Agustín Fest (editor invitado)

Una de las dudas que siempre tuve como escritor, en México, es a dónde van a parar las obras que son apoyadas por las becas estatales y nacionales. Ahora que soy becario, puedo responder por lo que he visto en mi generación: Algunas obras serán publicadas, otras serán resguardadas celosamente por el creador de la obra ya que exigen más trabajo que el año estipulado por la beca. Otros escribieron ese año con el dinero y decidieron guardar su libraco para someterlo a concursos.

La beca de Jóvenes Creadores, cada año, provoca discusiones y posturas diversas. Muchas de ellas iniciadas por escritores que tienen poca idea del proceso de selección y de los criterios que hacen de un proyecto merecedor de los fondos. Eric Uribares propuso (e invitó a la discusión en su muro de Facebook) que la transparencia de todo el proceso podría ayudar a los jóvenes que quieran entrarle al ruedo de las becas. Con transparencia, en parte, se refiere a que los jurados expliquen lo que hace que un proyecto sea seleccionado sobre otro. “O porque algún proyecto es rechazado a favor de los seleccionados.” Yo prefiero ser prudente en ese aspecto. Si los jueces sentaran las bases de cómo debe ser un proyecto artístico, perdería libertad y autonomía. En ese caso el creador, y todos los prospectos que deciden pedir la beca, no sólo estaría sujeto a los fondos que le proporciona el Estado (los cuales puede usar con toda libertad) sino también a los lineamientos artísticos del jurado.

De ponerme en los zapatos del jurado siento un poco de vértigo: Mi proyecto, así como el de los jóvenes que presento a continuación, fue seleccionado entre 4000 proyectos (de los cuales podemos calcular que fueron alrededor de 200 proyectos de cuento). Eso mismo me remite a mis tiempos como publicista y productor de casting. Seguramente muchos de los otros proyectos también pertenecían a gente muy talentosa, una selección de ese calibre no debe ser sencilla. Igual, aunque fuera en otro medio y otro ámbito, constantemente tuve que tomar la decisión difícil de escoger a uno entre diez actores para interpretar un papel.

Sería una gran idea que hubiera una especie de galería o inventario, de proyectos literarios apoyados por el FONCA, así como una explicación del destino de estos (si fueron publicados o si siguen guardados). En el futuro, quizás, alguien se dedicará a hacer ese panorama completo de las letras que se apoyaron del FONCA y también, si es valiente, se aventará el paquete de explicarnos qué tanto han influido esos textos, o esos autores, en la literatura mexicana. Mientras tanto, como fui invitado a editar el siguiente número del Cubo de Rubik, decidí presentar a los otros cinco cuentistas que fueron seleccionados para la beca de Jóvenes Creadores, segundo periodo, en la especialidad de Cuento. Sé que es un panorama reducido, y definitivamente no basta para responder dudas enormísimas en cuanto a cómo y por qué unos reciben las becas sobre otro, pero puede verse la calidad de la gente que escribe, así como su dominio sobre los temas y el género que les compete.

Tres de los autores son del Distrito Federal, uno es de Hidalgo y otro es de Guadalajara. Sus estilos y sus temas son variados, tanto el de los proyectos como el de los cuentos aquí presentados. Eric Uribares y Julio Romano decidieron presentar cuentos que pertenecen a sus respectivos proyectos del FONCA, mientras que Adolfo Córdova, Claudia Cabrera y Eduardo Sangarcía prefirieron presentar cuentos ajenos al proyecto, aunque son una ventana clara de sus estilos y de sus temas. Espero que esta modesta edición del Cubo de Rubik provoque curiosidad por estos autores y que, así como yo, el lector decida seguirles la pista en un futuro.

Agustín Fest. Ciudad de México, 1981. Estudió Letras Inglesas en la UNAM. Trabajó diez años en publicidad. Ha publicado en varias revistas: Penthouse México, Venga!, ¿Dónde ir? y en el suplemento cultural de Guardagujas (La Jornada Aguascalientes). Ganador del Concurso Nacional de Cuento José Agustín 2012 por su cuento “Lotófago” y merecedor de una mención honorífica en el concurso de Novela Breve Amado Nervo 2013 por su novela “Dile a tu mamá que se calle” (Ficticia Editorial). Participó en dos antologías post apocalípticas: “Así se acaba el mundo” (Editorial SM, 2012) y “Diarios del fin del mundo” de Recolectivo (Kala Editorial, 2009) y en una antología de cuento breve poblano: “Ficciones en fuga” (3NORTE, 2014). Es parte de Jóvenes Creadores (FONCA) 2013, en la especialidad de Cuento por su proyecto: “Las múltiples vidas de Mateo”. Actualmente radica en Cholula, Puebla.

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