Lado B
La Bala Rodríguez: arte y activismo gordo
Explora y comparte desde la experiencia propia la apropiación del cuerpo, su relación con el sexo, el consumismo y hasta el feminismo
Por Ámbar Barrera @astrobruja_
03 de agosto, 2015
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Foto: Marlene Martínez

Foto: Marlene Martínez

Ámbar Barrera

@Dra_Caos

Alejandra Rodríguez es originaria de Baja California Sur y tiene 28 años. Estudió Sociología, es lesbiana y gorda empoderada. Además de activista, es artista performancera. Ha hecho performance, foto performance y videos de post porno. Todos la conocen como La Bala Rodríguez.

Por supuesto, desde un pasado que pueden compartir otras mujeres, siendo una adolescente que hizo dietas para adelgazar y que buscó huir de una familia conservadora al salir del clóset como lesbiana, Alejandra no fue siempre La Bala. Su proceso de empoderamiento comenzó en Querétaro con el feminismo.

Ahí llegó a estudiar Sociología, un hecho que también implicaba salir de casa de su abuela en Celaya, donde había sido enviada como castigo a su sexualidad desclosetada.

En Querétaro se integró en un colectivo feminista llamado Degeneradas. A partir de ese momento, comenzó a tener muchas otras amistades que también estaban interesadas en el tema de los afectos lésbicos, los deseos y el cuerpo.

Tiempo después Alejandra se incluyó mucho más en forma al trabajo de la ONG Ddeser (Red de Derechos Sexuales y Reproductivos) de Querétaro, y también entonces empezó a trabajar el tema de empoderamiento con su cuerpo gordo, el ser lesbiana y la discriminación.

–En el feminismo siempre se dice: Tu cuerpo es un lugar de batalla, pero luego no llegas a comprenderlo bien –dice La Bala durante su taller de Gestión de Glamour en la Escuelita Feminista de El Taller A.C. en Puebla.

Desde el activismo, para La Bala fue importante empezar a hablar de sus complejos e ir dándoles la vuelta, por eso puso el tema sobre la mesa.

–Encontré lo gordo como un lugar de angustia, no me sentía suficientemente buena en el mundo… y lo mismo sucedía en los espacios feministas: el deseo entre nosotras, las cosas que no se hablan, el rechazo.

En su búsqueda, la Bala encontró que el cuerpo gordo, desde la pornografía, por ejemplo, es un campo de lo exótico, pero por otro lado, ese deseo se mete en un clóset de vergüenza y al mismo tiempo el cuerpo gordo puede infantilizarse, excluyéndolo del deseo del otro.

A partir de ahí empezó a toparse con otras personas que estaban haciendo algo parecido en otras partes de Latinoamérica, España y Estados Unidos, algo llamado «activismo gordo». Fue importante para ella descubrir que el tema ya se quería decir en otros lados y era un sentir colectivo.

El trabajo sobre su cuerpo llegó al terreno de lo político. Como una forma de resolverse, de ser vista y de verse a sí misma sin vergüenza, comenzó a desnudarse en muchos espacios de confianza.

El desnudo se convirtió en parte medular de su empoderamiento, llevando a la Bala al terreno del arte y el performance, tomando talleres y participando incluso en una convocatoria con La Pocha Nostra, un conocido grupo chicano de performanceros a nivel internacional.

Foto: Marlene Martínez

Foto: Marlene Martínez

La Bala Rodríguez como artista

La presencia de La Bala no pasa desapercibida. No solamente se trata de su cuerpo, se trata de lo que irradia. En sus fotografías de desnudo, también se nota esa fuerza en la mirada y en cada línea y curva de su cuerpo.

En la fotografía de Quimeras mexicanas, el cuerpo de La Bala, pintado en rosa, morado y con detalles amarillos, habita libre un campo. Lleva puesta una máscara con cuernos que visibiliza por completo ese devenir diferente.

Los performance de La Bala han explorado, a través de su cuerpo, el fenotipo de la mujer norteña, las mujeres que combatieron en la revolución mexicana o también han explorado el tema del deseo al cubrirse de flores, frutas o chocolate.

–El arte es un camino para transformar, igual que la ciencia y los activismos que hacemos –dice La Bala Rodríguez en entrevista para Lado B–, para mí fue medular y necesario meter el cuerpo en el activismo. Me lo exigía yo misma, porque no me sentía muy coherente con estar desde este lado nada más picando con una pancarta… que también es importante, pero que no estaba poniendo en práctica. Y fue por medio del arte que sublimé todo lo que estaba trabajando.

