Lado B
EL STAND UP COMEDY, UNA MIRADA A LAS DISTINTAS FORMAS DE SER MEXICANO
Álvaro Ernesto Obregón
Por Lado B @ladobemx
22 de mayo, 2015
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Álvaro Ernesto Obregón

 

El Stand Up Comedy es un estilo de comedia que tiene denominación de origen en los Estados Unidos, sus primeros antecedentes los podemos encontrar con aquellos locutores de radio, quienes adaptaban del vodevil al entonces nuevo medio algunas de sus rutinas. Jack Benny, Fred Allen y Bob Hope iniciaban sus programas de radio con un monólogo cómico en el que hablaban de los temas de actualidad pero también de los temas más variados, basados en la comedia observacional y sobretodo anclados en las vivencias del día a día relatadas en primera persona, con una visión profundamente personal, con esto, ellos cimentaron las bases de lo que hoy conocemos como Stand Up Comedy.

Si bien en los Estados Unidos existe una larga tradición de comediantes de Stand Up, en México las cosas son muy distintas. La comedia mexicana durante los últimos años ha estado dominada por el sketch y por los cuenta chistes. El sketch ha estado presente desde los tiempos de las carpas, es inolvidable el como Jesús Martínez “Palillo”, aquel incisivo comediante político, debía presentarse a dar función con amparo en mano por si lo arrestaban en plena función. Este tipo de comedia de sketches llegó y dominó la televisión mexicana de la mano de Mauricio Kleiff, libretista de los Polivoces, quien apoyado en los textos del extraordinario humorista español Enrique Jardiel Poncela, crearía el fenómeno llamado Mauricio Garcés. Quizá el último gran representante de este género es Héctor Suárez, en quién se vislumbra la herencia de Palillo por la critica a los gobernantes y la reivindicación social. Mención aparte se lleva José Natera y sus grabaciones en las cuáles hacia una personificación del narco Caro Quintero, incluso gracias a él se creó el mito urbano de que Quintero, había ofrecido pagar la deuda del país a cambio de no ser detenido.

Por el otro lado los cuenta chistes han dominado principalmente con el advenimiento de los centros nocturnos: el gran, gran representante es Leopoldo Roberto García Peláez Benítez, ok, ok, Polo Polo; con 23 grabaciones en su haber, este hombre, que por cierto poca gente sabe, desde siempre ha contado con un pool de escritores, quienes en conjunto crean todos los chistes que este hombre ha contado en cassettes, discos de vinil, CD´s y hasta DVD´s, dominado una escena que encontró su punto más bajo en el programa «Guerra de Chistes«, de Telehit; el chiste guarro, grotesco, el albur fácil, el mal gusto. Dentro de este género encontramos a los que, a partir de la construcción de un personaje, se suben al escenario: allí tenemos al costeño o al indio Brayan, este último sin duda el mejor de esta nueva generación.

Todo esto nos lleva a los mexicanos a estar acostumbrados a reírnos del otro pero nunca de nosotros mismos, del poderoso, del rico, del tonto. Mi amigo y compañero de chamba Roberto Andrade, quien además de ser standopero es guionista, dice que a los guapos no les debería estar permitido burlarse de los feos porque ya es demasiada manchadez, es demasiado ventajoso y además rompe con las reglas de la comedia mexicana.

Dentro de los pioneros del stand up comedy mexicano encontramos a Héctor Suárez Gomis, quien con su espectáculo «El Pelón en los Tiempos del Cólera», nos habla sobre su experiencia creciendo con un papá famoso y por supuesto de las tranquizas que le ponía su papá a su mamá, la famosa “Pepita”. Luego en el roast de Héctor Suárez, Don Héctor le habría de revirar a Héctor, que su show estaba lleno de mentiras, en fin. Otro de los pioneros y actualmente de los mejores standoperos es Gonzalo Curiel, quien habla desde su experiencia de ser oficinista de 9 a 6. Otra de las pioneras y excelente comediante es Sofía Niño de Rivera, hija del célebre clavadista y comentarista deportivo, quien habla sobre su sexualidad y su experiencia como comediante.

Aunque los standoperos brincan de un tema a otro a lo largo de sus monólogos, al igual que cualquier literato, regresan a los temas que los obsesionan, además de que el abordaje de cada aspecto de sus vivencias va permeado por una carga sociológica.

Conforme se popularizó el Stand up nos acercó a comediantes con cuyos relatos tenemos la oportunidad de conocer como son los mexicanos, los ricos, los jodidos, los gays, los de derecha, los judíos, las mujeres. Dentro de esas experiencias no sólo nos reímos sino también tenemos la oportunidad de echarle un ojo al crisol de vivencias y experiencias, que ser mexicano no es un modelo único ni mucho menos.

Ricardo O’Farril es para muchos el mejor standopero mexicano de la actualidad, en sus rutinas podemos adentrarnos en casas de gente con cierto dinero, con papás cool y buena onda que son permisivos con sus hijos para que beban y tengan relaciones sexuales bajo su techo. Pero también nos lleva de la mano por los antros pomadosos, de hecho la mejor rutina que hay en la actualidad, “Estas botellas no se acaban solas”, nos deja claro que una europea del este, un beat machacón y repetitivo, mas mucho alcohol, crean grandes hits en los antros.

