Lado B
Audry Funk: el rap poblano que llegó a Nueva York
Una carrera de afortunadas casualidades que sin embargo se sostiene de diez años de arduo trabajo y un talento a prueba de fronteras
Por Josué Cantorán @josuedcv
09 de febrero, 2015
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Josué Cantorán

@josuedcv

Una buena canción de rap se produce cuando su autor se preocupa por el lenguaje que utiliza, cuando, a la manera de un poeta, elige cada palabra con precisión y la coloca en el lugar correcto atento a la cadencia de cada sílaba. Una clave para hacer buen rap es leer, enriquecer el léxico, aplicar figuras retóricas y, finalmente, tener coherencia: abordar un solo tema y explotarlo sin salirse por las ramas.

La fórmula anterior para hacer un buen tema de rap es de Audry Funk.

–Tampoco creo que mi rap sea impecable –dice– porque soy muy crítica, pero lo que a mí me ha ayudado mucho a mejorar es leer, entender el lenguaje que hablo, no sólo decir cosas al aire.

Audry se integró a las filas del rap poblano en 2006 y casi ocho años después, en una especie de éxodo hacia el lugar original, llevó su trabajo a la ciudad donde precisamente nació la cultura hip hop varias décadas atrás, el lugar donde se formó Public Enemy y del que hablan los versos de Nas: Nueva York.

Y mucho de ello se debió a las afortunadas casualidades.

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De pequeña, Audry no pensaba en cantar, al menos no tanto como Joss, su hermana mayor, quien recibía clases de ópera gracias a que una de sus tías había visto potencial en su voz. Audry acompañaba a Joss a las sesiones con la maestra Patsy Davidson y ahí, sentada, escuchando a hurtadillas, aprendió por casualidad la técnica para cantar y respirar correctamente.

Foto: Foto Siete

Foto: Foto Siete

Cuando en la preparatoria se integró a su primera banda, Audry ya llevaba algunos años practicando canciones, componiendo sus primeros ejercicios, cantando temas de cantautores mexicanos en festivales escolares, de modo que fue natural que una de sus amigas pensara en ella cuando se enteró que una banda de reggae buscaba nueva vocalista.

La Quinta de San Juan, como se llamaba ese grupo, vivió una época en Puebla en la que coexistían varias bandas de ese género y se forjaba una pequeña escena independiente integrada sobre todo de universitarios y jóvenes. Era 2004, tiempos anteriores a las redes sociales, en los que la promoción de cada tocada se hacía imprimiendo flyers sencillos, en blanco y negro, fotocopiándolos y repartiéndoles en lugares clave como preparatorias y cafeterías.

Lo chistoso es que funcionaba: varios foros en el centro histórico albergaban las tocadas de reggae de las noches de los viernes y cada una de ellas se llenaba.

–Ese tiempo fue de mucho florecimiento –recuerda Audry– pero no sólo del reggae sino en general del underground poblano.

Hoy la tecnología ha facilitado la existencia de productores independientes que utilizan estudios austeros y programas de edición sencillos donde se logran resultados profesionales. En aquella época, sin embargo, grabar un disco no era cosa sencilla, pero eso no impidió que La Quinta de San Juan lograra producir un demo de cuatro canciones, de las cuales sólo sobrevive “Children times”.

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Cuando salió de la preparatoria, Audry decidió también abandonar la banda en la que había cantado durante casi año y medio. Aunque buscó un proyecto musical que se adecuara a sus necesidades creativas, no logró hallarlo. Algunos ensayos con una pequeña banda de soul que nunca cuajó y la búsqueda de un productor de música electrónica con el que pudiera montar un grupo de trip hop no tuvieron éxito.

La segunda gran casualidad en la carrera de Audry se dio cuando entró a la universidad a estudiar Filosofía, en 2006.

Foto: Beto Espinosa

Foto: Beto Espinosa

Durante la fiesta de bienvenida de generación, Audry subió a cantar con una de las bandas que habían sido invitadas. Otro chico que estudiaba Filosofía escuchó el palomazo, se le acercó y le pidió que hicieran una canción juntos. Era Revólver y se dedicaba al rap.

