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Detrás de las desapariciones están las historias de las mujeres
Madres, esposas y familiares de personas desaparecidas en el estado de NL impulsan la campaña “Detrás de las cifras existen historias”, a fin de recordarle al Estado mexicano que debe ir más allá de registrar los números de desapariciones o decir que la cifra va a la baja
Por Lado B @ladobemx
16 de octubre, 2014
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© César Martínez López

CIMACFoto: César Martínez López

Anaíz Zamora Márquez | Cimacnoticias

@Cimacnoticias 

Madres, esposas y familiares de personas desaparecidas en el estado de Nuevo León (NL) impulsan la campaña “Detrás de las cifras existen historias”, a fin de recordarle al Estado mexicano que más allá de registrar los números de desapariciones o decir que la cifra va a la baja, debe intensificar la búsqueda de quienes aún no han sido localizadas

Con el respaldo de la organización civil Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos (CADHAC), madres de personas desaparecidas enviaron mensajes en video a sus hijas o hijos para hacerles saber, en donde quiera que estén, que su familia espera su regreso y no cesa en su lucha por encontrarlos.

“Tus hijos ya crecieron, están estudiando. Tu hijo mayor ya salió de la facultad y tus niñas te extrañan mucho. Ya tienes muchos sobrinos nuevos que espero que algún día conozcas”, dice en uno de los videos difundido en redes sociales, María Teresa Núñez, madre de Carlos Enrique Ruíz Núñez, desaparecido el 20 de mayo de 2010.

Vía telefónica, Liz Sánchez Reyna, integrante de CADHAC, contó a esta agencia que la iniciativa surgió de las mismas madres, como una forma de catarsis y para expresar todo lo que no han podido decirle a sus hijas o hijos desaparecidos.

Sánchez Reyna abundó en que a raíz de la desaparición de sus seres queridos y ante el abandono de las autoridades, familiares de personas desaparecidas en NL y Tamaulipas se unieron en la iniciativa “Amores”, en la que con ayuda de la organización reciben apoyo emocional cada semana.

En ese sentido abundó en que la política de gobierno en materia de desaparición de personas ha avanzado debido al impulso de las madres y familiares de las víctimas, pues son ellas las que han logrado, por ejemplo, que en NL se reconozca el delito de desaparición y actualmente se cuente con una Ley de Víctimas.

Lo que no hemos logrado –advirtió– es visibilizar que las desapariciones tienen un profundo impacto en la vida de las personas y de sus familias, “y no estamos hablando únicamente de cifras”.

Liz Sánchez agregó que la desaparición merma la condición económica de las mujeres, pues en muchos casos quien desapareció era el proveedor principal de la familia, o contribuía fuertemente al gasto familiar.

Pero además, estos delitos y la ausencia de las personas tienen un impacto sumamente negativo en la salud de las mujeres –quienes quedan como jefas de familia o asumen el papel de exigir justicia y continuar con la búsqueda de sus seres queridos–, pues desarrollan enfermedades como angustia, ansiedad o depresión.

Contó que muchas de las madres que acuden al grupo de apoyo emocional están medicadas para poder controlar síntomas de enfermedades como ansiedad crónica, e incluso hay casos de mujeres que sufren parálisis facial, “lo que también implica un gasto considerable en materia de salud”.

CADHAC tiene un registro de mil 200 personas desaparecidas en los estados de NL y Tamaulipas tan sólo de 2009 a 2012. “Detrás de cada una de esas desapariciones existe una historia, comúnmente encabezada por mujeres muy fuertes que empujan sus casos, pero que viven una angustia permanente”, dijo la activista.

Por ello “desde CADHAC tenemos la esperanza de que esta campaña ayude a sensibilizar, no sólo a la sociedad, sino a los tres niveles de gobierno a entender que no se trata de dar a conocer las cifras, estamos hablando de personas”, concluyó Liz Sánchez Reyna.

Una de las madres dice en unos de los videos de la campaña: “No hemos sabido nada de ti, en una ocasión supe que te vieron; te tengo una noticia: ya eres abuelito”.

Otra de ellas expresa: “Ya son muchos años de no verte, de no abrazarte, de no decirte cuánto te amo; le pido a Dios que donde quiera que estés te cuide, ojala aguín día pueda abrazarte y darte todos los besos que no te he dado en todos estos años”.

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