Lado B
Las falacias de un mentado museo
Por Lado B @ladobemx
29 de agosto, 2014
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Ociel Mora

@ocielmora

En términos estrictos uno debería estar satisfecho con el anuncio de que un nuevo museo será construido en tu ciudad.

Los museos son la representación de muchas bondades, todas buenas para el desarrollo de la vida en comunidad y para el fortalecimiento de los lazos de cohesión social.

Son memoria viva.

Pero he aquí que en el caso de Puebla nadie parece estar conforme con la propuesta de un nuevo mueso, salvo gobernantes y empresarios quienes en la soledad de la noche idearon el proyecto, lo impusieron y ahora sabemos que han comenzado sus trabajos.

Hasta donde se sabe, los poblanos lo pagaremos durante los próximos 23 años a una empresa que no se le conoce por nada que tenga que ver con la protección de la cultura, y que se sepa sus ejecutivos tampoco son personas vinculados con ella.

Tampoco el gobernador y su gabinete han destacado por su interés en ella, ¡qué digo!, por su respeto más elemental, como están obligados por la ley.

Así que alrededor del llamado Museo Internacional del Barroco todo es zozobra y sospecha.

Véase del lado que se le vea, insisto, lo que campea es la desconfianza.

Pero digamos que todo esto es secundario, incluso producto de la ignorancia del escribiente.

Que no importa que el estado se endeuda por los próximos 23 años por la indecente cantidad de mil 300 millones de pesos.

Que no importa que el proyecto carezca del respaldo de la población, particularmente la relacionado con el asunto.

Y que los responsables de su ejecución sean unos desconocidos en el mundillo de los museos y los bienes artísticos.

Pero pasemos todo eso a un segundo término.

[quote_left]El prestigio internacional que tiene el Museo Nacional de Antropología no se debe a don Pedro Ramírez Vázquez, autor del inmueble, sino a sus fondos prehispánicos.[/quote_left]

Y convengamos por una vez en que la sociedad no está “capacitada” para entender de esos menesteres superiores que ellos –gobernantes-empresarios– enuncian con la palabra mágica de “turismo”.

Aún así, condescendiendo en todas estas razones “técnicas”, persisten las sospechas. Ahora de otro género.

El gobierno ha presentado como uno de los granes méritos del proyecto el nombre del arquitecto.

Un personaje ciertamente con trayectoria internacional en su campo.

Pero he aquí que a los museos, por lo menos a los grandes museos de historia en México y en el mundo, no son los que son por sus locales.

Así sean los locales más bonitos del mundo, hechos por el mejor alarife.

Los museos se definen por sus co-lec-cio-nes.

Por su obra artística en resguardo o propiedad.

El prestigio internacional que tiene el Museo Nacional de Antropología no se debe a don Pedro Ramírez Vázquez, autor del inmueble, sino a sus fondos prehispánicos.

(Por cierto, este gobierno le debe una explicación a los mexicanos por la destrucción del Complejo Cultural Siglo XXI, una de las obras emblemáticas del recién fallecido constructor).

En términos museológicos el local no quiere decir nada.

¿Cómo estará pensando el gobierno llenar las salas del nuevo museo?

¿De dónde tomarán la obra con la calidad de la grandilocuencia con el que es anunciado?

¿Acaso un museo como el que se propone puede sobrevivir con préstamos?

Y en el caso de que sí, ¿quién pagará los carísimos seguros y los embalajes?

¿Quién garantizará la seguridad de las obras y sus traslados?

¿Acaso sus promotores estarán pensando que el Del Prado les mandará sus fondo así como así?

¿O estarán rumiando comprar Rubens en el mercado negro?

Porque, como se sabe, todo el barroco es del siglo XVII y en su mayoría está catalogado como bienes patrimoniales de la humanidad.

Obviemos también la falta de colecciones propias y pensemos que el gobierno echará mano de su autoridad para desnudar las paredes de las principales iglesias y llenar las salas del nuevo recinto.

Y que a partir de la inauguración del mentado museo, el Ochavo de la Catedral se mude a uno de sus recintos y ocurra lo mismo con las grandes obras de la capilla del Rosario y de tantas iglesias que conservan obras de estilo barroco.

Pero entonces los mayordomos –las estructuras tradicionales de los pueblos– se pondrán en pie de guerra.

 Y eso no.

La otra solución es que el gobierno determiné comprar obra a destajo a los pintores del Barrio del Artista, y entonces sí, Puebla tendrá un museo barroco de primer mundo, como ha sido planeado.

Nota: es altamente preocupante que no haya habido una sola persona que le advirtiera al gobernador que, en efecto, hay un mercado pujante alrededor de los museos, que en efecto engancha turismo de primera clase. Pero que el modelo no es el barroco contrarreformista derrotado hace tres siglos por la Ilustración y la revolución francesa, sino que el modelo a seguir es JUMEX.

Apenas lo puedo creer!!!

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Autor Lado B
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