Lado B
Personas desaparecidas: más que números, historias y rostros
Desde hace cinco años, FUNDEM cobija, orienta y apoya a quienes buscan a alguien ante la indiferencia de un Estado sin cifras, protocolos confiables, ni justicia
Por Lado B @ladobemx
11 de noviembre, 2014
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Fundem Lado B from Mayra Guarneros on Vimeo.

 Jerónimo Villa

@Jerome_Vil

Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México (FUNDEM) es un movimiento de familiares de personas desaparecidas en México y organizaciones de la sociedad civil que acompañan el proceso.

FUNDEM surgió en 2009 en Coahuila con 13 familias que buscan a 21 hombres desaparecidos en el norte de México. Con el paso de los años se fueron uniendo más familias de otros estados, hasta que en 2011 se reconoció como un movimiento nacional.

Existen diferentes vertientes de la FUNDEM en las entidades aunque todas pertenecen a la misma organización. Están por ejemplo la FUNDEJ que es de Jalisco, FUUNDEC de Coahuila o la FUNDENL, de Nuevo León.

Las personas desaparecidas son más que números en México, que el gobierno no se atreve o no quiere reconocer, son personas que tienen una historia y un rostro, que pueden ser nuestros hermanos, hijas, primos o amigas.

Brenda Damaris González Solís. Nuevo León.

Es morena, tiene el pelo negro y largo. Sus labios son gruesos y sus ojos oscuros, cuando sonríe para las fotos irradia una energía muy especial. Es delgada y mide un metro con 70 centímetros.

A Damaris le gusta la música, bailar y cantar. Pasaba mucho tiempo con su familia: con su hijo Iñaki de cinco años, con sus padres y hermanos. Trabajó un tiempo como capacitadora pero luego se dedicó a administrar el negocio familiar.

–Bien lista, de hecho (tenía) su trabajo antes de tener a Iñaki y cuando tuvo a Iñaki (le dieron) la incapacidad. (Luego) Ella renunció a su empresa y no se la aceptaban la renuncia. Y le decían: “No Damaris, mejor te damos otros 15 días”. Así, bien lista -cuenta su mamá, doña Juana Solís.

Damaris aprendió a cocinar porque su mamá le dijo que si quería comer menudo o tamales se tenía que enseñar a hacerlos. También es buena con los números, ella administraba los negocios de la familia; siempre quiso estudiar Contaduría.

Desapareció el 31 de julio de 2011, en Santa Catarina, Nuevo León. En ese momento tenía 25 años y hoy tiene 28, casi 29.

Juan Hernández Manzanares. Distrito Federal.

Es delgado, moreno y alto, con el pelo negro peinado en picos hacia arriba. En las fotografías aún se le ve cara de niño, un poco tímido, con una sonrisita disimulada, aunque con el uniforme de policía federal se ve un poco más grande.

Juan es juguetón y amiguero, a todos lados iba con sus amigos. Organizaba fiestas improvisadas, le bastaban un estéreo para juntar a la gente y bailar. No fuma y no toma.

Le gusta sorprender a su mamá, la señora Patricia Manzanares, a veces llegaba sin avisar a la estética y la llevaba a comer tacos o a comprar ropa. Hablaban todos los días por teléfono y cuando menos lo esperaba entraba al local.

–Era muy amiguero, iba y traía a todos sus amigos, a todas sus amigas y allí en la cuadra donde vivimos ahí se ponían a bailar. O sea era muy querido, muy querido, la gente lo quería -dice su mamá.

Los amigos de Jesús se volvieron amigos de su hermano más pequeño, hasta la fecha lo son de toda la familia.

Entró a la Policía Federal porque cree que alguien debe defender al país, le dispararon una vez e inmediatamente se curó y regresó a la corporación, por más que doña Patricia le pidió que no lo hiciera.

Desapareció el 20 de febrero de 2011 en San Nicolás, Nuevo León. Estaba hospedado en un hotel con un compañero, fue la última vez que se les vio.

Jesús Antonio Mena Contreras. Coahuila.

Tiene el rostro redondo y unos ojos brillantes negros. El pelo corto, oscuro, peinado con gel. Lleva un traje color oscuro, con un corbatín color negro y un chaleco gris, así vistió en su boda, un día antes de cumplir 18 años.

No le gustó estudiar en su adolescencia y dejó de ir a la preparatoria, pero siempre trabajó mucho. Tiene dos hijos, una niña de once años y un niño de cuatro años.

–A él no le gustaba la escuela, él era su pasión dormir. Un día fui a la escuela, ya iba en la prepa, lo busqué y le dije por teléfono que no había ido. Le dije “oyes hijo, ¿dónde estás?” Me dijo “estoy en la escuela”. Le digo “¿en la escuela?, aquí estoy y están ladrando los perros” Y me dice “ay mamá, es que no quería ir”.

Después de un rato se asoció con uno de sus primos para hacer un espectáculo de audio y sonido, de a poco fue saliendo adelante. Es DJ para fiestas y eventos.

Es vanidoso. Cuando iba a casa de su mamá, la señora María Esther Contreras, se veía en el espejo y decía “qué guapo soy”.

Es muy dedicado a su familia, y le gustaba tener el mejor equipo para su trabajo.

Jesús fue visto por última vez el 19 de junio de 2010 en Torreón, Coahuila. Salió a trabajar, le habló a su mamá a las 12 de la noche y luego ya nunca más le respondió el teléfono.

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