Lado B
LA VIDA SECRETA DE LAS LISTAS
Gerardo Piña
Por Lado B @ladobemx
20 de febrero, 2015
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Gerardo Piña 

Estamos tan acostumbrados a asumir que toda antología y todo premio literario estén tamizados por la subjetividad y lo arbitrario, que pocas veces hacemos algo más que aplaudir o protestar por los resultados. En México, con motivo de la Feria de Londres 2015 cuyo invitado es nuestro país, recientemente se publicóuna lista de veinte autores menores de cuarenta años de edad que serán representativos de nuestras letras. Este artículo es una breve exposición de motivos por los cuales la lista es objetable.

1. El criterio

La propuesta de buscar estos autores (que podían haber sido treinta como en otras antologías previas coeditadas por el British Council) tiene como finalidad dar a conocer autores jóvenes al público inglés (y de habla inglesa por extensión). Por lo tanto el objetivo de la persona responsable del CONACULTA para esta tarea debió de elegir a un grupo de especialistas en literatura mexicana contemporánea para que a su vez elaboraran una selección de los autores abarcando la mayor cantidad de pluralidad en registros, géneros, ideologías, etcétera. Lo que se hizo, en cambio, fue dejar en manos de tres escritores: Guadalupe Nettel, Cristina Rivera Garza y Juan Villoro (ninguno especialista en literatura mexicana contemporánea) una lista de narradores con perfiles muy semejantes. Hablar de una muestra representativa (no de calidad literaria) implica dejar de lado el gusto personal del antologador y también la arbitrariedad habitual del jurado para dar paso a una visión de conjunto, máxime si todo lo que ello implica se realiza con dinero del Estado (i.e., nuestro dinero).

2. Los autores

Entre los autores elegidos no hay pluralidad de géneros[1] ni de registros o ideologías (autores con una poética ideológica y política más definida como Heriberto Yépez, Paula Abramo u Óscar de Pablo, por ejemplo). Quizás la exclusión de poetas y dramaturgos se deba a un criterio mercantil, lo cual sería un problema añadido, puesto que el objetivo de esta antología no debería ser la venta sino el mostrar una diversidad literaria. Lo que hay es una presencia de editores (Emiliano Monge, Eduardo Rabasa y Nicolás Cabral, por ejemplo), autores con una obra que no han alcanzado el impacto meritorio (de nuevo, no confundir impacto y trascendencia con gusto o calidad) para ser representativa de la literatura de nuestro país.

Hay excepciones, desde luego. ¿Quién podría objetar la importancia o el peso que tienen autores como Valeria Luiselli, Antonio Ortuño o Luis Felipe Lomelí? Son autores con un reconocimiento internacional, lo que, paradójicamente, me lleva a pensar que quizás a ellos tampoco debió de incluírseles en esta lista porque ya gozan del prestigio y del impulso que busca procurarse con la antología.

3. Consecuencias

Dado que vivimos en una época de problemas gravísimos, alzar la voz para protestar por esta u otras listas resulta acaso ridículo. Sin embargo, dedicar unos minutos al asunto tampoco debiera desviar nuestra atención de lo importante. El dinero del Estado de los próximos años, en lo que corresponde a apoyos culturales como becas y premios, estaráen manos de varios de los autores de esta lista (como becarios, becarios reincidentes y jurados). Más de uno de ellos viajará a Londres con ese dinero y podrá poner en su CV, al solicitar un apoyo (del SNCA, por ejemplo, de aproximadamente $30 mil pesos mensuales por tres años) que fue uno de los autores distinguidos en este proyecto. Otros dos o tres de ellos serán los que decidan otorgar dichos apoyos y, los editores-autores, continuarán publicando y promoviendo las obras de sus amigos con un nada-despreciable estímulo del FONCA. (No por nada varios de los autores de esta lista publican en Sexto Piso y Almadía.)

En suma, la lista (por el criterio, muchos de los autores elegidos y las consecuencias que conlleva) es un ejercicio de corrupción y nepotismo, a los que también estamos muy acostumbrados en México.

 

Gerardo Piña escribe narrativa, poesía y teatro. Su publicación más reciente es Estación Faulkner (AUIEO/CONACULTA: 2013). Actualmente es profesor de asignatura de la UNAM y del ITESM CCM.

Foto: shutterstock.com

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[1] Aquí me refiero a los géneros en los que destaca un autor ya por experiencia o por eliminación. Daniel Saldaña, por ejemplo, es reconocido como poeta pero sospecho que fue elegido por su única novela y porque fue publicada por Sexto Piso (varios de los autores elegidos están vinculados con esta editorial). Caso similar es el de Valeria Luiselli, quien ha publicado ensayo, pero fundamentalmente se le reconoce como novelista.

 

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