Lado B
Tragicomedia educativa
Esta semana reiniciaron las clases en todos los niveles de nuestro sistema educativo nacional. A partir de este lunes más de veinticinco millones de alumnos de nivel básico –preescolar, primaria y secundaria- y más de un millón de profesores retoman sus actividades escolares al igual que casi cuatro y medio millones de alumnos y alrededor de trescientos mil docentes de educación media superior.
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
25 de agosto, 2015
Comparte
Martín López Calva

@M_LopezCalva

“Con relación a la Filosofía de la Educación en sí misma, el problema fundamental es el horizonte del administrador educativo -de la persona que tiene el dinero, que dirige la burocracia, que toma las decisiones- y el horizonte del profesor…” (Lonergan, 1993: 106).

 

[dropcap]E[/dropcap]sta semana reiniciaron las clases en todos los niveles de nuestro sistema educativo nacional. A partir de este lunes más de veinticinco millones de alumnos de nivel básico –preescolar, primaria y secundaria- y más de un millón de profesores retoman sus actividades escolares al igual que casi cuatro y medio millones de alumnos y alrededor de trescientos mil docentes de educación media superior.

Cada ciclo escolar que empieza trae consigo una nueva esperanza de que la educación nacional mejore su calidad –entendida como la conjunción de eficacia, eficiencia, equidad y pertinencia- y contribuya a sacar al país de la situación de estancamiento económico y crisis social en la que se encuentra.

Sin embargo aunada a esta esperanza renovada regresa con cada nuevo período académico la rutina, la repetición de actividades sin sentido, la simulación, la enésima reedición de actividades que nunca se modifican “porque así han funcionado siempre”, en síntesis: la resistencia a cualquier intento de innovación que hace imposible el éxito de cualquier reforma educativa por perfecta que sea en el papel.

Esta situación de impermeabilidad al cambio en el sistema educativo trasciende el aula y tiene que ver también y quizá fundamentalmente, con el nivel estructural, con la dimensión organizacional que desde los escritorios de los funcionarios de todos los niveles determina para bien o para mal la forma en que ocurre cotidianamente el proceso de enseñanza-aprendizaje.

De ahí que Lonergan atinadamente señala que el problema de la Filosofía de la Educación radica fundamentalmente “…en el horizonte del administrador educativo…” es decir, “…de la persona que tiene el dinero, que dirige la burocracia, que toma las decisiones…” que influyen directa o indirectamente en las prácticas docentes cotidianas.

Como formador de docentes e investigadores y como investigador educativo tengo oportunidad de escuchar de primera mano las experiencias de profesores y directores escolares que padecen de manera directa y constante el embate de los administradores de la educación con horizontes estrechos que enfocan todas sus energías a justificar su chamba más que a buscar la mejora del funcionamiento del sistema educativo que facilite a las escuelas y los docentes su trabajo con los alumnos y logre revertir las grandes carencias que muestran todas las evaluaciones.

He aquí algunas anécdotas del amplio mosaico que conforma la tragicomedia educativa nacional.

I.

En una escuela particular que “generosa y desinteresadamente” ha ofrecido un espacio para instalar la oficina de la supervisión escolar –cuando brindar este espacio debe ser una obligación de la SEP- un director escolar llega a entregar su documentación. Entra a la oficina que es un salón rectangular con la longitud suficiente para el acomodo de dos filas de escritorios con cuatro escritorios para cada uno de los asistentes. Al fondo, como si fuera el trono de un soberano medieval, se encuentra al centro un escritorio más grande que ocupa por supuesto el supervisor escolar.

Como hay que justificar al número de asistentes –a pesar de que la supervisión no llega a la treintena de escuelas y estas no son muy grandes-, la documentación se entrega de la siguiente forma: a Juan los kárdex, a Jorge el reporte del personal, a Lupita las calificaciones, a Toño el fólder con el último oficio solicitado…y así sucesivamente hasta llegar a Tere, que recibe la cooperación de cincuenta pesos por alumno que el supervisor pide anualmente a cada escuela y que no se aplica a los gastos de los concursos de zona ni las actividades comunes sino que se usa “exclusivamente para los gastos operativos de la supervisión” (Whatever that means).

