Lado B
Mis XV primaveras sangrientas
 
Por Lado B @ladobemx
06 de marzo, 2015
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Liz Ruiz

A mí, porque me amo y me disfruto

[dropcap]C[/dropcap]omo la buena cursi feminista que soy, sé perfectamente que este 26 de febrero cumplo XV años de haber empezado a menstruar. Así que decidí festejarlo dedicándole varias columnas a la menstruación. La primera fue sobre las copas menstruales, que son una verdadera maravilla para la mayoría de las mujeres que la usan y que realmente ayudan a disfrutar más (o sufrir menos) ese proceso. Y ahora, voy a empezar con mis reflexiones de mis primeras 180 menstruaciones.

Para mí la menstruación ha sido una cosa que nunca ha implicado sufrimiento. Más allá de algunas remotas veces que he sentido cólicos, nada me ha desagradado. Ni siquiera los cambios de ánimo que he llegado a sentir, es más, disfruto cuando estoy particularmente sensible y me invaden las hormonas.

menstruación1Recuerdo muy bien que estaba en 2do de secundaria y sentía que ya estaba muy grande para que aún no menstruara; todas mis amigas ya lo hacían desde hacía dos, tres o cuatro años. Mi mamá me había platicado del tema desde que tenía 10 años, y desde entonces tenía gran curiosidad. Nunca me dijo que me iba a “hacer señorita”, pero estaba ansiosa por recibirla y pasar a otra etapa, en la que sería oficialmente una adolescente. Cuando me llegaba a quejar de su ausencia, mi mamá y mi papá me decían que era mejor empezar a menstruar tarde para terminar de disfrutar lo que me quedaba de infancia. Mis amigas de ese tiempo, (del cual solo me queda una), se quejaban cuanto podían de la menstruación: que si te manchas, que si duele, que si odiaban el “bajón”, que si se ponían de malas. Ellas también me decían que era muy privilegiada de no menstruar aún, y que lo mejor sería que nunca lo hiciera. Nada, yo quería mi menstruación ya.

Total, el 26 de febrero de 2000 me levanté para ir a la escuela y vi la primera destrucción de un gran mito. ¿Por qué nunca se dice que la primera menstruación son solo unas manchitas color café? La mayoría de las mujeres no reconocen que esa es su primera menstruación porque nunca se aclara ese pequeño detalle. Así que yo fui una de ellas y no comprendí muy bien a qué se debían esas manchas, por lo que me fui muy contenta a la escuela sin preocuparme de nada.

El día transcurrió normal y al volver en la tarde le llamé a mi mamá por teléfono y le dije lo que había visto en la mañana. Ella me dijo “pues sí… ya te bajó”. Me dijo dónde tenía sus toallas sanitarias, fui por una y me la puse. Y también me puse muy feliz. ¡Por fin! ¡El maravilloso día había llegado! Al fin era una adolescente.

Cuando mi mamá llegó el fin de semana a la casa me abrazó y me felicitó, con esa cara tan seria que siempre tiene. Y me dijo: “sentí bonito”.

[pull_quote_right]Me parece interesante pensar en la menstruación como un fenómeno tan complejo desde una óptica feminista. No es solo un hecho fisiológico de las hembras, es algo que tiene una profunda carga cultural y simbólica en nuestra sociedad[/pull_quote_right]

Así es como mi mamá y mi papá configuraron en mí que la menstruación es algo de lo que se puede hablar con hombres y con mujeres, y también que es algo bonito. Bonito. Pues para mí sí ha sido bonito, la verdad es que me siento una mujer muy privilegiada no solo porque recibí educación directa de mi mamá antes de que me llegara la menstruación, sino también porque mi papá estaba involucrado (cosa rarísima en esta sociedad asquerosamente machista) y que además me lo plantearan como algo positivo. Toda esa situación en conjunto ya es como haberse sacado la lotería.

Me parece interesante pensar en la menstruación como un fenómeno tan complejo desde una óptica feminista. No es solo un hecho fisiológico de las hembras, es algo que tiene una profunda carga cultural y simbólica en nuestra sociedad (en otras también pero esto no es un análisis antropológico, nomás es mi payasada). Siempre me impresionó, desde la secundaria, que nunca se hablara de ello en las clases; que las chicas lo platicáramos solo con nuestras mejores amigas, con tono de voz bajito aunque estuviéramos a solas en el patio; y que nosotras mismas, desde esas edades, tuviéramos introyectado lo poco confiable que es nuestro criterio al estar menstruando y lo horrible que es ser mujer porque menstrúas. Me indignaba sobremanera escuchar que el Síndrome PreMenstrual tiene más de 150 síntomas entre los que se encuentran casi casi desde la muerte espontánea hasta la salivación y que entonces por esta concepción abstracta, cualquier cosa podía deberse a tu período y por ende no debía ser tomada en serio. Me sorprendí cuando en la prepa compré una toalla en la papelería y me la dieron a escondidas envuelta en una bolsa. En general siempre me llamó la atención la condición de clandestinidad de algo que se supone que es perfectamente normal. Para ser normal como que está muy escondido.

Incluso en este momento, mientras escribo este artículo, me asombra la sensación que tengo de estar abordando un tema irrelevante, o demasiado íntimo, o incluso sucio y desagradable. Me doy cuenta de que esta impresión la tengo porque jamás he escuchado una conversación casual sobre la menstruación en una cena de Navidad, ni he leído sobre la menstruación a menos que sea un artículo muy rimbombante de medicina, ni veo imágenes sobre la menstruación a menos que sean memes misóginos que “de broma” se burlan de las mujeres. Entonces pienso en todo esto y me siento feliz de tener un espacio para poder expresarme sobre este tema y visibilizarlo como lo que es: una experiencia personal, una parte de mi historia como mujer, una reflexión de mi vida y mi educación y las incongruencias de la sociedad. Todo esto es parte de la menstruación, todo esto nos perdemos al no hablarla nunca y al estarla disimulando como si no existiera o fuera diabólica.

menstruación2Desde mi punto de vista, la menstruación en nuestra sociedad es un estigma de las mujeres. La primera prueba es que está vetada de la conversación, pero también hay otros puntos para reflexionar y reivindicar: la obsesión por no mancharse (es sangre, no ácido), el no tener relaciones sexuales durante el período (muchos hombres me han dicho que les da asco, pero si a una mujer le da asco el semen es frígida), el relacionarla inmediatamente con el sufrimiento físico y emocional y la locura (una cosa es el cambio hormonal y otra es invalidar todo lo que las mujeres pensamos y sentimos porque “seguro está en sus días”). Durante toda mi vida he escuchado a hombres de todas las edades decir entre risas y desdén: “¡Qué bueno que no fui mujer porque sería horrible menstruar!”

La menstruación es horrible para algunas, y eso merece la solidaridad y comprensión de todo mundo.Para otras es indiferente, para otras es bella, para otras a veces es horrible y a veces no, pero es un proceso único, que cada una sufre, goza, reivinidica o acepta como puede y quiere. Es parte de nuestro ser mujer y merece ser visibilizada, respetada, comentada y compartida. Me rehúso a seguir en el clóset de la menstruación. Todas las mujeres menstruamos o menstruaremos, así que no tenemos por qué seguir ocultándolo y disimulándolo con toallitas discretas aromatizadas con manzanilla y periódicos para envolverlas.

La menstruación está aquí y las menstruadoras también.

Gracias. Nos leemos en 15, pero si me extrañan, aquí está mi link en Lado B con todos mis maravillosos arguendes feministas.

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