Por el contrario Alex “El Chaparro” Salazar, constantemente nos recuerda que él es de una de las delegaciones más jodidas del DF, Iztapalapa. En sus monólogos hay montones de peleas, caguamas y piedras fumadas en lata. ¿Cómo quieres hacer encabronar a alguien de Iztapalapa? Dile que bebes más que él, ése es un clásico en su comedia.

Roberto Flores quien ha tenido mucho éxito en los últimos años, no deja de lado su raíces de Villa Coapa y nos cuenta su experiencia de ésa clase media arribista, incluso su comedia ha sido tachada de clasista, pero igual si alguien debe contarte como acercarte a un león en un safari, debe ser él… porque lo vio en Youtube.

Héctor García nos demuestra que se puede hablar desde la postura geek, él posee grandes rutinas sobre Star Wars, pero sobretodo nos habla de su experiencia como un adulto de treinta y muchos que vive con sus papás. Él nos puede hablar sobre la evolución convergente que hace que ñoños y gays se parezcan aunque sean diferentes.

Hablando de comunidad gay, Manuna es sin duda el mejor comediante de este rubro, él te puede hablar sobre su experiencia siendo gay en una sociedad como la nuestra y te puede dar consejos para sacar a alguien del clóset, o simplemente te habla de las diferencias entre comer pollo y comer polla.

Adriana Chávez y como ser gay no sólo es cuestión de hombres, y por aquello de que ahora las comunidades LGTB son más incluyentes (entiéndase por LGTB la gran banda Timbiriche), Adriana nos dice que cuando dice que es lesbiana todavía hay gente que entiende que es marciana o… que viene del planeta gay “Plutón”.

Gloria Rodríguez no sólo cuenta su experiencia como mujer, sino además como mujer, comediante, zurda, caliente y gorda. Por eso nos dice que la moda es una secta de la cual ella es víctima y todas las tallas extras siempre están hasta atrás en las tiendas, porque creen que en el fondo no les importa a las gordas estarlo.

Horacio Almada se va contra las instituciones mexicanas, la educación, y que le exigimos más al director de la selección que al presidente; no le da miedo mostrar que es de ultra derecha.

Isaac Salame es un personaje excéntrico, basta decir que es negro y judío, además por supuesto de ser mexicano. El mismo dice que es difícil su vida, ya que le gusta el graffiti, le gustan los negocios y eso lo llevo a crear una franquicia de pandillas, llamada de Faki Koshers. Este comediante nos habla de ese mundo donde no comen puerco y celebran el Sabbath, en plena colonia Nápoles de la Ciudad de México.

Pero también los discapacitados o personas con capacidades diferentes tienen su voz dentro del stand up, aunque alguna vez escuché a alguno de ellos decir que es una jalada decir «personas con capacidades diferentes», porque nadie cree que el Síndrome de Down sea precisamente una capacidad. Dentro de ellos tenemos a Katia Vega, quien tiene una enfermedad degenerativa que la dejó ciega, de su voz podemos entender como tratan a los ciegos en México, eso sí, el público le tiene siempre que decir en dónde esta, porque luego le esta contando los chistes a la pared. Dentro de estos “comediantes discapacitados” se encuentra uno que sin duda es de mis favoritos, el Cojo Feliz. Hugo Pérez nos cuenta no sólo su experiencia con el cáncer y con la gente que se estaciona en los lugares para discapacitados, también nos habla de ésa clase media tirándole a muy jodida, que cree que estudiando computación, sistemas o cualquier cosa que tenga foquitos, los va a sacar de pobres. En uno de sus mejores chistes nos pregunta, ¿ustedes saben a que sabe el queso de puerco? Este embutido horrible y barato, sabe como… Como a derrota, porque no te alcanzo para comprar jamón.

En el espectro del Stand up mexicano encontramos a gente como Alexis de Anda que describe cómo es ser actriz y tener que ir a una innumerable cantidad de castings; El Muerto, que nos relata cómo es vivir en Tepito, pero sobretodo la reacción de la gente cuando él dice que viene de allí y guardan sus iphones, o le piden el teléfono de un dealer de coca. Comediantes como el Regio, que habla sobre ser de Monterrey y su romántico acento, Juan Carlos Escalante y cómo es ser de Acapulco y que crean que tiene que hablar forzosamente como costeño. Todos ellos comediantes que hacen mofa de los estereotipos que tenemos sobre las distintas formas de ser mexicano, pero que al mismo tiempo nos permiten echarle una mirada a ése pedacito de realidad que les ha tocado vivir. Creo que por eso el stand up en México puede llegar a tener una riqueza enorme, porque no hay una experiencia única de ser mexicano, lo cual ofrece a la sociología un vasto campo de estudio; eso sí, no exento de risas.

Álvaro Ernesto Obregón. Licenciado en Psicología Experimental. Se dedica al guionismo de televisión desde hace algunos años, igual trabajando para programas como «El almohadazo», conducido por Fernanda Tapia o escribiendo telenovelas políticas para Epigmenio Ibarra, si deja dinero ahí lo tienen, no tiene vergüenza ni moral. Melómano empedernido, amante de la pornografía y los ensayos de Simon Reynolds.

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