La Bala Rodríguez también ha hecho 3 vídeos de post porno para mostrar esas otras muchas formas de vivir el deseo y la sexualidad desde los cuerpos diversos, reales, como una alternativa al porno comercial, que está totalmente estereotipado y es homogéneo.

Su lucha y su propuesta artística se ha extendido hasta redes sociales, donde sus fotos han sido censuradas numerosas ocasiones y su cuenta suspendida, por lo que ha buscado maneras de burlarse de sus normativas, por ejemplo, volviendo a subir las fotos que le denunciaron con la leyenda “Si no te gusta, no mires”.

–Me gusta estar constantemente bombardeando con contraofensivas visuales en facebook, que ya me lo han censurado… porque facebook no se acostumbra a ver mujeres desnudas que están haciendo un reclamo político y no como estas chicas Tecate que están vendiendo un producto. Ciertos cuerpos se visibilizan, ciertos cuerpos importan, solamente algunos son bellos…

Además, a través del arte y el activismo, La Bala también da pláticas y talleres donde habla del activismo gordo y la manera de reflexionar sobre estos temas desde la experiencia performática.

Gordofobia, la industria de la dieta y el feminismo

En su taller de Gestión de Glamour, La Bala expuso ante las integrantes de la Escuelita Feminista de El Taller A.C. los temas sobre el cuerpo de las mujeres para reflexionar desde el feminismo, especialmente sobre la gordura.

–El discurso de salud que se sostiene sobre el cuerpo delgado, en realidad es un tema de clase. Lo pueden quienes tienen tiempo de ir a un gym, quienes tienen tiempo para ciertos estilos de vida… Va a sonar súper conspiratorio, pero hay un engordamiento de las clases populares, un abaratamiento de la comida chatarra.

La Bala platica que en otros países ya se hacen estudios sobre la gordura desde este discurso del activismo gordo. Algunos de los primeros lugares fue Inglaterra o Estados Unidos, donde por ejemplo se habla de la comida chatarra, sin embargo, el contexto de México y Latinoamérica es distinto, pues el fenotipo de los cuerpos es diferente en cada país, cada zona, y se engorda por diferentes razones.

–Las medidas del índice de masa corporal, por ejemplo, es un sistema súper arbitrario, es una fórmula que una junta de médicos determinaron. Está bien, pero ¿bien en qué contexto? ¿para qué fenotipos?

En su adolescencia, La Bala relata que se hizo dietas y usó fajas. Cuenta que su mejor amiga se compró una cápsula con una solitaria dentro, y que al final terminó anémica y está por operarse.

–Alguien está ganando mucho dinero con nuestras angustias, con nuestro peso. Hay que politizar la comida, sí, pero también es necesario hacerlo desde la perspectiva de un cuerpo que como sea, ya tiene un valor por sí mismo.

En Inglaterra, uno de los estudios gordos expuso que la actitud de los doctores con las mujeres obesas, al determinar que no importase la razón de su visita médica, estaba relacionado ese mal con su gordura, o que una de las recomendaciones, no importando el diagnóstico, sea bajar de peso, estaba dando por resultado que las mujeres gordas dejaran de ir al médico. Y la conclusión es que era un riesgo mayor para la salud no querer atenderse debido a una actitud de hostigamiento, que la gordura en sí.

[pull_quote_right]Yo lo veo como esos secretos familiares, que no quiero decir lo que pasó porque es malo para el movimiento, pero imagínate, el patriarcado es un sistema que opera las relaciones con la otra y eso me pareció muy violento. Me maltrataron y ni siquiera me conocían, acababan de gritar “si no hay libertad política, no hay libertad sexual” y de pronto ¿no pueden ver a una gorda manifestándose?[/pull_quote_right]

–La salud no es el tema de fondo. Hay toda una instrucción, una orden para el híper consumo, la híper compra… y por otro lado, tienes que estar muy buena. Entonces estamos entre orden y contraorden. La invitación es desobedecer, sí a los patrones de belleza, pero también a los mandatos de consumo. La propuesta es el autocuidado, partiendo en que el cuerpo ya es valioso, no partiendo de que en algún momento vas a hacer una dieta y cuando estés delgada entonces sí, ya eres valiosa. Esa es una terrible partida para el autocuidado, no sentirse suficientemente buena, ese es el problema con la gordofobia.