Audry conocía sólo un poco de hip hop, sobre todo en inglés, pero el género siempre le había interesado y llevaba mucho tiempo sin tocar, así que se animó a decir que sí.

En ese primer tema, “Recuerdos”, grabado en la vieja computadora de Revolver, Audry cantaba el coro mientras él y otro compañero de la universidad hacían los versos rapeados. El resultado gustó tanto que tras varias charlas Audry se convenció de extender esa pequeña colaboración y hacer un proyecto permanente con Revolver. Así nació Soul Green System.

Así como con su grupo anterior Audry había vivido un buen momento para el reggae en Puebla, la existencia de Soul Green System coincidió con un periodo de breve esplendor en el rap poblano. La efervescencia que el grupo Piel Azteca ocasionó a finales de los 90 era el único momento en el que el género había logrado salir de manera momentánea de la marginalidad en Puebla.

Sin embargo, entre 2006 y 2007 las cosas fueron mejorando gracias en parte a la popularidad que el rap ganaba a nivel internacional, así que Audry aprovechó los contactos hechos antes, en su época de reggae, para sacar a su grupo de los lugares estratégicos del hip hop y llegar a públicos diferentes. Su primera tocada oficial, por ejemplo, fue en un foro de rock donde Audry y sus compañeros fungieron como teloneros de un grupo de funk.

Integrado por Audry, Revolver y Dj Coke, el grupo estuvo trabajando cerca de dos años, mismos que se aderezan con la salida de un disco de 12 canciones que se produjo de forma amateur, en la misma vieja computadora de Revolver, cuya portada se imprimía en los negocios de fotocopias del centro y se distribuía de mano a mano en las tocadas del grupo.

Aunque se trata de sus primeros esfuerzos, Audry cree que esa grabación contiene buenas piezas que siguen gustándole, como “Baby Funk”, una canción que tuvo mucho éxito y que estaba grabada sobre el sample de un tema de Aretha Franklin. Y también “Te invito a Babylon”, un tema con influencia reggae que versa sobre el consumismo y en el que Joss, la hermana de Audry, participó en los coros.

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Durante la época de Soul Green System, Audry solía hacer coros y estrofas cantadas, pero poco a poco fue animándose a rapear. Las canciones más tardías del grupo estaban en ese umbral entre lo cantado y lo rapeado.

–Me animé a rapear –cuenta ella– porque estaba en el medio, porque después de Soul Green System todo mi universo musical era el rap. Todos los fines de semana había rap, escuchaba a mis amigos freestylear, había 40 grupos de rap. Todo mi entorno era rap.

Pero la prueba de fuego vino por medio de otra casualidad: Audry fue invitada a un colectivo nacional de mujeres raperas.

Audry había conocido a Ximbo, rapera originaria del DF e integrante del grupo Magisterio, en la presentación de un programa de Radio Altiplano, en Tlaxcala, dedicado al hip hop. Antes de ir a Chile en 2009, donde Audry hizo un intercambio escolar de un año de duración, ambas raperas prometieron hacer una canción juntas, pero, al regresar, Audry se enteró de que la invitación iba más allá de una simple colaboración.

Foto: Israel Vallejo

Foto: Israel Vallejo

Ximbo y la también rapera Jezzy P se encontraban afinando los detalles para lanzar el proyecto Mujeres Trabajando, un colectivo que integraría a las mujeres representantes del hip hop de todo México. Esto incluiría un disco compilatorio con un tema de cada una e iniciaría con un concierto en el mítico Foro Alicia.

Sólo había un problema: Audry no tenía canciones propias. Todo su material anterior había sido compuesto para Soul Green System, así que se vio en la necesidad de escribir tres canciones expresamente para ese concierto, que, además, fue el primero en su carrera donde apareció su nombre como solista: Audry Funk.

Mujerres Trabajando fue un punto de quiebre en la carrera de Audry, cuyo nombre se hizo cada vez más notorio en la escena del hip hop nacional. El proyecto le abrió las puertas a tocadas en todo el país y también en países de América Latina como El Salvador, República Dominicana y Ecuador.