II.

El grupo de directores se encuentra en la junta de preparación de Consejos Técnicos Escolares con la supervisora. Una junta que podría durar una hora pero que por supuesto –hay que justificar el cargo- se programa para tres mañanas completas. La primera indicación es que “está muy bien eso de la modernidad y las computadoras pero yo les voy a pedir que toda la documentación y los reportes me los entreguen manuscritos, porque la escritura manual desarrolla habilidades psicomotrices y de coordinación muy importantes…” Una directora se atreve a replicar: “sí, maestra. Pero eso es en los niños que están en desarrollo. Nosostros le vamos a entregar las cosas en computadora”.

III.

Como en política “la forma es fondo” y nuestros administradores de la educación no son educadores sino políticos, el jefe de sector inicia la reunión de una zona pidiendo a todos ponerse de pie para “declarar formalmente instalado el Consejo Técnico Escolar de la zona X” y le toma la protesta a la maestra que fungirá como secretaria del consejo –con el brazo levantado y todo- que fue por supuesto previamente electa de manera democrática y suficientemente lenta como para que el tiempo transcurra y se justifique la reunión. Acto seguido, le pide a un director que inicie con una “profunda reflexión” que consiste en leer un fragmento de un texto de superación personal de Paulo Coelho.

IV.

Se convoca a un gran número de profesores para capacitarlos en el uso de las tabletas que el gobierno federal ha repartido a los estudiantes de 5º y 6º de primaria. Todos reunidos en un salón amplio. Los instructores del curso inician y resulta que la conexión a internet nunca se logra a pesar de reiterados intentos. El curso entonces consiste en decir a los profesores: “Imaginen que la tableta estuviera conectada a internet y pudiera abrir tal aplicación…”

V.

El supervisor escolar está reunido con los directores de su zona. La preparación del consejo técnico tiene que contemplar la revisión y explicación del formato para realizar el plan de mejora con el fin de que los directores hagan este ejercicio y realicen su plan en sus respectivas escuelas.

Proyectan el formato en pantalla y el supervisor va preguntando: “A ver maestros. ¿Pueden decirme un problema detectado en el área de lectura?”. Algún director plantea un problema y entonces proceden a revisar la forma en que ese problema debe atacarse y cómo llenar las casillas de metas, objetivos, estrategias, formas de evaluar, etc. Una vez terminado el ejemplo, el supervisor pregunta: “¿Hay alguna duda sobre la forma de llenar el formato?”. Todos los directores responden que ya no hay dudas…pero hay un problema: son las once de la mañana y el horario de la junta dice que debe terminar a la una de la tarde…de manera que el supervisor pregunta: “A ver maestros. ¿Pueden decirme un problema en el área de escritura?” y el ciclo se repite una y otra vez con todas las asignaturas y áreas del curriculum hasta que se cubre el horario establecido.

VI.

El supervisor ha insistido en la importancia de la motivación para lograr que los estudiantes tengan mejores resultados. Una directora ha puesto un ejemplo: el director que le antecedió en la escuela para motivar a los estudiantes les ponía diariamente antes de entrar a clases, en el sonido local de la escuela, una canción del Buki y ellos se la fueron aprendiendo y todos la cantaban. Al terminar la reunión del consejo técnico, el supervisor pide a todos los directores que se pongan de pie, ellos piensan que se va a hacer una clausura protocolaria del consejo pero de pronto aparece en la pantalla un video de You Tube y el supervisor los exhorta de manera entusiasta: “¡Canten todos, canten fuerte! Cantar es importante porque nos relaja, nos permite expresarnos…” y así, todos a coro, el consejo técnico escolar termina al son de: “…No hay naaada más difícil que vivir sin tiii…”

Cada vez que escucho estas anécdotas me viene a la mente la frase de Don Pedro Ferriz Santacruz en la transmisión del eclipse total de sol del 7 de marzo de 1970: “Ya no sé si reír o llorar o ponerme a rezar…”

Comparte
Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
Suscripcion