El problema se expone como complejo y afecta no sólo el tema de la salud o la belleza, sino de muchos otros procesos que pueden ser individuales. La Bala no considera que esté libre de prejuicios, piensa que es un proceso que no se acaba.

–Todo el tiempo sales de ese clóset de las carnes. No pensaría que hay un estado de la libertad total, pero al menos te das cuenta que estás en un proceso muy avanzado, ya no es lo mismo como ir a una tienda todo frustrado porque no te queda tal cosa, o tener tanta vergüenza de cambiarte enfrente de alguien o apagar la luces todo el tiempo en el terreno de las relaciones sexuales.

Entre las muchas anécdotas de La Bala y su estado avanzado de empoderamiento, relata la vez que fue a la playa nudista de Zipolite, Oaxaca.

–En Zipolite me desnudé y me bronceé toda, y pues había muchas miradas. Es interesante como te juzgan o te acreditan o no te voltean a ver, toda una cosa de poder con la mirada. Entonces viene una chava un poco más joven que yo y muy gordita y se súper emocionó de verme encuerada. Se quitó el pareo y andaba en traje de baño. Fue una complicidad porque yo sabía de qué se trataba. Y le dije ¡tú también! Ella se metió en el agua conmigo y su novio se quedó ahí afuera todo vestido y acomplejado. Fue interesante cómo hay esas escenas cotidianas donde la otra también tiene un guiño de que pasó por ahí o te admira porque también le encantaría hacer eso… porque es un desnudo que no es para el otro, no es para agradar y que te aplaudan o que te acosen… no, es para ti.

La propuesta en el taller de La Bala es hablar de los complejos y trabajarlos desde el enfrentamiento a la vergüenza, atreverse a hacer una pasarela donde con elementos del drag se muestre eso que creemos no es bello; la panza, las estrías, la piel.

–El autocuidado en este tiempo a ninguna nos resulta sencillo porque las condiciones incluso económicas están para no cuidarse. Estas dinámicas también de la vida cotidiana de la ciudad, que no te da tiempo para cocinar en casa… implica estar contracorriente, lo más difícil. Para mí el autocuidado, es cada vez complejizar más el tema de la comida, pero también el tema de la salud mental, creo que me he ocupado mucho en eso, en resolver mi devenir, mis propios demonios…

Foto: Marlene Martínez

Foto: Marlene Martínez

Las fobias del feminismo

La discriminación hacia el cuerpo (gordo o no) también puede venir desde el propio feminismo. A la Bala la corrieron de la Marcha Lésbica en la Ciudad de México hace 2 años. Ella marchó desnuda y se escribió consignas en el cuerpo.

–Hice lo mismo que otras lesbianas estaban haciendo, como besarse enfrente de la pancarta principal, pero cuando yo lo hago, me empiezan a abuchear y me gritan: “¡Fuera, fuera… esta no es marcha de exhibicionismo, es una marcha de visibilización!”. Y luego el tema se puso fuerte porque incluso me echaron un policía. Yo lo veo como esos secretos familiares, que no quiero decir lo que pasó porque es malo para el movimiento, pero imagínate, el patriarcado es un sistema que opera las relaciones con la otra y eso me pareció muy violento. Me maltrataron y ni siquiera me conocían, acababan de gritar “si no hay libertad política, no hay libertad sexual” y de pronto ¿no pueden ver a una gorda manifestándose?

Las organizadoras declararon después que La Bala y las amigas que la acompañaban estaban borrachas y que fueron a agitar la marcha, cuando en realidad, ellas sólo querían manifestarse para visibilizarse.

La Bala se sorprendió que eso le pasara justamente en el DF, cuando en Querétaro sus performances desnuda, donde entre otras mujeres se escribieron cosas con chocolate en el cuerpo y luego lo lamieron, no hubo ninguna sorpresa, alboroto o censura.

–Hay una lesbonorma, hay un problema generacional y una comunicación bien mala. Una de las que me agredió había salido en los 70 en una marcha, encuerada. Pero justo ahora no me toleró… yo veo que ahí hay gordofobia. Aunque no sabremos por qué les súper molestó mi aparición política, ya se censuró.

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Autor Lado B
Ámbar Barrera
Periodista, comunicóloga, fotógrafa, feminista y amante del arte.
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