, vídeo, fotografía y las pláticas que se realizaron con personajes como Juan Guerra, Carlos Arellano, Edmundo Cabrera o Nacho Pata, hubo un trabajo tras bambalinas para recolectar testimonios de cada una de las más de 170 bandas asistentes al evento, con lo que se pretende recuperar la historia del rock nacional por medio de sesiones grabadas que serán parte del acervo de la Fototeca Nacional.

Además, este material también podrá ser retomado por Subterráneos para generar otros proyectos como la publicación de un libro.