Lado B
“Pongan las leyes que pongan, nunca va a parar el graffiti"
Si el gobierno lo sigue satanizando, va a lograr que verdaderamente los jóvenes se “gradúen” de una escuela de delincuencia: la cárcel
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
03 de febrero, 2015
Comparte
Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

Zeku lleva ya 15 años graffiteando y Awrek unos 13. Los dos empezaron a través de amigos, como todos, dicen, y se dedican a las pintas clandestinas o ilegales. Sus nombres verdaderos y rostros permanecen en las sombras de los instantes de descuido en que una pared amanece pintada con letras y dibujos, a veces enormes y en lugares en los que uno se pregunta cómo pudo llegar alguien ahí, pintar con aerosoles, contra reloj y escondiéndose de las autoridades.

Ante la propuesta del legislador panista Eukid Castañón de endurecer las penas contra graffiteros hasta cuatro años y de que si son más de tres personas pueden ser catalogados como pandilla y tener condenas de hasta seis años en prisión, la comunidad graffitera se divide en opiniones. Zeku dice que aunque “mucha banda está espantada” y dice que hay que bajarle, “hay mucha banda que está a lo contrario, dicen que no les importa y que nada más tienen que cuidarse más”.

En la opinión de Zeku, estas leyes no son un problema, pero sí podrían afectar quizás a la gente que hace graffiti con permiso. Podría ser que les lleguen a cobrar, como sucedió en una administración municipal anterior, o que con todo y permiso, las fuerzas de seguridad pública se quieran llevar a los graffiteros (situación que personalmente ya ha vivido).

Al principio de la administración estatal, encabezada por el gobernador Rafael Moreno Valle, la actitud era buena hacia el arte callejero, aunque Awrek enfatiza que no se debe vivir en un paternalismo y esperar a que las autoridades lleguen, sino llegar y darles trabajo a ellos, proponerles proyectos, lo que genera que “estos chavos se alejen de esto pero que estén trabajando en algo que esté proponiendo dentro del Estado.”

Sin embargo, con el paso de los años, el actual gobierno poblano, a los ojos del graffitero, se está enfocando mal: su prioridad no es atender de fondo los problemas ni trabajar con la ciudadanía, sino su imagen. “Llegó un punto que lo que están queriendo hacer es verse como un estado utópico, ¿no?, como queriendo mostrar que somos los mejores, que aquí están las sanciones más grandes (…), están cuidando más la imagen que generando y creando cosas positivas para la gente, para nosotros, para los ciudadanos. (…) están dejando de lado, cómo te diré, la parte de la ciudadanía, están agarrando más la parte que se vea bonito.”

Las políticas públicas o visión del gobierno hacia el graffiti y el arte callejero en Puebla son sesgadas y criminalizan; Zeku dice que el gobierno nunca va a poder entender este fenómeno porque “la única gente que puede entender el graffiti es la gente que lo vive, la gente que está dentro de él”. El artista urbano critica ciertos programas del gobierno, como concurso o iniciativas masivas para hacer murales, que en su opinión sólo son desvíos de fondos. “Me ha tocado verlo, nada más es pues para estar gastando lana, y entre comillas quedar bien con los chavos”. 

Awrek dice que la propuesta es retrógrada, porque regresa el arte urbano a la idea de vandalismo. “Sí es calle, pero ya se alejó de esa parte de las pandillas”, y agrega que muchos, incluyéndolo, ya viven y trabajan, dentro de lo legal, en el graffiti. Desde su punto de vista y más de una década pintando paredes, tiempo en el que incluso ha enfrentado un proceso penal por dibujar sobre las paredes de un edificio histórico, el problema está en enseñarle a los jóvenes que con esto se puede generar arte, cosas diferentes, una alternativa.

Si el gobierno sigue satanizando al graffiti y metiendo a los jóvenes a la cárcel, lo único que se va a lograr es que verdaderamente se “gradúen” de una escuela de delincuencia que es el penal. “Entonces (…) no estás haciendo que la sociedad crezca y se favorezca, sino al contrario, estás deteriorando gentes y jóvenes que tienen un gran futuro, que pueden hacer algo totalmente diferente.” La solución no está en sancionar: en palabras del artista urbano, el problema está en el núcleo familiar y la desintegración de la familia.

Cuando hace años enfrentó el proceso penal –no pasó tiempo en la cárcel porque tuvo la posibilidad de pagar una fianza en vez de estar en prisión–, Awrek se enteró de que a cada policía le daban mil pesos por graffitero que arrestaran. Y tanto él como Zeku concuerdan en que hay personas que roban con violencia y delinquen, y así como los detienen al otro día salen. Aunque están conscientes de que el graffiti sí representa un daño al patrimonio ajeno en ciertos casos, Awrek dice que debería haber una alternativa, quizás una legislación para reparar el daño a los propietarios que no sea pasar hasta cuatro años en prisión. 

Y los dos artistas urbanos, que no se conocían en persona, concordaron en que lamentablemente es muy probable que la ley que endurece las penas contra graffiteros sea aprobada. Los dos también son de la idea de que el penalizarlo más no detendrá al graffiti. Awrek dice que sería de la idea de que él también les demostraría que lo va a seguir haciendo, porque esto “ya no es un ellos contra nosotros, sino nosotros contra ellos.” La palabra que Zeku repite constantemente para describir la iniciativa de Eukid Castañón es “demasiado”: es exagerado, es demasiado lo que se propone. Demasiado. Pero, dice Zeku, a nombre de todo el graffiti, “pongan las leyes que pongan, las sanciones que pongan, nunca va a parar el graffiti. Nunca van a poder contra el graffiti”. 

Comparte
Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
Suscripcion