–Lo que mas me ayudó a despuntar –admite Audry– fue Mujeres Trabajando. Realmente me ahorró un camino muy largo.

A eso se sumarían los cambios en la vida personal de su compañero de banda, Revolver, quien se casó y dedicó cada vez más tiempo a su rutina familiar, de modo que no siempre podía acudir a los eventos.

Fue así que Audry empezó a tocar cada vez más como solista, pero en realidad nunca hubo un rompimiento, pues incluso fue Revolver quien produjo su primer disco, Verso luego existo, que saldría en 2012.

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Ya plantada en su proyecto como solista, Audry comenzó a tomarse más en serio su carrera en la música. Estaba en sus últimos semestres universitarios y aunque estaba consciente de que dedicarse de lleno a la música sería un camino plagado de obstáculos, se sabía con el potencial necesario para ir sorteándolos.

Audry siguió trabajando con sus compañeros de grupo, quienes producían sus pistas, e inició una estrategia de reconocimiento que consistía en publicar en sus redes sociales las canciones que iba produciendo tan pronto estuviesen terminadas.

Cuando tuvo material suficiente para editar un disco, Audry ya contaba con una fiel base de seguidores, gracias a un estilo personal en el que se notaba su preocupación por escribir letras más complejas que el promedio de los raperos locales y abordar temas más audaces, desde el empoderamiento femenino, el orgullo de la latinidad o la política social, en contraste con ciertos clichés que redundan en el hip hop mexicano.

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En 2013, cuando su carrera iba en ascenso constante, Audry tuvo la oportunidad de dar un concierto en Nueva York invitada por Hard Life, un estudio de tatuajes que se caracteriza por apoyar la difusión y promoción del hip hop en español en la gran ciudad.

Durante la promoción del evento en Nueva York, Audry dio una entrevista a Vida Urbana, un popular programa de radio dedicado al rap latino.

Así que de nuevo fue una casualidad la que hizo que Audry decidiera mudarse a Nueva York en enero de 2014. El rapero Bestia, también locutor de ese programa radiofónico, se convertiría eventualmente en su pareja.

Ya en la ciudad de Nueva York, donde Audry no ha dejado de rapear ni de escribir canciones, su proyecto ha sido bien recibido. Su talento ha explotado, se nota incluso un giro en su trabajo. “Mascaras”, uno de sus videos más recientes, contiene un trabajo de escritura más cuidadoso, además de que su estilo se nota mucho más oscuro, y también más honesto, que cualquier otra cosa que hizo antes.

–Tengo una escritura –dice Audry– que me sorprende a mí misma porque ya me siento más segura y más madura de decir más cosas. A veces uno no se atreve a escribir cosas que piensa que se escucharán ridículas, pero yo ya me quité el tapujo de artista joven y ya puedo decir lo que se me antoje porque ya me vale madre.

Y a esa maduración que llega a todo artista con el paso de los años, se suma el hecho de que Audry llegó a una ciudad donde la escena hip hop no es la excepción, sino más bien la regla, donde existen los foros y los apoyos suficientes para desarrollar una cultura, donde, a diferencia de su lugar de origen, a los jóvenes que empiezan a rapear no se les ve con estigma.

–El proceso de irme de Puebla –continúa– me ayudó mucho, y también el proceso de autoaceptación como mujer, como rapera, como mexicana. El reconocerme fuera de mi entorno me hizo ser más valiente. Creo que aquí (en México) uno crece con demasiados complejos, tienes que soportar sociedades muy cerradas, verme como Audry en un mundo distinto me hizo darme cuenta de la valía y la fuerza que puedo tener.

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La fórmula para hacer una buena canción de rap está en la preocupación por el lenguaje, un rico léxico y coherencia narrativa. Pero para hacer que una carrera musical de más de diez años no hay fórmula que no incluya una fuerte dosis de trabajo arduo, algo que no remplaza siquiera una serie de buenas casualidades.

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Autor Lado B
Josué Cantorán
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